viernes, 22 de mayo de 2020

EL EFECTO "K´MONSËNS" (MÓNTESE SU PROPIA PELÍCULA -IKEA-)


- Mira; un atajo.
- Pero no te puedes meter por ahí. Es dirección prohibida.
- ¡Bah!
...
- ¡Alto, policía!.. ¿No ha visto que era dirección prohibida?
- Ya bueno.. pero es que vivo ahí mismo.
- Aquí tiene usted.
-¿Me va a multar?
-Así es.
...
- Joder menudo nazi ¿No te ha parecido?
- No, ya te lo dije...

- ¡Flipo contigo!.. pero bueno ¿Tú de parte de quien estás?"


¿A que no era esto Thomas Payne?
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Te voy a ahorrar trabajo. Cabréate conmigo directamente sin preguntar y nos evitamos los pasos intermedios, porque no sé que pasa últimamente que no hace más que reproducirse en mi vida (en relaciones personales, en redes,..) el siguiente esquema:

a) Alguien se propone hacer algo erróneo y lo tiene decidido.Gente que tiene una idea equivocada a todas luces y está tan convencido de que está en lo cierto que no concibe que pueda ser de otra manera. Personas que no ven el error que cualquiera vería y no solo eso sino que entiende que su visión es la correcta sin dudarlo. Para él/ella es lo lógico, es de sentido común lo que dice o piensa .. mientras yo le escucho exponerlo y pienso ¿Pero qué dice? En los casos más extremos -mucho más frecuente de lo que creemos- presume incluso que la norma dirá lo que él/ella sostiene dado "que es lo más normal"

b) Va y lo hace en la presunción de que dado que él lo cree es que es lo correcto y si alguien piensa lo contrario está equivocado y por tanto su opinión no le merece la pena. Con un par. Sin consultar a nadie. Sin pararse a pensar. Sin dudar en absoluto de sí mismo... y que salga el sol por Antequera..

c) Alguien le hace saber que se ha equivocado o le plantea su posible error, o una vez en marcha su idea cae en la cuenta de algo en lo que no había caído (Y es esa razón de que no fuera una buena idea que era evidente para cualquiera)

d) Inexplicablemente se asombra y sorprende. Le suenan las alarmas.. por primera vez se plantea que igual la ha cagado y por primera vez se para a pensar en las posibles consecuencias de su acto o decisión.

e) Me consulta quién tiene razón en la evidente esperanza de que se la dé a él/ella y que le dé argumentos a favor de su decisión.

f) Le digo mi opinión que evidentemente coincide con quien le ha llamado la atención (Que lo prohíbe la ley, que tiene muchos problemas hacerlo así, que tiene consecuencias en las que no había caído, etc.) -A menudo incluso simplemente recordándole que ya se lo dije antes de que lo hiciera y aún así decidió continuar-

g) Se cabrea conmigo usando una de las siguientes fórmulas:

1.- Nunca me apoyas. Nunca te pones de mi parte.
2.- No colaboras nada. No me ayuda tu actitud.
3.- Tu actitud es muy negativa. No ves más que los obstáculos. Eres un pesimista.
4.- Es que si nos ponemos tan tiquismiquis nunca vamos a hacer nada.
5.- Eres un aburrido
6 - Pues me da igual. Los equivocados son ellos.

h) .. Y en los casos más absurdos (y también bastante frecuentes)..se desentiende del tema y espera que yo lo arregle! 

Y ya. 

miércoles, 6 de mayo de 2020

SEMBLANZA DE PERSONAJE PARA UN RELATO EN BLANCO Y NEGRO

El simbolismo de 'El matrimonio Arnolfini' de Van Eyck va mucho ...

Estaba construida, como lo estamos todos, de grandes contradicciones. Una de las suyas era en apariencia la necesidad de reconocimiento, pero ella sin embargo no la tenía por tal sino antes veía en quien presumía de carecer de ese rasgo o lo consideraba una debilidad, una cierta forma de psicopatía..

