viernes, 25 de febrero de 2022

RUSIA ATACA UCRONÍA

Lo de Ucrania está siendo tan irreal que no nos damos cuenta de lo real que es.

Nuestros cerebros y conceptos europeos se habían estructurado en la nueva tranquilidad que había traído la comodidad del virtual siglo XXI. En ella la noción de guerra clásica era impensable. Era solo un recuerdo lejano de cosas que pasaron a otros en otros siglos. Pantallas de un videojuego que solo sucedía en animaciones digitales en la videoconsola. Imágenes en las que la sangre no podía manchar. Noticias con las que hacer titulares del mundotoday o memes. Arrumbamos al trastero de la historia lo de Serbia como último cliché de algo que nunca volvería a suceder en nuestro mundo cercano. El mundo, al menos el civilizado, el nuestro, otra cosa eran los sitios lejanos, ya se regiría para siempre por la diplomacia y el dialogo. Esa lección al menos sí la habíamos aprendido. El dinero mandaba y el dinero no quería sorpresas ni incertidumbres. Ya no había frentes para la guerra fría. El capitalismo había vencido. Ya no habría nunca más enemigos sino competidores comerciales.
Y llega el hijolagranputa de Putin y nos despierta de ese sueño. Y da la razón a Pérez-Reverte que nos lleva recordando años que la nuestra no es la realidad, que la realidad es la guerra. Que lo extraño es la tranquilidad, tomar cañas. ir al trabajo, jugar con los nietos. Que lo normal en la mayor parte del mundo es esconderse de las bombas.
Y miente el asesino para justificar sus actos viles, como antes todos los tiranos, respaldándose paradójicamente en la misión sagrada de detener un genocidio y en supuestas liberaciones de poblaciones oprimidas (sic), y dice que son las suyas operaciones quirúrgicas limitadas estrictamente para evitar los daños colaterales, y focalizadas únicamente en los territorios de Ucrania que le son afectos..
..pero lo que vemos, como en todas las guerras, son cañones bombardeando poblaciones civiles y niños llorando...
..que no es un futurible, cosas que pueden pasar si nos descuidamos. Que está sucediendo. Ahora mismo. Mientras escribo estas líneas. Gente para la que hasta antes de ayer la vida era como la mía e iban a sus trabajos normalmente o al colegio, o a su hobby.. están muriendo en luchas cuerpo a cuerpo por las calles de las ciudades. Están dejando sus tareas cotidianas, sus aficiones, sus hobbies, sus redes sociales, sus amigos, sus trabajos y sus familias, para coger un fusil e ir a morir a alguna zanja extraña para defender su país contra un enemigo mil veces más fuerte. Calles por las que se paseaba o circulaba de camino a alguna cuestión ordinaria cada jornada, parques, puentes y carreteras que alguien conocía y pisaba a diario son hoy huertos de agujeros y cascotes. Que no es un videojuego..

..No hago más que leer en redes comentarios como "Esperemos que no vaya a más y no haya una guerra", "Ojalá no desemboque en una guerra"... Evidentemente lo que estas personas están queriendo decir es "Ojalá no llegue aquí", "Esperemos que a mi no me afecte" porque.. ¿Qué otra cosa sino una guerra se ve por las noticias?
Rusia HA INVADIDO POR LA FUERZA otro país. Punto. Y eso significa muertes, destrucción, huida, refugiados huyendo con lo puesto, violencia y miedo,.. del de verdad, no el de las pelis.
Sin motivo alguno ni declaración previa de guerra, ha iniciado una agresión ocupando por entero un estado independiente y soberano MATANDO a sus pobladores que se oponían a su paso. Sus tropas ASESINAN fríamente a inocentes indefensos.
Ha cometido la mayor de las violaciones del derecho internacional que quepa concebirse. Ha hecho lo mismo que Hitler hace 83 años. Sin una coma de diferencia. Por menos USA entró en la guerra mundial tras Pearl Harbor. La única diferencia es que Ucrania no está alineado ni es aliado de nadie.
No es algo que puede pasar. Es algo que ha pasado. Que está pasando en este instante.
Cuanto antes salgamos del letargo que facilita la distancia y ver las imágenes en una pantalla, antes caeremos en las dimensiones del horror. Eso, señores, es la guerra. Y esto que vemos es una.

sábado, 12 de febrero de 2022

INVITE A ESOS SEÑORES A LO QUE ESTÉN TOMANDO

Hay gente a la que la ley debería obligar a vestir algún elemento distintivo sobre la ropa para que los demás supiéramos quién son cuando nos les cruzamos por la calle.

