lunes, 21 de septiembre de 2020

EL PROCESO DE SELECCIÓN


En torno al nivel de exigencia y requisitos para ocupar ciertos puestos
..

- Sara estudia en la Comunidad Autónoma española que tiene uno de los datos de exigencia académica y de resultados más altos de toda Europa.

-Sara estudia en el centro educativo de esa Comunidad Autónoma que acredita cada año estar entre los 100 mejores del país. 

- Sara se deja las pestañas a estudiar durante dos años en tensión por mantener la nota media de sobresaliente. Nótese que digo nota media. Eso significa que no puede relajar ni un solo examen de ni una sola asignatura durante dos cursos consecutivos.

- Sara tiene diecisiete años. Al finalizar ese periodo en que ha conseguido no bajar a notable ni una sola vez hace un examen supuestamente igual para todos los estudiantes, aunque en el caso de Sara lo hace en la Comunidad Autónoma que tiene fama de ser más la dura de España con ese examen comparada con otras (Está acreditado por el número de alumnos que la hacen en su distrito universitario que se quedan fuera de sus facultades y universidades porque estudiantes de otras Comunidades Autónomas tienen mejores notas y vienen aquí a estudiar finalmente).

- En ese examen obtiene una de las 2000 mejores notas del país (en un examen en que se presentan a la vez más de trescientos mil estudiantes en su misma convocatoria).

-Tras ello Sara se presenta a un proceso de selección para entrar a cursar unos estudios determinados. Es, como van a ver ahora, el proceso de selección más duro de todos los que se dan en España.

- Por si no lo supera se matricula en previsión en el doble grado universitario más exigente de España pues por suerte la nota le da para ello. A este doble grado al que se apunta por si acaso, optan en total en toda España un máximo de 30 personas. Ella puede hacerlo por su nota.

- Comunican a Sara que ha sido admitida en el proceso de selección al que se presentaba y es citada a 300 kilómetros de su casa en una fecha próxima para la primera de las 20 pruebas de las que el proceso se compone. Cada una de esas pruebas es eliminatoria. Es decir; si se falla en una de ellas se sale automáticamente del proceso. 

- En la primera prueba, que empieza a las 7 de la mañana por lo que hay que hacer noche en una ciudad extraña en un hotel para estar allí fresca a la hora de la cita, comprueba que como ella, han sido admitidos otras 2600 personas con las que se tiene que medir.

- Las pruebas de ese día (insisto; eliminatorias cada una de ellas) son físicas y consisten en demostrar un estado físico que no tiene el 60% de las personas de su edad. Ha de correr 1000 metros por debajo de un determinado tiempo, nadar un recorrido en las mismas condiciones, rebajar cierta marca de velocidad en 60 metros, etc. Para seguir en ese proceso de selección ha de acreditar no solo un altísimo nivel académico sino un estado de forma significativo. A muchos ya ese día se les comunica que deben abandonar el proceso de selección. Ella las pasa.

-Al cabo de diez días Sara ha de hacer el segundo bloque de pruebas eliminatorias. Igualmente ha de ir el día anterior para estar a la hora citada a primera de la mañana en las instalaciones donde se llevan a cabo. Ha de acreditar un nivel de inglés y luego, si pasa el examen, superar un examen psicotécnico.

-Pasadas todas esas pruebas es citada para una semana después al último bloque de pruebas. También son a primerísima hora de la mañana. Se extienden durante dos días tal es su minuciosidad. Estas son las más duras y lo sabe. Conoce que hay un altísimo índice de "no aptos" en ellas. Está nerviosa por ello ese día. La plaza para la que se presenta exige un estado de salud privilegiado sin un solo defecto o patología significativa. Son las pruebas médicas, psicológicas y psiquiátricas. Cree estar en perfecta forma pero sabe que esta es la revisión médica más exigente de España en este tipo de procesos y que no hay ni un solo ejemplo de otro proceso de selección en el que se exija ese nivel médico en todo el país. Media dioptría de más, un soplo que hasta ahora desconocía, una escoliosis que no era muy marcada, algo que no sabía que estaba en sus análisis de sangre.. y se acabó.

- Lo más duro con diferencia son cada una de las pruebas eliminatorias de habilidad espacial, de reflejos, de reacción, de estrés.. y tras ellas las entrevistas personales con psiquiatras y psicólogos que indagan en su personalidad en busca de excusas para quedarse sólo con los mejores y eliminar cualquier minucia de duda acerca de la idoneidad del aspirante..

- Un buen día, después de dos meses de empezar el proceso, comunican a Sara que es APTA y ha superado todas las pruebas... Mucha gente, gente muy válida, ha quedado por el camino. Eso no la da acceso automáticamente a una de las pocas plazas convocadas sino solo a que se tenga en cuenta su nota de la EBAU, pues de entre quienes han conseguido superar todo (a esas alturas ya son sólo unos 90 de los que empezaron) entran únicamente las 60 mejores notas.

- Por suerte Sara está entre ellas. Entra con el número 15 de los 60 elegidos. Hay 30 participantes como ella en el proceso de selección que habiendo superado todo lo anterior se quedan fuera porque su nota sólo es de ¡sobresaliente bajo!

- Por ello es convocada para una fecha a 700 kilómetros de su casa y su familia un día a una hora en una instalación que desconoce, dirigida por personas extrañas, rodeada de otros como ella con la misma expresión de perdidos y en la que rigen normas duras a las que no está acostumbrada (Nadie lo está hasta vivirlas dentro). Ese será su hogar los próximos años si todo va bien, que está por ver todavía. Pero está contenta de su logro. Es lo que quería y eligió.

