jueves, 11 de septiembre de 2025
sábado, 5 de julio de 2025
LA BUENA RUTINA
Lo que nació como un mero entretenimiento se ha convertido en importante. En su comienzo fue por mi parte algo a medias entre una fórmula meramente social de mantener tensa la cuerda de la amistad en la distancia y un espacio ligeramente elitista que cubriera mi necesidad periódica de conversación inteligente. Por suerte la tecnología vino en mi ayuda. Vivimos tiempos fascinantes.
Hoy para mí es una rutina entendida como esta palabra siempre debió entenderse; algo tranquilizador y seguro, algo fijo, una mínima vela en el horizonte que da cierta esperanza al tedio de la semana, a la ordinariez del tráfago de los negocios y a la previsibilidad de las noticias. Hoy tiene algo adictivo que me libera de la solución diaria al siete por ciento. Con esta semanal costumbre me obligo a la disciplina de pensar, y eso me sublima y me hace sentir bien. Con ella me hago trabajar mientras disfruto, investigo, estructuro mi pensamiento, me creo opiniones, aprendo, crezco, mejoro, intercambio, converso, dialogo.
Ya no puedo dejarlo cuando quiera, ni quiero siquiera.
Con esta ya lustrosa iniciativa he vuelto a leer de manera ordenada y no caótica, con un boligrafo en la mano, tomando notas, consultando atlas, planos y mapas, viejas enciclopedias. Alimentando mi biblioteca con nuevas piezas cazadas en emocionantes raids, visitando lugares, mirando con nuevos ojos lo que ya vi una vez con los antiguos, conociendo gente nueva que me aporta, haciendo planes.
No está mal para una velada.
Ya espero la próxima.
Como cada semana cuando nos separamos.
Y ya.
Las primeras palabras
Engánchales, inventa, inquieta, conecta. Ellos lo hicieron antes. Aprende de los grandes..
- Canta. Oh musa, la cólera del pélida Aquiles.
- En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme no ha mucho que vivía un hidalgo..
- Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la locura, y tambien de la sabiduría..
- Llamadme Ismael.
- No era el hombre más honesto ni el más piadoso, pero era un hombre valiente.
- Muchos años despues, frente al pelotón de fusilamiento el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella remota tarde en que su padre le llevó a conocer el hielo.
- Nació con el don de la risa y lo intuición de que el mundo estaba loco. Y ese era todo su patrimonio.
- Es una verdad mundialmente conocida que todo hombre soltero poseedor de una gran fortuna necesita una esposa.
- En un agujero en el suelo vivía un hobbit.
- Éramos pobres pero teníamos Francia.
martes, 27 de mayo de 2025
BROTE REPENTINO DE AUTORRETRATO EN LA MADUREZ
Compraba libros creyendo que algún día iba a leerlos. Estaba ya más cerca de los sesenta que de los cincuenta y seguía planeando lo que haría cuando fuera mayor. Cada día aparcaba cien proyectos y tenía cien ideas de futuro pensando que aun tenía tiempo. Miraba su mundo con transitoriedad. Como pensando que todas sus cosas estaban ahí de momento hasta que las colocara en su sitio definitivo. Si la muerte hubiera llamado a su puerta habría mirado el reloj extrañado del madrugón. Sabía, era una certeza no un mero deseo, que la vida le tenía reservadas grandes cosas. Que cuando se quitara de encima un par de cuestiones menores y se pudiera dedicar de lleno a ello iba a escribir una gran novela de éxito. Tenía decenas de comienzos empezados a los que miraba con la seguridad de que les iba a dar fin algún día no muy lejano. Cuando rematara algunas minucias ordinarias como su trabajo o las obligaciones de su vida cotidiana.
Dios lo había mal acostumbrado desde niño. Todos sus sueños se habían cumplido hasta la fecha. Y los que no lo habían hecho aún, lo iban a hacer pronto dado que los demás se habían terminado convirtiendo en realidad. Era una lógica aplastante. Y la respaldaba su experiencia. Cada cosa que había deseado la había logrado. Solo había tenido que esperar cincuenta años.