Como el hombre aquel que en los 90 circulaba por Madrid buscando dónde aparcar y vio a tres tipos en actitud sospechosa subirse a un coche mientras oía por la radio que se acababa de cometer un atentado de ETA en las proximidades. Y que renunció a lo que estaba haciendo para seguirles, jugándose la vida y que le detectara gente que entrena para evitar seguimientos, y que en un semáforo se bajaran por los dos lados del vehículo y le descerrajaran seis tiros a través del parabrisas. Y que mientras lo hacía hablaba con la policía y les iba dando indicaciones de por dónde iban y logró con ello su detención.

O como el padre de Ignacio Echeverría, el héroe del monopatín de Londres que murió defendiendo a una mujer en un ataque yihadista.

O como las hijas de los dos policías que en su día libre paseaban por el paseo marítimo y al ver como un golpe de mar se llevaba a un paseante se tiraron al mar para no volver nunca.

O el hijo del gendarme francés que se ofreció para ser intercambiado por un rehén en un supermercado y acabó muerto por el terrorista acorralado.

O el comandante Franco, que estando en una piscina de un hotel que fue atacado por terroristas islamistas, defendió descalzo con un arma sin apenas munición que un oficial polaco no se había atrevido a usar, a los civiles hasta que llegaron a rescatarlos.

O aquel anciano que se interpuso entre el agresor y la mujer a la que este agredía y estuvo en coma un mes por el golpe recibido.

O tantos otros..

..Al verlos entrar en el bar en el que estamos con nuestros hijos tomando una caña o en un restaurante con nuestra familia comiendo, los españoles de bien nos pelearíamos entre nosotros para adelantarnos en el honor de invitarles a lo que estuvieran tomando. Y no pagarían una sola caña el resto de sus vidas.

-----------------   

Estaríamos en una mesa, o al final de la barra.. y les veríamos entrar con su distintivo. Y varios de nosotros, con disimulo, le haríamos una señal al camarero. Y este atendería a uno de los que hubieran hecho el gesto, que a veces sería yo.. Y le diría..

- Por favor. Invite de mi parte a esos señores a lo que estén tomando y me dice a mi lo que se debe.

Y luego, ellos y yo, nos miraríamos ligeramente por un segundo. Y, por educación, para no molestar ni ser invasivos, no habría palabras. Yo alzaría un poco mi copa de vino y ellos con naturalidad y sin aspavientos agradecerían el gesto asintiendo a pesar de estar acostumbrados.

Y acabaría y no habría nada más

EL PROCESO (RASHOMON STYLE)

Uno 

- ¡Alto, policía! - Oyó Jorge mientras rebuscaba en la parte de atrás de su furgoneta de reparto tratando de localizar el paquete de la siguiente entrega.

Vio inmediatamente como se abría un pasillo humano formado al apartarse por la gente que ocupaba la ancha acera y que venía a desembocar en él. Y luego sintió acercarse corriendo hacia donde se encontraba, al individuo que provocaba aquel movimiento en los paseantes. Tardó unas décimas de segundo en hacerse cargo de lo que estaba sucediendo ante sus ojos. Lo que tardó en ver a la policía que había gritado, torciendo la esquina a la carrera aun con el casco de la moto puesto. Sin pensarlo se interpuso en el camino del sujeto al contrario que sus convecinos. El choque fue fuerte pero logró impedir que se zafara de su abrazo justo el tiempo necesario. En menos de un minuto otras manos le libraban del peso alzando esposado al tipo malcarado que le miraba con rencor.

- !Y tú ..¿a qué te metes, gilipollas?- le espetó sosteniéndole la mirada retador mientras le ponían de pie dos policías.

Por su pómulo corría el fino reguero de sangre que brotaba de la brecha producida al golpearse contra la puerta de la furgoneta en el forcejeo.

- Gracias por su colaboración- dijo una voz de mujer sobre su rostro mientras su dueña le ofrecía una mano enguantada para ayudarle a levantarse. El rostro estaba enmarcado por el casco que denotaba su profesión.

Luego de preguntarle si se había hecho daño y asegurarse de que estaba bien, la policía municipal se giró hacia los curiosos y transeúntes, tomó los datos de varias personas presentes incluido él mismo, se dirigió donde había dejado la moto, se subió en ella y se fue.

Dos:

Los peatones ocupaban las aceras aquel día de horario comercial en la calle. Era día de paseo. Ana formaba parte del mar de piernas que desde su altura de niña de cinco años veía sentada en el carrito que empujaba su padre. De pronto algo sobresaltó la tranquilidad de sábado por la mañana en ciudad de provincias de tamaño medio. El animal que era aquella masa informe de desconocidos se volvió en sus decenas de cabezas. Un grito generó la alarma. Una voz de mando. Una orden seca dada por una voz femenina. 

- ¡Alto, policía! - Se oyó.

