La película me ha sorprendido y me
ha gustado mucho.
No me esperaba este soplo de aire
fresco que ha venido a acompañar a otros títulos recientes que también me gustan mucho como Oblivión en la
evidente revitalización del género de la Ciencia Ficción a la que asistimos
desde hace unos años. Un género del que no hablamos lo suficiente por más que sea uno de nuestros favoritos.
Obra de un director del que a pesar de todo lo que sobre él ya se ha dicho y escrito sigue habiendo mucho que decir, DUNE (1921) retoma la obra del mismo
título de 1965 de Frank
Herbert que
inaugurara una nueva visión de la Ciencia Ficción caracterizada por la
economía; La de personajes, subtramas, nomenclaturas, duración, etc.
Una
capacidad de síntesis proverbial que aporta una claridad argumental que luego
sería copiada y tendría tanta influencia en obras posteriores como “Juego de
Tronos” o la saga de “Star Wars”, claros deudores de la visión de Herbert,
auténtico pionero de la ciencia ficción moderna (aunque haya quien haya querido ver en su obra reminiscencias de Julio Verne o incluso se le haya acusado de mero seguidismo de su obra).
Llevada a la pantalla con notable
éxito que la convirtió en película de culto, por David Lynch en 1984, es ahora
retomada con una nueva mirada completamente original e innovadora por
Villeneuve, quien en nada se deja guiar por su predecesor sino que aporta un
lenguaje propio nuevo y parte del principio sin aceptar herencias y sin usar nada de lo que le ha antecedido.
La película es así es un ejercicio
de claridad de guion fácil de seguir en todo momento.
De las tres horas y veinte minutos
que la componen no sobra nada. Tiene el metraje exacto. Ni un minuto más del
necesario, ni uno menos. Y sin embargo el espectador sigue sentado en la butaca
acabada la proyección como queriendo más.
Los personajes se suceden con
fluidez resultando sencillo ubicarlos en la trama de manera natural, casi
instintiva, como se colocan en las baldas de un armario los libros por colores.
Los distintos linajes permiten esto. Y ello es gracias a un talento literario
privilegiado que elige e inventa nombres y terminología huyendo del barroquismo
en aras de la limpieza de la historia, del seguimiento por el espectador y de
la comprensión sencilla de la trama que es su característica principal.
También una escenografía comedida y
un uso adecuado y sin exageraciones de los efectos especiales ayudan a ese
continuo fluir del argumento. La espectacularidad visual, la banda sonora no invasiva
y el gigantismo monumentalista que permiten los efectos digitales, apenas se
notan y están siempre al servicio de unas grandes actuaciones. Y sin embargo
logra no caer en el ejercicio de recreo meramente estético de su fotografía.
Nunca se subrayará lo suficiente lo
revolucionario de la concepción literaria de la obra originaria de Herbert, ni
su influencia posterior en la Ciencia Ficción que estaría luego por venir tras
él. Le debe hasta el punto de no entenderse sin su influencia. El director
canadiense lo sabe y reverencia al autor al que lleva a la pantalla con
maestría de aprendiz aventajado mimando el producto. Se puede decir que ambos
mundos, el literario y el cinematográfico, se complementan en esta conjunción
que es DUNE (2021), en la que se ha logrado sin duda captar la esencia misma de
la saga: línea argumental clara, pocos personajes pero bien esbozados y
perfilados psicológicamente y lenguaje comprensible que permite en todo momento
situar la escena en la historia general.
Aprovecha para ello los recursos
que le brinda ya el escritor en la obra original y que traslada con acierto al
guion y a imágenes en movimiento. Recursos de grandísima talla literaria como
la invención de unos pocos nombres en lenguajes inventados; familias, lugares.. en fonética musical y pegadiza. Un truco (tachado por sus enemigos de recurso de literatura infantil con lo que no estamos de acuerdo) que
también usarían luego cineastas como Kubrick en su Naranja Mecánica, el mismo Lucas con los Jedis o escritores de menor nivel y calidad como Tolkien en su mundo creado de cero. Todo ello nos habla de un escritor con mayúsculas que es conocido en el mundo
entero y forma ya parte del parnaso de autores de los que se puede decir sin
duda que han inventado un género nuevo.
