Cuenta la leyenda (Y así la recoge Antonio Gala en sus novelas) que el rey, que había tenido una vida supuestamente plena y disfrutado todas las riquezas y placeres imaginables, hizo un día una interesante reflexión cuando dijo que en toda su vida (Tenía entonces más de sesenta años) sólo había tenido en total catorce días plenos de felicidad. Es para pensarlo. 14 de un total de más de 22.000.
He hecho el ejercicio. Y las cuentas salen. Porque no hablamos de mera diversión, ni de momentos de calidad, ni de instantes o ratos. No se trata de conversaciones de unas horas, ni de juergas, ni de un polvo maravilloso, ni de aquella cena, aquel cigarro, aquel whisky, aquella película, aquel concierto o aquella novela, ni de unas risas, ni de la fiesta en la que.. Hablamos de días enteros de felicidad plena. Hablamos de ser feliz desde que te levantas hasta que se te cierran los ojos.
No quedan tantos una vez que restas aquellos de la infancia en que lo estabas siendo pero no eras consciente y aquellos otros en los que lo tenías que haber sido pero tú sabes que, por alguna razón, no lo fueron tanto (esos que quien te ve desde fuera piensa que sin duda seleccionarías en tu lista y sin embargo tú no lo haces). Haz la prueba. Si reúnes los 14 del rey eres un afortunado o te estás mintiendo a ti mismo.
Me hago trampas en la contabilidad porque tengo la suerte de contar en mi recuerdo con periodos de varios días seguidos de los que cualquiera de ellos estaría en esta lista y solo cuento como un día todo el pack.
Miro la lista y no hay uno solo que pasara bajo techo. Todos ellos son al aire libre, acampado o de marcha andando por carreteras y caminos, o viajando, recorriendo lugares solo o acompañado, en ciudades nuevas, sobre la moto, en barco, en bus con amigos, día de buceos o subiendo a alguna cima. Tal vez alguno de clase en aquel COU tan divertido.
Todos son cansados, plenos, satisfactorios hasta el agotamiento. No tienen otra cosa en común pues en varios estaba sólo mientras que en otros tenía la mejor compañía posible para ese día. Los hay llenos de silencio y otros completos de diálogos maravillosos.
Solo sé que, a la manera de Arya Stark con su lista, pero al revés, me gusta quedarme dormido haciendo esa recapitulación mentalmente:
- Aquel día contigo en Roma
- El del brindis en Drumnadrochit
- Aquel otro en la marcha de los puertos entre Asturias y León.
- Ese en la moto por las playas de Normandía.
- El día que nos perdimos en Estambul.
- El del campamento de Quintanar que acabamos enterrando una botella.
- El de Pontedo y el juego de Tola.
- El que fui a bucear y volví cambiado.
- El Trastévere con mis hijos..
- El que tardamos en construir aquel puente sobre el río en Cármenes
- El de Sad Hill y su puro
- El de nuestra primera vez en las Tuerces
...
..
.
Y ya.