En su esquema de funcionamiento de las cosas primero se soñaba con algo y luego simplemente se esperaba. Era una cuestión de tiempo que el deseo fuera concedido. Así que para él era evidente que los que quedaban por cumplirse se iban a hacer realidad de un momento a otro. Y puesto que el sistema le había funcionado a pequeña escala por qué no le iba a funcionar a una escala mayor. Así que como confiaba en que los problemas menores se arreglaran solos, o esperaba a que estuviera de humor para abordarlos con la energía que en cada caso requerían, y aquella técnica había surtido efecto hasta ahora, tenía la absoluta seguridad de que para ganar un día una lotería que le solucionara la vida lo único que había que hacer era jugar cada semana hasta que tocara. El truco de aquella extraña confianza en el destino era una mirada estoica que operaba a modo de colchón: la de quien cree que si no sucede lo que se desea no es tan grave.
También tenía la continua sensación de descubrir cómo funcionaba el mundo y de que no le gustaba lo que estaba descubriendo. Era una especie de ingenuo consciente, de esperanzado optimista que se desengañaba a diario y volvía a empezar de nuevo por la mañana en su idealizada realidad deseada como si nada hubiera pasado.
Buscaba siempre un punto medio que a menudo le hacía pasar por apocado. Trataba de buscar con empatía las razones del otro, los argumentos en los que cada uno podía llevar parte de la razón. Desconocía la actitud claramente posicionada desde el dogma de saberse en lo cierto. Cultivaba la duda y el criterio propio desde la comprensión del ajeno.
Casi nadie recordaba su nombre. Todos lo seguían conociendo por su apodo de la adolescencia. Por todo ello pudiera haber quien lo tuviera por inmaduro, por conformista y falto de ambición, por tibio equidistante, por procrastinador impenitente, por pusilánime carente de sentido del riesgo, falto de valor para salir de la zona de confort, por fracasado. Él prefería sentirse tranquilo con su conciencia que asomarse a sus límites por saber hasta donde llegaban, ser moderado que visceral, flexible que rígido, calmado que agitado, tener lo suficiente que ser rico, amigo que poderoso, feliz por encima de sacar nota en el examen social para ser considerado exitoso.
Y ya.
martes, 15 de abril de 2025
MANIFIESTO CONTRA LA NEGRURA (Y la ingratitud)
martes, 25 de marzo de 2025
EL RAYO VERDE
Hasta que no lo vi con mis propios ojos siempre creí que era una leyenda que circulaba entre marineros, una excusa para un relato de Julio Verne. El rayo verde, ese último destello que se puede apreciar por unas décimas de segundo justo en el momento exacto del ocaso sobre un horizonte de mar despejado, es una buena metáfora de la muerte. Si se nos concediera un último rayo verde en forma de cuestión "¿Fuiste feliz?" la mayor parte de la gente no podría contestar que sí. Y me pregunto qué otra razón de ser tiene la existencia si no es poder contestar afirmativamente a esa pregunta final.
Cosa distinta es la razón por la que quien dijera que lo fue pudiera decirlo. En todos los casos sería cuestión de las expectativas. Habrá quien mire atrás y vea una vida plena y satisfecha. Habrá quien mire su personal balanza y en ella pesen más los buenos momentos que los malos y eso le satisfaga. Habrá quien vea logros y metas alcanzadas. Quien vea recuerdos de risas y alegrías. Quien mida su éxito vital en deberes y obligaciones cumplidas, en hijos bien criados, en aportaciones a la humanidad, en herencias dejadas,. Cada cual tiene su propio rayo verde.
Y es curioso que no sea único sino diverso, y que lo que a uno le suponga la medida de su vida para otro no sea absolutamente nada. Que quien cifre la intensidad de su rayo verde en las riquezas obtenidas pueda no valorar en lo más mínimo la cantidad de amigos que le lloren cuando no esté. Y al revés.
Y ya.
viernes, 21 de marzo de 2025
LONDON STYLE
"I've seen things, you people wouldn't believe."Blade Runner