Villeneuve acierta también incluyendo
en algunos planos y giros argumentales, homenajes intencionados a obras
maestras de la historia del cine. Sus detractores malpensados y maledicentes no
han dudado en entenderlos como “apropiaciones” o incluso “copias” y “plagios” descarados sin
razón alguna. Así, por ejemplo, hay quien ha sostenido que una trama que se basa en un planeta desértico que revivirá cuando se active el agua de su interior ya se lo ha leído antes a Philip K. Dick en "Podemos recordarlo por usted" (que daría lugar a "Desafío Total" en el cine años más tarde) y que la escena en que el
barón Harkonnen se acaricia en primer plano la calva recuerda demasiado a la de
Brando en Apocalypse Now. Casualidad o, a lo sumo, tributo al maestro. Si fuera
lo contrario lo mismo podría decirse del plano de la salida de la cabeza de la
bañera de barro con su similitud con la salida de la de Martin Sheen del rio camboyano,
pero sostener eso ya denotaría inquina por parte de sus críticos o cierta
fijación con esa cinta por parte del canadiense. Dicen otros que la escena casi
final (atención spoiler) del grupo en fila por el desierto llevando el cadáver
amortajado tiene grandes similitudes con una parecida en Gladiator cuando él va
herido tumbado y transportado en la caravana, pero eso es ya ver lo que no hay.
Otros han comentado que el recurso de que una voz, solo audible por el
protagonista y los espectadores, susurre a un piloto en su cabeza sugiriéndole que
en una situación de estrés en combate simplemente se deje llevar por el
instinto, les recuerda a algo. Sin caer en la cuenta de que Obi wan Kennobi y
Luke Skywalker atacando la estrella de la muerte son personajes 12 años
posteriores a la novela (Si bien 44 anteriores a esta película).
Es evidente, para el cinéfilo
avisado y el experto, que los miles de cliffhungers y escopetas de Chejov que
el director va repartiendo por el argumento sin que signifiquen nada de momento
(el cuchillo de la dama de llaves entregado a la madre, el hecho de que sin que
signifique nada muera la misma ama de llaves, el de que las visiones no se
cumplan sino al contrario se desarrollen luego en otra dirección distinta a la
pre-vista por el protagonista, etc.) son recursos de genio a los que los
simples mortales no acertamos a ver sentido hasta que se vean resueltos de
alguna manera en las siguientes entregas. O no. ¿Cabria mayor genialidad que la
de dejar cerrados en falso todos estos lazos lanzados ahora sin visos de
solución?
Quien ve en esta película solamente
un “Juego de tronos” con monos de motociclismo de la época de Ángel Nieto es
que no ha entendido nada del universo DUNE. Un auténtico creador de mundos
literarios y lenguajes así como “influencer” en todo un género posterior, lo
que se ha venido en llamar Sci-Fi “Vintage”. Un género que integra con absoluta
naturalidad que la escena se desarrolle en el 10191 y sin embargo la forma de
resolver las cuitas sea en el cuerpo a cuerpo, a navajazos como Curro Jiménez. O
que las cosas haya que hacerlas en persona como la entrega de poderes del
emperador al Duque comunicándole el relevo del mando en Arrakis de boca de su
delegado quien, no te lo pierdas, lee un papiro desenrollable sobre el que la forma de firmar es el
lacre del sello. O que para documentarse se usen cañones de proyección como los
actuales. Sin que nada ello sin embargo rechine a nadie ni menoscabe la
consistencia, coherencia y credibilidad de la historia.
