viernes, 9 de junio de 2023

LA ATENCIÓN AL DETALLE

Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire. El que agradece que en la tierra haya música. El que descubre con placer una etimología. Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez. El ceramista que premedita un color y una forma. Un tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada. Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto. El que acaricia a un animal dormido. El que trata de comprender un mal que le han hecho. El que agradece que en la Tierra haya Stevenson. El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, está salvando el mundo.

Borges

Te pasas la vida admirando al filósofo que trata de desentrañar los grandes conceptos y de lograr encontrar las explicaciones definitivas, al poeta que canta al cosmos íntegro y completo, al soñador que imagina universos enteros, al escritor que consigue hacerte pensar en las ideas universales tratando de abarcar en su obra el todo y pareciendo que sólo escribe con mayúsculas, al astrónomo que mira el cielo estrellado y ve distancias inimaginables para los demás, al teólogo que se afana en entender lo infinito.. 

..Hasta que de pronto un día empiezas a sentir esa misma admiración por el especialista que ha dedicado cuarenta años de su vida a un solo insecto, el jardinero que cuida esa flor concreta y espera volver a verla en su rincón cada primavera, la archivera que de manera callada cada día durante horas pasa a limpio, en fichas que nadie leerá nunca, los datos de antiguos documentos que no interesan, con la profesionalidad de saber que da igual si algún día un investigador las necesitará y las consultará o no. Empiezas a admirar al arqueólogo que restaura una pieza minúscula que estará en la vitrina junto a otras treinta iguales porque una vez fue parte de un plato en el que alguien comió, y para que esté lista el día que se encuentre la que iba unida a ella, al vecino que ayuda al párroco de su pueblo limpiando la iglesia por si hoy sí viniera por fin alguna visita, al estudiante de paleontología que en el medio metro cuadrado de excavación que le han asignado se afana con su cepillo de dientes limpiando lentamente los contornos de una pequeña piedra por si fuera otra cosa..

Hoy admiro a los restauradores de lo minúsculo, a los jardineros de una sola flor, a los bibliotecarios de letra clara sobre fichas acartonadas de hace cien años cuyas palabras leo hoy, a los investigadores de lo inútil para todos menos para ellos que dedican su vida al detalle sin valor ni reconocimiento, a los que lloran las lágrimas que se perderán en la lluvia, a los que escriben sus versos en la arena de la playa y lo volverán a hacer mañana. Gentes para las que el mero paso basta y llena completamente, que no ambicionan dejar huella. Los que de verdad construyen el día a día.

Y ya.

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