martes, 14 de junio de 2016

AND THE WINNER IS..








(Inscripción en una piedra hallada en las excavaciones de Tel-Amarna fechada entre los años 1300 y 1000 A. de C.)

"El marxismo puso su esperanza a principios de siglo pasado en que el horizonte del futuro viera la victoria del proletariado tras la lucha de clases y el materialismo dialéctico. Los idealistas como los movimientos cristianos de base creyeron sinceramente que había cabida para los valores positivos; la misericordia, el perdón, la felicidad, la mejora de los más débiles. También en esa línea los milenaristas y new age creyentes de la era de acuario pensaron ingenuamente que el nuevo siglo y milenio traería (o recuperaría) para el hombre por fin ideas, conceptos, actitudes que nos redimirían como especie. La solidaridad, el compromiso, la hermandad, la ayuda mutua, la participación.. Los ecologistas alarmados llamaron la atención creyendo que escucharíamos sus gritos. Los filósofos optimistas se alimentaron del deseo de que el pensamiento tuviera algún día un protagonismo más allá de frenar los instintos naturales del animal que en el fondo somos. Los interesados y poderosos confiaron en que nada cambiara para poder seguir ahí, conservar, a lo sumo cambiar para que nada cambie, adaptándose para continuar en su torre. Todos ellos ganaron un poco y todos perdieron. El mundo es irreconocible comparado con entonces. Hoy tiene aportaciones que todos ellos hicieron pero ninguno triunfó ni vio cumplidas sus expectativas plenamente.

Porque el verdadero ganador de la carrera fue el marketing y el diseño. Y además ganó el mal marketing. Y ya no hay vuelta atrás. Lo ha invadido todo y lo hemos aceptado. Está asumido. La política, el periodismo, las redes sociales, la producción industrial, la vida ordinaria de cada uno de nosotros se hacen ya en términos de ventas únicamente. Se trata de conseguir audiencias, votos, likes. El éxito se puede medir objetivamente. Hasta las buenas causas no son nada sin marketing y no se concibe recogida de fondos sin carrera solidaria, ONG sin captación de socios, empresa sin "proyección social", colectivo desfavorecido o discriminado históricamente sin lobby, logo, colores corporativos, lema, lacito.. Cada día debe ser el día de algo.. Todo consiste en conseguir fondos, creyentes, followers,.. no sensibilizar sino convencer, no debatir ni dialogar, no hablar sino ganar.. El parlamento solo funciona si la luz de las cámaras está encendida. Ya no es tan importante estar orgulloso de lo que tu empresa produce sino su aceptación. La calidad murió en el camino. La obsolescencia de TODO se programa. Todo es de cara a la galería. Las leyes se aprueban sin planes, solo por contentar a colectivos que se quejarían de otro modo. Quien no llora no mama. Quien se mueve no sale en la foto. No hay lealtad a ideas sino a siglas. Solo es bueno lo viral. No lo bueno intrínsecamente. Solo es bueno si vende mucho. Si es best seller, no si transmite verdades o sentimientos correctos. La democracia no es lo mejor para la mayoría sino conseguir el número de votantes necesario para poder hacer lo que se quiera sin obstáculos. Lo políticamente correcto no es lo correcto simplemente, sino lo aceptado desde el engañoso mercantilismo del pensamiento único.

Se castiga la individualidad. No se es sin pertenecer. No cabe posicionamiento personal. No se entiende sin estar inscrito en un grupo con sus rasgos distintivos. Y hay que hacerlo además de manera activa y proselitista. Demostrarlo continuamente mediante la adopción de clichés de imagen estereotipados que nos haga mutuamente sencillo el reconocimiento visual de nuestra adscripción so pena de ser tildados de pertenencia al bando contrario o lo que es peor; de pusilánimes.

La realidad es un gran mercado en que en toda esfera se hacen estudios previos, se diseña el producto y se proyecta para su venta sin tener muy en cuenta si hace falta o no, si se adapta a alguna necesidad. Se crea la demanda. Luego se ofrece lo que ya teníamos decidido vender: programas electorales, valores personales, reportajes y artículos... No se trata de contenidos, de las cuestiones de fondo. Esas cosas son adjetivas, auxiliares. Los artistas se venden. No hacen lo que su arte, su espíritu, su inspiración les pide. Hacen lo que pueden cambiar por dinero. Un museo es una tienda. Una exposición, una feria de muestras, una feria del libro.. son mercados, no expositores divulgadores de cultura. Y solo se considera que han salido bien si se ha vendido mucho durante esos días. 

