sábado, 18 de junio de 2022

EL FOLLADOR INMORTAL Y SUS EXTRAÑAS TEORÍAS

"NEW JERSEY POST: Hoy entrevistamos al señor McLeod, Connor McLeod del clan McLeod a orillas del lago Shinnan. Señor McLeod ¿Es la inmortalidad tan deseable como los mortales imaginamos o la tenemos idealizada?

CONNOR McLEOD: En mi caso sin ninguna duda. Si le hace esa misma pregunta .. que le voy a decir.. al conde Drácula por ejemplo, igual le dice otra cosa. También hay elfos muy quejicas que llaman a la muerte "El don" como si fuera un regalo que diera Dios a los hombres y a ellos los condenara a un eterno deambular aburrido por la existencia y los sucesivos siglos. Pero yo no. A mí me gusta.

N.J.P.: Usted ha visto siglos de cambios ¿A cual de ellos le ha costado más acostumbrarse?

C. McL.: Pues le va a sorprender. Parecería lógico decir que a los avances tecnológicos o a los cambios en los usos sociales a lo largo de todo este tiempo, pero le diré que lo que me tiene completamente descolocado es la evolución que ha habido en torno al sexo.

N.J.P.: ¿El sexo? Pues si, efectivamente, he de reconocer que me sorprende su respuesta. ¿A qué se refiere? 

C. McL.: Tiene que tener en cuenta que aunque ahora estén acostumbrados a lo contrario, la idea de placer femenino para mí no es algo natural sino que he tenido que aprenderlo. Los cambios en ese aspecto han sido absolutamente revolucionarios en estos últimos siete siglos. Cuando yo descubrí el sexo la mujer era poco menos que una cosa sobre la que los hombres se descargaban procurándose placer. Era un placer urgente, inmediato, improvisado e instintivo. Importabas tú, ella no era nada. Ella no importaba. Así había estado siendo desde hacía milenios y siguió siendo así hasta hace muy poco e incluso sigue siendo así para mucha gente en muchos sitios del planeta. Eso es algo que ustedes apenas valoran.

Hace solo unas décadas, tras decenas de miles de años de otra cosa, de pronto a los hombres se les hizo saber que si no se preocupaban por el disfrute de sus parejas eran reos de un egoísmo imperdonable. Lucharon contra el instinto que les decía que aquello no era lo acostumbrado tras cientos de generaciones con otro paradigma. Y vencieron. Y ahora, cuando eso ya ha cambiado al menos en las sociedades avanzadas y ese mutuo disfrute forma parte de la concepción normal de las relaciones de pareja se les vuelve a descolocar con nuevos cambios. Y se les acusa, desde el pie de igualdad que tanto han tardado en conquistar y que tanto merecían las mujeres, de paternalistas y de no respetar su autonomía y su independencia ¡por hacer lo que hasta hace poco se les pedía y que por fin habían conseguido interiorizar tras años intentando aprenderlo!.  

N.J.P.: No se si entiendo lo que está queriendo decir.

C. McL.: Se lo explicaré con una metáfora: Hace siglos un hombre viajaba y su mujer le seguía. Se paraba a comer por el camino cuando él decidía y ella se detenía un poco alejada. Le veía comer. Ella no lo hacía. Tal vez le lanzara alguna migaja pero no le preocupaba excesivamente su supervivencia salvo en la medida en que le fuera útil. Como una res. Como una cosa. Hace poco sin embargo estaba socialmente aceptado que ese hombre habría cenado con ella e invitado a la cena. Hoy día cada comensal se paga su propia cena y nadie cede el paso a nadie al entrar.

N.J.P.: Me he perdido.

C. McL.: No me extraña. Ni yo tengo muy claro lo que he querido decir ni cómo salir de este jardín ahora. Creo que en el fondo hablo de que "50 sombras de Grey" ha sido un éxito de ventas tan aplastante con millones de copias vendidas, de que la palabra "empotrador" encabeza las preferencias sexuales de las mujeres, de que las cantantes que más venden en el mundo lanzan inconfundibles mensajes de sumisión y los disfrazan de lo que llaman empoderamiento, de que las revistas supuestamente dirigidas de manera preferente al público femenino consolidan y perpetúan en sus páginas un estereotipo pero dicen luchar por otro. Hablo de confusión.

Y ya.

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