miércoles, 27 de julio de 2022

LA FÁBULA DEL ROBLE Y LA CAÑA


Siempre me pregunto ¿Qué es mejor: tener un accidente de tráfico en el que llevabas tú la razón o no tenerlo aunque tengas que ceder el paso a un infractor?¿Dejar claro quien tuvo la culpa de algo o encontrar una solución a un problema?

Pues depende. Hay ocasiones en que no hay que dar un paso atrás en la defensa de principios o intereses, pero otras en que lo inteligente es hacerlo en bien de la solución al conflicto..

La cuestión al abordar un problema no consiste tanto en dejar claro quien tenía razón o quien tuvo la culpa, como en resolverlo. Y sin embargo ante cualquier clase de problema hay dos tipos de reacciones y por tanto de personas. Están los "prácticos" y están los "legalistas". Están los que se orientan a solucionar la cuestión y los que se focalizan en determinar quién tiene razón (o mejor dicho a demostrar que son ellos los que la tienen) o quien tiene la culpa. A los primeros les da igual lo que diga la norma pues entienden que esta está al servicio del que la crea, y por tanto lo importante no es quien la cumple o la incumple sino cual es el problema y cómo solucionarlo. Ya buscarán luego responsabilidades, ahora se centran en solucionar el asunto. Ante una disputa o un tema en discusión los unos se preguntan cómo solventarlo y los otros de parte de quién está la ley. Los primeros son personas que rentabilizan su tiempo, que son eficaces, que se orientan al resultado final, que ahorran tiempo y dedicación porque valoran lo que vale. Los segundos dan más importancia a hacer ver que tenían la razón en la discusión aunque esta se encone y no se solvente la cuestión.  Lo importante para ellos es no tanto que el conflicto se solucione tanto como imponer su punto de vista como solución aun a costa de que esta no se admita y por tanto no se resuelva el tema. Los primeros ceden en sus posiciones y son negociadores a cambio del ahorro de tiempo y esfuerzo. Usan sus recursos rentablemente. Tiene claro lo importante. Los segundos se enquistan en lo accesorio y queman sus recursos inútilmente con una alta ineficacia. Aquellos son más prácticos, realistas, moderados, orientados al resultado. Trabajan con el "ser" (cómo SON las cosas). Estos más "idealistas" en el peor sentido del término. Trabajan por modelos, con el "deber ser" (Como tendrían que ser las cosas aunque no lo sean). Tienen a los primeros por pusilánimes en la defensa de sus derechos y se agarran a las normas como elementos sagrados (siempre que les den la razón). Ellos parten de que lo fundamental es defender tu postura y "ganar" la discusión y no tanto lograr una solución satisfactoria y estable. Los primeros son pragmáticos y directos, ejecutivos y gente de acción. Los segundos gustan de hablar antes que de hacer.

Los primeros suelen ser asertivos, positivos en sus formulaciones, relativistas, constructivos, tranquilos y moderados. Suelen tener un ritmo vital más relajado y, en general, ser más felices. En los segundos a menudo vemos enfado y tensión, actitud defensiva, obsesión y pérdida de tiempo que lleva al estrés. Son más competitivos, revanchistas y dogmáticos en sus afirmaciones. No ceden. Se suelen creer en posesión de la verdad. Usan del "Te lo dije" o del "¿Ves como tenía yo razón?" antes de usar el análisis del problema para la búsqueda de la mejor solución. En ellos se localiza frecuentemente un deseo de desahogarse y prevalecer en la discusión antes que de encontrar una solución al conflicto. Y una gran negatividad. A menudo tras esta actitud se oculta un cierto sentido de inferioridad que sale a la luz en forma de rigidez en las ideas y de actitud a la defensiva. Con frecuencia adoptan esta postura para evitar el conflicto que nunca conciben en forma de potencial colaboración sino siempre en términos de enfrentamiento y batalla que uno ha de ganar y otro perder. Se refugiar para ello en la norma como escudo tras el que parapetarse para no tener que interlocutar. Son los litigadores, los haters que pueblan las redes corrigiendo a desconocidos, etc.

Los tergiversadores confunden intencionadamente, con ánimo a su vez de manipular, las posturas y actitudes de los orientados a la solución de los problemas con las de los "apaciguadores" y  falsos pacificadores cedentes de manera gratuita. Negociar en busca de la mejor solución en cada caso no equivale a renunciar a la defensa de tus intereses, sino a actuar inteligentemente asumiendo que nadie va a ganar si no ganan todos un poco. Y su existencia y defensa de su técnica no implica por otra parte que no haya ocasiones en que no deba cederse en absoluto. En términos prácticos suele conseguir mejores resultados, incluso para los propios intereses también, la primera que la segunda postura.

Y todo ello vale igual para el debate político que para una discusión de pareja, para un tema de tráfico que para una cuestión de diplomacia internacional o una venta comercial.

Y ya.

La vecina tiene la música muy alta.
- Hay que poner una queja, no tengo por qué aguantar esto,
 los estatutos de la comunidad me apoyan. Y si no, llamo a la policía.
- Pero.. ¿Le has pedido que la baje?


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