- En realidad no tiene nada ganado. Al contrario. Empiezan ahora el mes más duro de su vida hasta esa fecha. Ni se imaginaba lo que iba a venir a continuación aunque se lo hubieran contado. Pasa a llevar a cabo durante esas semanas siguientes una rutina diaria que tiene por objeto declarado más o menos oficiosamente detectar a los 9 o 10 menos aptos de esos 60 para sacarlos del proceso. En esos días se sufre. No es una forma de hablar. Es duro. Hay que soportar cosas que le hacen preguntarse a menudo `¿Qué necesidad tengo de estar aquí?´ Esa es la idea. Hacerles dudar. Se somete a los aspirantes a ejercicio físico constante, horarios extenuantes, tensión, exigencias de memorización sin razón de ser solo para ponerlos en su límite de aguante, soportan ejercicio agotador a altas temperaturas, de noche, despertándoles por sorpresa, revisiones aleatorias, sanciones y castigos que parecen al observador externo completamente arbitrarios, pruebas, órdenes, gritos, falta de descanso, más tensión, incomodidad, dificultad para la higiene adecuada a la que cualquiera está acostumbrado, interrupción del sueño, etc. Es el sistema contrastado durante años para quedarse finalmente con los mejores. Está probado. Si te quedas es que tienes la capacidad de superar el estrés y soportar la tensión que luego vas a necesitar a los mandos de un avión o al frente de un grupo de hombres y mujeres en acción, reúnes lo que hay que tener.. para empezar lo que viene luego. De esta manera gente que ha superado todo lo anterior termina renunciando a su plaza por no aguantar el ritmo impuesto y exigido en esas días. Es sin duda la prueba más dura. La que recordarán toda su vida quienes consiguen superarla. Llegados a este punto los seleccionados que han superado todas las pruebas ya son en torno a 50.

-Y así, cuando Sara acaba y por fin puede decirse que se ha integrado en la plaza a la que optaba y superado por completo el proceso de selección, a lo que tiene derecho no es a ningún premio, sino a empezar a estudiar a los pocos días en un régimen de internado lejos de su familia los próximos cinco años; a hacer un doble grado de estudios con un programa académico muy exigente. Uno además en el que te juegas la vida literalmente (por desgracia ha habido alumnos que la han perdido recientemente en el proceso formativo).

- En esos años se estudia, mucho. Son dos carreras a la vez. Apenas se sale, el régimen es estricto. Hay además que mantener un altísimo nivel de forma física y otros condicionantes.

- Luego en los primeros días de clase del tercero de los cursos de esas carreras que ha de hacer simultáneamente se subirá a un avión y tendrá trece oportunidades para demostrar su valía y continuar en la carrera, trece prácticas de vuelo, antes de que sus instructores consideren que está lista para la suelta y pueda volar sola, y consiga así las alas de piloto del ejército del aire por las que se embarcó en esto años atrás. Si en esas prácticas no lo logra, o no acredita una suficiente "aptitud de vuelo" seguirá sus estudios hasta acabar, pero ya no como piloto. No todos lo logran. Según las cifras un 15% de ellos no lo hace. 

- A los cinco años si todo ha ido bien Sara acabará sus estudios. Hablará otro idioma con soltura, se habrá formado en formar equipos y liderarlos. Será ingeniera, y oficial de ejército del aire, y piloto de aeronaves. Y empezará una vida vocacional y sacrificada, no extraordinariamente bien pagada pero apasionante por la que habrá merecido la pena todo lo vivido. No conozco a nadie que esté en esa situación y piense lo contrario.

Este es el proceso de selección que habrá tenido que atravesar Sara para cumplir su sueño, uno que exige un altísimo nivel en todos los ámbitos: académico, físico, médico, psíquico, etc. Seguramente (a mí no se me ocurre otro con qué compararlo) el proceso de selección más completo y exigente de España por la multiplicidad de facetas que exige y el alto nivel en todas ellas.

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La ministra de asuntos exteriores de ese mismo país, la que decide las principales líneas de la política exterior de España, dejó la carrera sin acabar. Había que elegir. Todo no se podía abarcar. O atendía las ingentes horas de dedicación que exigía su cargo como vocal de las juventudes de su partido en su provincia (como organizar los asientos de detrás del presidente en los mítines para la foto y fotocopiar carteles), o estudiaba. Y, claro, no había color. Lo del partido era más rentable con diferencia.

El ministro de defensa, el que decide donde se despliega Sara en misiones en las que se juega la vida, mintió en su curriculum al asegurar haber hecho un curso postgrado que en realidad no había hecho. Su paso por cierta universidad deja además posos de sospecha en cuanto a su expediente académico. Eso sí, desde los 20 años ha ocupado siete asesorías (para ninguna de las cuales reunía suficiente cualificación) y una concejalía en la oposición en una ciudad mediana. Siempre se dijo de él que era "un hombre del partido" como mayor aval para su progreso en política.

Ninguno de los dos tiene el más mínimo recorrido laboral, ni estudios acordes a su área de responsabilidad, ni cualificación. Ninguno de ellos ha dirigido antes equipos, recursos, personas, medios, ni tiene experiencia en gestión de ningún tipo, ni ha acumulado experiencia en base a trabajos, ni le respaldan éxitos o fracasos de los que haya aprendido. Pero en ambos casos el proceso selectivo ha vuelto a funcionar llevando a lo más alto de la cúpula de decisión y responsabilidad a los menos preparados, los más "de la cuerda del jefe", los que menos se quejaron y menos guerra dieron, los que se mostraron más dispuestos siempre, los que siempre estuvieron prestos a sacrificar por su carrera política su ética por el camino. Los dos cobran sueldos mensuales por encima de los 8000€ y al acabar tienen reservado ya un asiento en un Consejo de Administración para cobrar millonadas sin hacer nada y dar conferencias.

..quod erat demostrandum...

Y ya.