lunes, 14 de marzo de 2016

MIS EGOÍSTAS FAVORITOS


En la noche que me envuelve

negra como un pozo insondable
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma invicta.

En las garras de las circunstancias

no he gemido ni llorado.
Ante las puñaladas del azar
si bien he sangrado, jamás me he postrado.

Más allá de este lugar de ira y llantos

acecha la oscuridad con su horror.
No obstante la amenaza de los años
me halla y me hallará sin temor.

Ya no importa cuan estrecho haya sido el camino

ni cuántos castigos lleve a la espalda.
Soy el amo de mi destino.
Soy el capitán de mi alma.

(Invictus)


Jack London, Karen Blixen, Arthur Rimbaud, Amelia Earhart, Henry David Thureou, Isabella Bird, Reinhold Messner, Adam Worth, Lewis y Clark, Hernán Cortes, Edmund Hillary, Charles Lindberg, Roald Amundsen, Ponce de León, Robert Falcon Scott, Thor Eyerdahl, Malaspina, Elcano, Walter Bonnatti, Neil, Amstrong, Magallanes, Domingo Badía, Richard Francis Burton,..

Biografías que no me canso de leer. Vidas que merecieron la vida ser vividas y que dan para uno y mil libros cada uno por su propia razón. Viajes más que existencias. Personas a las que envidio. Gente que se atrevió. Solitarios pioneros, apegados a nada salvo a vivir la vida, aventureros capaces del sacrificio por la promesa o la esperanza de vivir la vida desde la intensidad, jugadores existenciales, hombres de frontera, mujeres independientes, fieles sólo a sí mismos, protagonistas de sus destinos, desvergonzados, desarraigados, desapegados y a veces desesperanzados. Furiosamente apasionados. Vidas épicas que pagan a gusto el precio de la crueldad, de las acusaciones de asociales, de la brutal mirada salvaje que impone en los ojos estar al límite.. del hambre..de la muerte..de la felicidad extrema. Tragedia en ocasiones. Es el premio por el riesgo, la posibilidad de la pérdida, lo que les hace irrepetibles. Prioridades absolutas. 

Y todos ellos unidos por un mismo vínculo: egoístas ilustres, insignes ególatras..








"Heme aquí en la playa armoricana. Que las ciudades se iluminen en la noche. Mi jornada está cumplida; abandono Europa. El aire marino quemará mis pulmones; me curtirán los climas perdidos. Nadar, pisotear hierba, cazar, sobre todo fumar; beber licores fuertes como metal hirviente - igual que aquellos queridos antepasados alrededor del fuego- 
Regresaré, con miembros de hierro, la piel oscura, la mirada furiosa: por mi máscara, me reconocerán como perteneciente a una raza fuerte. Tendré oro: seré ocioso y brutal. 
Las mujeres cuidan a esos feroces lisiados que vienen de regiones cálidas."


— Mala Sangre. Una temporada en el infierno. Arthur Rimbaud