El ciudadano asistió al concierto de rock. Vestía sus prendas protectoras. Los asientos estaban dispuestos por parejas. Entre cada pareja había un metro y medio de distancia. La medida preceptiva. La burbuja aséptica. Vigilantes armados garantizaban el cumplimiento de las pautas. Azafatas solícitas se movían entre las filas de asientos. En las grandes pantallas el cantante gesticulaba. Nadie más lo hacía. El público sentado disfrutaba tranquilo de la actuación rockera. Nadie hablaba. Nadie se tocaba. Nadie se movía en exceso para respetar la norma de los espacios individualizados. Su disfrute se manifestaba en aprobación moderada. En un momento dado el cantante pidió su colaboración y varios de ellos alzaron sus luces de bolsillo al compás oscilante de los brazos. Sin excesiva emoción.
Tras el concierto salió de manera ordenada y en silencio, como todos los demás asistentes. El grupo se dirigía al embudo que era el acceso cuidando las distancias, evitando tocarse y casi ni siquiera mirarse. No habrían podido reconocerse tras las prendas protectoras. Desde allí fue al puesto cercano de alimentación inmediata. No tenía que tocar la puerta. Se abría sola al detectar su presencia. Las grandes pantallas táctiles alineadas en el interior ofrecían imágenes idealizadas y jugosas de los productos. De entre ellas el ciudadano eligió los que deseaba ingerir. No era necesario el contacto humano. Abonó pasando su tarjeta crediticia sobre la interfaz que le identificó y asumió la deuda generada. Luego ordenadamente esperó en la fila guardando la distancia preceptiva con los comensales anterior y siguiente. Operarios eficaces y callados seleccionaban los productos alimenticios de hileras que se iban llenando de paquetes envueltos según eran producidos. Los alimentos empaquetados caían rodando de alguna parte tras los metálicos estantes. Depositados en bandejas asépticas los técnicos recitaban aburridos números tras una pantalla de plexiglas transparente. El ciudadano se acercó a por su pedido al oír la cifra identificativa que la máquina le había asignado. Luego se dirigió a uno de los cubículos e ingirió los elementos alimenticios empaquetados.
El aviso de la hora de cierre de los establecimientos se oyó por la megafonía, acabó y se dirigió a la salida.
....
Si me lo dicen hace diez años no me lo creo.
Y ya
Casino.org - DrmCD
ResponderEliminarGet information and 강원도 출장마사지 reviews for Casino.org - Your Online 수원 출장샵 Casino for real money. Learn 포항 출장샵 about top-rated games, 전라북도 출장샵 promotions, safety, reliability, games, 시흥 출장샵