También el silencio de Ryan está cargado de siglos de sentidos. Es el silencio no solo de ese momento sino de toda una vida. Es esa reserva que a veces se nos reprocha a los hombres como falta de comunicación o mera comodidad. Ese "comérselo uno mismo" por un egoísta sentido de la resolución de un problema. Ese ancestral y enquistado "es cosa mía" con que nos enfrentamos a veces a las situaciones sin compartirlas como si en los genes lleváramos la obligación de resolverlas calladamente.
El viejo soldado visita 50 años después de los hechos la tumba del hombre que sacrificó su vida para darle la oportunidad de vivir la suya plenamente y allí rendirle tributo por ello... Y ese episodio lleno de épica y heroísmo, que llenaría cientos de historias contadas de padres a hijos durante generaciones familiares, ha estado sin embargo oculto para todos. Escondido. Fértil solo en el campo de los recuerdos del viejo todos estos años. "Todos estos momentos se irán como lágrimas en la lluvia". Reservado a su intimidad más pura.
Esa inmensa deuda llena de poesía ha permanecido callada, noble, honrada cada día sólo en su memoria. Interior. Sin que nadie más la conociera. Como un deber consigo mismo, un pacto secreto allá, en el alma, donde no existen secretos...
..Y sólo sale fuera por fin tras toda una vida, casi explota silenciosa por primera vez, en forma de pregunta, de necesidad de confirmación:
"- Dime que he sido una buena persona."