El grupo, miedoso, se abrió instintivamente para dejar paso. Ana quedó en primera fila para ver lo que sucedía en el interior de aquel pasillo humano. Ante sus ojos como una exhalación pasó corriendo un hombre y luego tras él a los pocos metros dos policías también a la carrera. No entendía lo que estaba sucediendo a su alrededor. Aún no tenía edad para hacerse una composición de lugar correcta. Lo que siempre recordará fue lo que la extrañó que los dos motoristas con uniforme azul, uno con coleta, ambos con pistola al cinto, casco y guantes, fueran corriendo en lugar de sobre sus motos.

Tres:

- Diremos que no lo oíste. Que tu estabas corriendo tus seis kilómetros diarios -. Dijo el abogado.

- Eso no se lo va  a creer nadie -. sostuvo el chorizo -. Todo el mundo en la calle oyó bien claro como la tipa aquella gritaba "¡Alto, policía!"

- Pues a algo nos tenemos que agarrar -.Respondió el letrado -. ¿Te han mirado esa herida?

- Si. Ha sido lo primero que han hecho. Llevarme a la sala de curas y limpiar la brecha. Un médico me ha puesto una venda. Ninguna queja con eso.

- Mmmmm.. bueno.. eso lo veremos.. Déjame a mi.

Cuatro:

El domingo descansaba. Jorge estaba viendo un partido esa mañana. El timbre del telefonillo del portal sonó. Se levantó extrañado para ver quien era un día tan raro a esas horas.

- ¿Quién es?-.Preguntó

- Policía municipal-. Fue la respuesta.

Presionando el botón, Jorge abrió la entrada de la calle que daba acceso al edificio pensando que la visita tendría que ver con los sucesos del día anterior. Quedó junto a la puerta abierta de su casa esperando que el ascensor llegara al piso. Sus sospechas se confirmaron cuando de este salió la agente que le había tomado los datos el día anterior vestida con el mismo uniforme.

- Buenos días- Saludó, dando la bienvenida a la policía..

- Buenos días -. Recibió como respuesta -. Le traigo una notificación -. Dijo ella fríamente como si no le conociera de nada.

- ¿Una notificación? - preguntó en alto extrañado mientras su mente intentaba encajar las piezas -. Será una citación como testigo o algo así - Se dijo.

- Una denuncia. Por lesiones . Dijo ella -. El detenido le ha denunciado. A veces lo hacen. Buenos días -. Se despidió tras entregársela y operar en una maquinita para dejar registro de la transacción dejando a Jorge estupefacto en el dintel de su domicilio. Luego se giró, se metió de nuevo en el ascensor y las puertas se cerraron. No se había llegado a quitar el casco ni los guantes. No había pasado ni un minuto desde que el timbre había sonado.

Jorge recuerda que le pareció todo rocambolesco y que pensó que merecía una explicación más detallada que el acto meramente administrativo al que acababa de asistir. Y que pensó en gritar algo para que ella volviera y poderle así preguntar algo .. solo acertó, confuso, a gritar:

"¡Alto, policía!"

Quinto:

- Que sí, que sí, letrado. Si entiendo perfectamente lo que me está queriendo decir - Dijo el juez -. Pero haga entender a su cliente que se trata de dos casos distintos.

- Si yo lo intento señoría -respondió el aludido -, pero me entenderá usted también a mi si le digo que para el profano no es sencillo de entender nuestro sistema procesal.

- Pero cómo no le voy a entender. Si a veces me cuesta entenderlo a mi -sentenció socarrón su señoría.

Tras la vista preliminar Jorge y su abogado se dirigían a la salida del edificio de los juzgados.

- ¿Y que tal cree usted que ha ido? - preguntó el repartidor tímidamente.

- Bien, bien.. yo creo que no hay de qué preocuparse - contestó.

- Estoo.. y otra cosa.. que aún no hemos hablado.. ¿esto cuanto va a costarme?.. quiero decir.. ¿usted cuánto me va a cobrar?

- No se preocupe de eso ahora.

- ¿Eso qué quiere decir?

- ¡Hombre, entenderá que yo no vivo del aire!

- Ya, pero... yo me he visto envuelto sin quererlo ni beberlo.

- Y necesita ahora representación procesal. Así funciona.

Mientras la pareja salía, fuera en la calle, al pie de los escalones de la justicia la gente paseaba llenando la acera en aquel día soleado. Por un momento se detuvieron juntos en el mismo dintel de la puerta de entrada ocupando todo el espacio mientras se ponían las gafas de sol y el abrigo para disponerse a salir a la acera. El abogado saludó al guardia civil que se encargaba del detector de metales. De pronto una voz sonó desde dentro del edificio.

"¡Alto, policía!"

Jorge se dio la vuelta sobresaltado y pudo ver venir hacia él a un sujeto esposado que corría como alma que llevara el diablo. Para salir necesariamente tenía que pasar por donde él se encontraba.

...

Y ya.