Ante la abrumadora calidad de la
obra el espectador perdona pequeñas incongruencias como que el calor sobre
Arrakis sea en unas escenas insoportable y en otras no, o que los Harkonnen tengan que
extraer la especia de noche pero los Atreides puedan hacerlo de día, que haya
una forma de andar para no atraer a los gusanos pero todo el mundo pasee
normalmente por el desierto sin problema, o que un personaje diga cosas como
“Soy una fremen, no te preocupes por mí, el desierto es mi hogar” en muestra de
su absoluta confianza en sí misma y en sus habilidades en el medio.. y a la
escena siguiente resulte muerta con facilidad por no haberse sabido esconde bien. Son
todas ellas cuestiones menores que quedan en nada, empequeñecidas ante la
atención a detalle que hace de este guion uno redondo, de hierro.
En tiempos como estos se agradece la sutileza que esta cinta demuestra. Claro ejemplo de ello, a modo de pincelada, la escena de la ejecución de los prisioneros en el patio arrodillados en hilera y que no recuerda en absoluto las de los Talibanes.
Una película, en fin, espectacular,
monumental, gigantesca e hiperbólica (entiéndase referidos estos adjetivos a su
calidad, no como ataque a un supuesto defecto visual por exageración fálica que
haría del autor carne de diván de psicoanalista -enormes glandes horadando Arrakis-).
Lo dicho; Perfecto ejemplo de como un tratamiento sobrio es
garantía de maestría tras la cámara. De que presumir la inteligencia del destinatario,
no dárselo todo mascado, aclarar sólo lo que es necesario (que en esta cinta es
poco), usar con soltura de la elipsis y del lenguaje sintético del cine, no ser sobrecargante en el uso de
los recursos y medios.. son siempre rasgos de dirección agradecidos por el espectador.
Ya estamos deseando ardientemente
las nuevas entregas.
Guía pare ver DUNE sin perderse:
DUNE: Juego de tronos pero todo a escala en grande, en el
futuro, sin dragones y con tubos en la nariz. Mundo en el que a pesar de
suceder los hechos en el chorropotocientos mil después de Cristo la peña sigue
teniéndose que matar a navajazos como si fuera Curro Jiménez en las dunas de
Doñana, y en el que el escritor de las novelas se partía él solo el culo con
los nombres que se inventaba para las cosas.
Garlaukas: Tropas imperiales compuestas por clones de un
famoso jugador de baloncesto.
Baron Harkonnen: Jabba el Kurtz. Baboso, gordo, seboso
repelente y grasiento líder de los malos cruce de Jabba el Hut, el Coronel
Kurtz y Santa Teresa (por lo de la capacidad de levitar)
Atreides: Casa de.. Linaje supermegapoderoso al frente del
que está un tío que se llama Leto (que es duque eso si, pero no me jodas tú,
que nombrecito para un megalider), .. claro que su descendiente se llama Paul …
Arrakis: Decorado de planeta Tatooine aprovechado para esta
otra.
Emperador: personaje que controla el universo en la saga
Star Wars y ya también sale en otras sagas
para aprovechar sinergias.
Mahdi: “El elegido”, “el Mesías”.. original personaje que
sale en Matrix y otras cien mil. La esperanza del universo que lo es sin que él
lo supiera. Muy innovador.
Desse yeserins (o algo así); La hermandad de las suegras:
orden de brujas-monjas rollo templarios pero en tías a las que viste su enemigo
y que han poblado la historia del cine. Ya las vimos en Excálibur. Rollo viudas
calladas con vestidos rozagantes incomodísimos y peinetas exageradas que son
las que en realidad, a la chita callando mandan en el cosmos. Como en la vida
real vamos.
Fremen: Son los bandidos Tusken de Star Wars vestidos con
una partida de monos de Ángel Nieto que sobró de otra peli. Entre las dos
acabaron con las existencias de gasas y tela de saco.
Especia: Puta arena
Qüiser jaderan (o algo así): Juego que se juega montados
sobre una escoba y consiste en meter una bola con alas por un aro en Hogwarts.
Para su segunda acepción ver Mahdi.
De nada.
Y ya (ahora ya sí os podéis reír)