No se trata de hacer la vida más feliz a los ciudadanos, de vivir coherentemente con un código de valores elegido conscientemente y con el que comprometerse como actitud vital, de buscar la verdad, de cumplir las promesas hechas. No se trata de vivir, se trata de vender. De ganar más que el de al lado. Y todo lo que obstaculice esa visión de vida-tienda, de sociedad-mercado es equivocado y arrollado con el aplastante dogmatismo aceptado por todos del capitalismo. Si paras de comprar te arrastra la turba de las rebajas. 

Es todo una gran cuestión de imagen. Es más importante elegir bien la tipografía que el mensaje, vestir a la moda que desarrollarse como persona, el envase que lo envasado. Es fundamental el anaquel en que estamos expuestos en el supermercado de la vida para tener éxito. El aspecto de un buen currículum. Sabernos vender. Las palabras sagradas son promoción, difusión, proyección.. El nuevo dios es el consumo como concepto general, vital, existencial, la publicidad su nueva biblia y sus sacerdotes sus gurús, expertos en vender humo. La felicidad, la gran meta incluso usada como reclamo, ha dejado paso a la consecución de objetivos, a los resultados, a las ventas. A meros números.

Los cínicos han ganado. Los victoriosos fueron paradógicamente los que se rindieron."

Y ya.

viernes, 3 de junio de 2016

NEOLIBERALISMO DARWINIANO



- Dejad a los animalicos en paz, ya ¡¡Coño!!

Con estas palabras daba comienzo la ya famosa intervención que marcó un antes y un después en la historia de la ecología. Con aquella sesuda ponencia defendida por el economista burgalés Jonas Miltesson en la Universidad de Lovaina el 10 de juliembre de 2016 bajo el epígrafe: "Neoliberalismo darwiniano" y el subtítulo "Malthus o la negación del intervencionismo humano en la naturaleza" quedaban sentadas las bases sobre las que luego se iba a construir la nueva postura de las Naciones Unidas ante fenómenos como el calentamiento global, el niño, la deforestación, el toro de la vega, etc.

La tesis principal del autor sostenía la aplicabilidad de los postulados ortodoxos liberales en economía de finales del XIX a la propia naturaleza y a sus procesos evolutivos. Empezaba así indicando como en su opinión había que reducir a la mínima expresión o incluso eliminar completamente la intervención humana (a la que llama injerencia ilegítima) en los principales problemas de la naturaleza de principio de siglo XXI. 

"Dejad que se reajuste solo, y si no lo hace en la dirección que os gustaría será porque no tenía que ir en esa dirección", fue uno de sus lemas.

Mediante el uso del ejemplo gráfico de las especies invasoras exponía su teoría. En aplicación del principio de libre mercado considera que las medidas para eliminar la influencia negativa en nuestras especies autóctonas de las especies foráneas como el visón y el cangrejo americanos, el mejillón cebra o la avispa asiática, son ”injerencias ilegítimas”. Que siendo rigurosos estrictamente en la concreción del “Laisser faire, laisser passer” los humanos deberíamos dejar que los ecosistemas se autoregularan por sí mismos sin interferir. Que la desaparición de los endemismos en favor de las especies exóticas invasoras no es otra cosa en realidad que la demostración del principio darwinista de la evolución basada en la adaptación y la supervivencia de las especies e individuos más fuertes sobre los más débiles. Desde esa óptica el intervencionismo del estado en lo económico se podría asemejar, en su teoría, a esas supuestas “injerencias ilegítimas” en parámetros ecologistas, y el libre mercado sería la competencia libre entre especies en su lucha adaptativa por ocupar un sistema y un nicho. Darwinismo en estado puro según él.

Preguntado tras su exposición por uno de los alumnos asistentes que participaba en las jornadas acerca de la paradoja consistente en excluir de la ecuación ecológica a una de las especies (Concretamente la humana) y su influencia a través de sus actos, incluidas las supuestas medidas correctoras por ejemplo de los daños provocados por especies exóticas invasoras, como si no existiera en el ecosistema, el ponente hubo de reconocer que se le acababa de plantear una seria duda, porque “una cosa es negar la competencia del ser humano para impedir el libre desarrollo de la naturaleza por si misma mediante sus injerencias y otra muy distinta negar su existencia misma y que por tanto pueda intervenir incluso para corregir” Desde ese punto de vista las correcciones humanas hechas en el sistema desde parámetros y premisas conservacionistas serían tan “naturales” como, por ejemplo, la transmisión de una enfermedad exótica introducida por una especie animal invasora.

Y así en eterno bucle.