"Óyeme Laelio, amigo, pues así te llamo a ti con conocimiento de causa. Ten por la más cierta de las verdades el que la amistad no es licencia para la grosería, sino antes bien, al contrario, territorio para practicar la mayor de las cortesías. Que es al amigo, por serlo, a quien más respeto se debe. No la descuides con un trato maleducado. No seas grosero con el amigo en la creencia de haber llegado al punto en que ya no hacen falta las formalidades, pues cuando así pienses será el momento en que sean más necesarias que nunca. Mantente educado sobre todo con él y nunca le ofendas con tu desaire poniéndole por detrás de cosas que han de tener para ti menos valor que su amistad, haciéndole ver así que su amistad no es importante para ti o que crees que siempre estará ahí cuando le requieras pero no al contrario. La principal materia de la que la amistad se hace es el respeto.
Cuida al amigo más que a nadie y práctica con él la elegancia en medida mayor que ante el extraño, el cliente o el superior, no permitiéndote descansar en tenerla ya ganada. Que la elegancia se demuestra si se tiene con quien no la espera. No la presumas. Muéstrate siempre digno y respetuoso con quien más lo merece. La amistad no es otra cosa que la búsqueda conjunta de la virtud. No la des nunca por totalmente conquistada una vez que la encuentras. Cuídala no dejando que anide entre vosotros el exceso de intimidad que relaja la costumbre, pues es fácil confundir la confianza con la desconsideración y tomarse sin permiso licencias con la excesiva cercanía, y caer así con simpleza en el error de la pérdida de respeto que aleja y rompe cadenas de lealtad que una vez fueran irrompibles.(*).
No te excuses nunca en su amistad para agraviarlo siendo distante y altivo con el amigo menospreciándolo sin darle tu respeto, ni te permitas con él lo que no harías con otro creyendo que ya no es necesario ese cuidado. Ni seas condescendiente, ni lo maltrates de obra o palabra abusando de la relación que te regala. Pues aunque si hay alguien que estará pronto al perdón de tus faltas aunque le supongan desaire, ese será el amigo, no debes ponerle a prueba en ello. Menos te creas con derecho a abusar de su paciencia. Así, en el respeto mutuo, demuestras tu amistad y el valor en que le cifras y te merece.
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Si te lo pide, acude. Y cambia toda cita anterior para lograrlo ante su llamamiento si se produce. En ello demuestras tu amistad pues quien así actúa muestra su interés por mantener viva la amistad existente entre dos hombres virtuosos, igual que quien no lo hace demuestra con ello lo contrario. No procures el insulto que ello supone para él aunque lo calle. Y si te resulta imposible acudir, disculpa tu ausencia con antelación suficiente, y preséntate la vez siguiente en su casa con regalos cuando seas invitado. Y nunca ofendas al amigo con la mentira haciéndole creer que acudirás si eres convocado cuando no tienes intención de responder a su llamada.
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Pues quien hace esto no solo muestra con ello su buena cuna, el fruto del desvelo de sus padres y maestros, y el respeto a sus antepasados y a sus dioses, sino antes su lealtad y su amistad con quien se la ofrece a cambio y da lo mejor que tiene que es su camaradería y fraternidad. Que es la amistad como un templo que hay que mantener limpio y cuidar, y no descansar nunca en la tranquilidad engañosa de creer que se tiene segura. Y estarás en presencia de un hombre justo, y por ese rasgo podrás reconocerle, cuando veas a uno tratar a su amigo mejor que a su cliente, con el respeto que demuestra la elegancia y la consideración prestadas a aquel. Pues la corrección en la forma en el trato diario con el cercano, con el que ya tienes de tu lado, en más cantidad que al que se pretende ganar adulándole por interés, es la prueba de la virtud."
Cicerón´s style
-De Amicitia imitationis-
(*) La misma idea equivalente en castellano la expresa el refranero: "Donde hay confianza da asco".