Tras aquellos ojos cansados había muchas horas de vuelo y sin embargo también vivía en ellos la capacidad de sorprenderse y quedaba un rescoldo de la curiosidad que en otros tiempos fue la gasolina que los dio vida. La madurez había conquistado su cuerpo y estaba en esa edad en que miras atrás recordando.
Dios le había dotado con una reconocida dosis de sentido común. Era, de lejos, una de las personas con la visión más clara sobre la realidad que yo hubiera conocido nunca. A pesar de ello no era dogmática. Daba gusto oírle explicar algo. Lo que para los demás era difícil de entender, y más de explicar a otros, para ella era sencillo. Tenía un don para aclarar lo nebuloso. Te hacía ver claro con facilidad algo que hasta el minuto anterior era arcano y oscuro. Era sumamente didáctica y hacía fácil de comprender lo complejo. Creo que su truco residía en que ella era capaz de ver sólo la esencia de cada cosa despojada de lo accesorio, de la etiqueta presunta y del prejuicio que a los demás nos cuesta tanto. 
Era tranquila hasta poner nerviosos por ello a cuantos la rodeaban. Era moderada en sus opiniones y en la manera de exponerlas. Hasta el punto de que su serenidad pasaba por actitud pusilánime. Había quien no entendía cómo podía no enfadarse ante lo que a ellos enfadaba. Elevó a arte el chiste del que no discute nunca y acaba diciendo "Vale.. pues no será eso". Flexible ante el viento sin renunciar a estar firmemente plantada.
También sus esfuerzos por atenerse a sus principios personales de empatía, verdad, justicia y honradez la hacían quedar a menudo como excesivamente tibia en sus opiniones al no desmarcarse con las radicalidades que solemos los humanos a veces. No había forma de clasificarla como de los tuyos o de los otros y eso generaba incomodidades. Era justa y ecuánime. Y a menudo queremos vernos en el espejo de los otros y no sentirnos mal, por lo que esa forma de ser no ayudaba y era tenida por incoherente a veces y de distante y arrogante en otras ocasiones.
Aunque carecía de la más mínima ambición tenía un fuerte sentido del deber y la obligación, y un código moral estricto que se auto exigía. Aquello había conformado una ética del trabajo rayana en la obsesión por la profesionalidad y la excelencia, de las que no admitía la más mínima duda so pena de verte retado en duelo. Odiaba por encima de todas las cosas la incompetencia.
Se recreaba en la belleza que admiraba. Paladeaba la hermosura extraída hasta de la tristeza y era consciente del instante y de la fortuna que en ella se había dado cita. Tenía una pena atea por no tener a quién agradecérselo. Carecía de egoísmo e interés personal. Los abominaba. Era como el daltónico enfadado. Como si le hubieran extirpado ese gen y lo odiara en los demás al no entender lo que se siente. Por encima de ellos estaba su sentido de lo correcto, lo verdadero, lo honesto.. aunque ello le supusiera perjudicarse o dañar a los suyos (lo que a veces había pasado). No podía evitarlo. Se veía atraído por la justicia como la polilla a la luz. No sabía callar sus opiniones cuando se veía ante la arbitrariedad o la falsedad. Era sin embargo práctica en extremo y orientada a los resultados. Arrumbaba a un lado lo que no le ayudara a conseguir sus metas teniéndolo por prescindible y accesorio. No estaba dispuesta a llevar en su mochila nada que no fuera importante a sus ojos. Atravesaba, no obstante, por un momento de desilusión personal que le impedía tener nuevos objetivos ni plantearse proyectos. 
Era inteligente, que duda había de aquello, pero carecía de algunas habilidades emocionales que lindaban con suaves formas de sociopatía. Ella lo llamaba introversión y reducía a círculos minúsculos los de sus amistades. Estaba orgullosa de aquella selectividad aunque se sentía desgraciada por la carencia de afecto que había que pagar a cambio.

Se esforzaba en una forma compleja de humildad en el trato mientras que no renunciaba a un elitismo intelectual altivo, por lo que no podía evitar que resultara impostada. Se notaba demasiado. Como si tratara de disimular una superioridad asumida mezclándose entre los simples, pobres de nosotros, regalándonos su preclara visión el mundo con pequeñas sentencias dichas en voz queda. Y no podía evitar, aunque dijera que lo intentaba, esa vena de sutil correctora ética de quien se cree en el fondo mejor que los demás y anda a cinco centímetros sobre el suelo predicando moralejas desde el púlpito de su ejemplo de vida o sus opiniones. 
Disponía además de una asombrosa memoria que la permitía pasar por culta a base de citas y referencias ajenas. Aquello no ayudaba a caer simpática, pues era petulante y pedante hasta extremos insoportables para algunos. Decir lo contrario sería mentir. También era poco coherente a veces. Como lo somos todos. Pero no se le perdonan sus incongruencias a quien con sus andares pregona su ascendente ético sobre el vulgo. Como es lógico. LLevaba años intentando aprender a sobrellevar esas opiniones ajenas. Aún no lo había conseguido del todo.
Tenía una curiosa mezcla de seria e irónica. Sin maldad, pero sutil y fríamente planificadora. Quien la conocía sabía que su cerebro funcionaba a mil por hora y que no daba puntada sin hilo. Era manipuladora sin ser malvada. Se divertía con aquella habilidad. Para ella era como un juego, una especie de apuesta personal, hacer que otros hicieran lo que ella quisiera o se sintieran como ella decidiera que debían sentirse. No usaba ese poder para nada malo, pero lo usaba con frecuencia en dosis ni letales ni inofensivas.

Conocerla te dejaba el poso de haber estado con un viejo maestro, uno de esos sabios callados que hablan bajo y sus susurros son anotados como sentencias por sus discípulos sin que él los haga por eso.. ese al que sorprendes con una sonrisa en la comisura cuando cree que nadie lo ve al haber ganado una discusión con un comentario sutil pero humillante que todos perdonan porque creen que no era su intención.


-El selfie de los Arnolfini-