Nadamos en datos hasta ahogarnos y a menudo no valen de nada. Se han convertido en objeto de deseo y son un engaño. Se nos repite el mantra de que una decisión no basada en datos no es objetiva ¿Y qué si no lo es mientras sea correcta y justa? Me fío mil veces más de la impresión de un alma tranquila y en paz con su conciencia, del sentido común de un sabio, de la temperancia de un colegio de hombres buenos, del parecer de un honrado.. que de mil encuestas.
Nos seguimos chocando contra el muro de nuestro error. Los datos han demostrado mil veces ser equivocados, interesados y manipuladores. Excusas de quienes quieren manejarnos. Respaldo únicamente de tesis decididas de antemano, buscados en las minas de los suyos evitando las vetas que llevaran en otra dirección. Los datos son fríos y solo sirven a hipótesis tan anteriormente formuladas como previamente decididas como verdaderas.
No todo es ciencia exacta y menos en lo social, en lo público, en lo político.. Hay más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, de las que han sido soñadas en tu filosofía. Y para formarnos opiniones no es necesario recopilar pruebas como en un experimento de laboratorio, ni recoger muestras, ni hacer repeticiones. Perdemos el tiempo y el dinero en estudios que arrojan conclusiones a las que habría llegado antes una persona de inteligencia media y las damos más valor por el hecho de que así las consideramos respaldadas por la verdad y la estadística como si el sentido común de una buena persona no fuera respaldo suficiente. Las máquinas que manejan datos a velocidades que nunca podrá el hombre se enseñorean. La cultura del Big Data nos envuelve. Hemos caído en nuestra propia trampa. Lo que construimos para servirnos se ha terminado convirtiendo en nuestro amo. Vivimos para dar de comer a consultoras que nos mienten reforzándose en datos y cifras con que aparentar mayor volumen de trabajo y justificar así sus honorarios.
Oigamos lo que tenga que decir el sabio, el experimentado, el cabal, el experto. Dejémonos guiar en aquellos campos en los que no sabemos. Busquemos la opinión de los honestos para formar la nuestra. Siempre será mejor la idea que nos exponga alguien desde la calidad humana y la bondad, desde la templanza, la moderación, la piedad, la empatía y el desinterés, que las olas de datos para respaldar una teoría.
Si encuentras a estos hombres no dejes que escapen de tu lado. Cuida al honrado, mantenlo cerca para que te guíe y te sirva de ejemplo. Ese debe ser tu prescriptor y tu modelo. Ellos deberían gobernarnos..
Y ya.