George y su esposa hacían buena pareja. Les presentó un amigo común en el instituto. Por entonces George creía, por la forma en que veía como lo miraba, que era de ese amigo de quien su mujer estaba enamorada. Sabía que en una ocasión habían tenido más que palabras en un coche en el aparcamiento del instituto pero los celos desaparecieron pronto.
Su matrimonio fue un matrimonio feliz. Llegó su hijo mayor, de gran parecido a George, luego su hija.. y con los años llegó el pequeño.
A George le pareció un gesto simpático cuando su mujer le propuso poner al benjamín el nombre de aquel antiguo amigo común al que nunca volvieron a ver.
Sin embargo desde hacía un tiempo George había empezado a notar cosas extrañas. El joven Marty ya había crecido. Era un adolescente cuyos gestos, rasgos y maneras le recordaban a alguien. Durante un año entero la duda le estuvo atormentando hasta que se dijo que era absurdo negarse aquella evidencia. El parecido era idéntico a su recuerdo. Y encima la burla final del nombrecito con el que ella había terminado de reírse de él en su cara todo aquel tiempo..
Una noche, cegado por los celos, ya no pudo aguantar más y arrinconando a Lorraine la espetó ¿No tienes nada que contarme de verdad?¿Has estado viendo a alguien del pasado durante estos años no? ¡Confiésalo!.. Ante su silencio y la expresión asustada y asombrada de ella se fue y se emborrachó. Luego llamó a Biff, su antiguo compañero del instituto y le hizo un encargo.
Ella murió sin entender nada mientras el abusón la estrangulaba.
A Biff lo frieron ayer en la silla. George espera un indulto del gobernador que no llegará antes de pasado mañana. Tarde.
Y ya.
(Y ya sabes; para más reseñas destroyers de películas que te hagan estallar la cabeza y replantearte los finales que conocías sigue mi Blog)
