sábado, 30 de abril de 2016

ÉTICA vs ESTÉTICA










(Definición de paradoja "- Ey, mira como mola mi tatuaje de -mejor ser que parecer-")

Reflexiones en torno al eterno conflicto.

El ser humano se define por las decisiones que toma. Es lo que hace. Por tanto es relevante el conjunto de mecanismos que le llevan a adoptarlas. En ese sentido la dialéctica "Ser coherente con los principios y código personal vs Proyectarse exteriormente" se me presenta como un combustible en el motor de la esencia del ser humano (Aparte de la faceta de la estética como elemento consustancial a la humanidad: arte, cultura, lenguaje..). 
La escena en la que en "Alatriste" Iñigo, solo ante la muerte que se le presenta más que posible en un duelo a solas y a oscuras en un rincón apartado, reflexiona sobre el verdadero valor siempre me fascinó acerca de este tema. Allá y en ese momento no había lugar a la estética, nadie les veía, nadie cuya opinión contara sabría nunca si fue valiente o un cobarde. Solo estaba ante sí mismo. No había sitio para poses ni postureo. Nadie criticaría su estilo en la destreza de la esgrima.

A todos nos ha pasado en alguna ocasión debatirnos al tener que tomar una decisión o adoptar un posicionamiento entre lo que mola algo y lo que significa por su antagonismo intrínseco. Hemos vivido aunque haya sido momentaneamente la duda incoherente entre un valor, una idea, un concepto y su contrario en forma de representación simbólica o estética. A mí me pasa muy gráficamente (valga la redundancia conceptual) con el toreo de calidad en el que no puedo dejar de ver su fondo del que reniego pero a la vez me veo atraído por la belleza plástica de su formalidad externa e incluso de algunos rasgos de lo que significa culturalmente y en términos humanos (El reconocimiento de la valentía por ejemplo).

Cierto es que simplificar uno de los temas universales de la historia de la filosofía a una cuestión de ejemplos casi anecdóticos -cuando es cierto que la tensión Ética vs Estética da para sesudos planteamientos y grandes profundidades (Se podría abordar todo eso del quien soy, quienes somos, qué somos, qué nos define como personas y seres conscientes, qué es la realidad ...)- es un poco pobre  pero qué se le va a hacer; no doy para más. A estas reflexiones simplonas alcanzo y además es mi blog y hago lo que quiero con él ¿que pasa? Por otro lado soy consciente de lo atropellado del texto pues brota sin demasiado orden (ni falta que hace cuando me da por estos accesos de pensamiento, estos ataques de vómito intelectual).

Pues al lío filosófico-doméstico de mis elucubraciones (forma fina de decir "idas de pinza")

Concibo el conflicto entre ambos aspectos como un arco en el que me muevo continuamente buscando un justo medio inexistente y relativo. 

En un extremo la radicalidad de la ética irrenunciable, absoluta y dogmática del "Esse quam videri" de los antiguos. La ética sin estética. Los valores desnudos. La importancia total de SER, la ÉTICA con mayúsculas. La renuncia a los aspectos externos a cambio del acento en los principios en los que cada uno cree y fundamenta su existencia. El sacrificio de la belleza (o la fealdad) a cambio de la coherencia (Esa excusa que usan a menudo los "descuidados" para justificar sus pintas y sus actitudes asociales. Lo importante es la idea y no su vestido y todo eso).

En el extremo opuesto la hipnótica atracción de la mera estética sin alma. Carente de universo axiológico de referencia O incluso la estética que lleva aparejada unos valores equivocados. El mundo de la moda por ejemplo, el del consumo exterior por si mismo sin necesidad de estar vinculado al abrigo que le daba origen y razón de ser, o el diseño más frívolo en que solo importa el aspecto sin relevancia para el uso del objeto. Y como actitud lo que se ha dado en llamar el "postureo".

Afortunado el que puede vivir en la coherencia y además hacerlo con estilo. De ser y además parecer.  A cambio de esto lo que hacen muchos es renunciar a lo uno a cambio de lo otro adoptando la estética de su tribu, de lo que la costumbre le exige, la tradición, el grupo social.. claro que esos perezosos también hacen esos ejercicios de adopción con las ideas y principios. Mi opción personal es el péndulo de la alternancia según vengan, unas veces me inclino por lo que me parezca correcto y otras por lo que mole más (rara veces vienen de la mano). El precio, evidentemente, es a veces la coherencia, así que me he montado en mi cabeza toda una excusa conceptual con la cual me siento justificado. Una especie de coartada según la cual la propia incoherencia es en si misma una postura ética (y a veces hasta estética como podéis ver).

Habitualmente no nos posicionamos en uno u otro extremo sino que nadamos entre ambos. A veces actuamos y tomamos decisiones más cerca de uno que de otro. Compramos grandes coches aunque sabemos lo que consumen y contaminan y cuánto va contra la razón nuestra decisión, o exigimos a un adolescente que sea fuerte en sus convicciones a pesar de lo que piensen de él sus iguales aunque sabemos que esa es casi la esencia de la adolescencia.

La mecánica de la toma de decisiones de los humanos es fascinante y muy e menudo se resume en encontrar el punto para esa ocasión concreta entre estos dos extremos. Lo que DEBO hacer (Me lo dice mi moral, mis principios, mi razón, mi lógica..) y lo que ME GUSTARÍA hacer (que a menudo tiene que ver con cuestiones estéticas).

En la sociedad vemos con frecuencia también plasmaciones de esta dialéctica. Lo es por ejemplo la invasión del diseño, la importancia de la marca frente a la calidad (por ejemplo marcas deportivas respecto a sus productos). Empresas que han basado su marketing en lograr que el cliente quiera vestir un icono o un estilo antes que en el orgullo de la calidad del producto, su duración, su utilidad para su función, etc. Y lo hacen porque venden más, eso es el marketing, conocer la naturaleza humana, que en muchas ocasiones se define entre estos dos polos. O la importancia que damos al protocolo social olvidando a veces en su aplicación las razones que le dan origen También en política y en presentación institucional en sociedad lo vemos con el reciente exceso en preocupación de identificar la marca (el logo por ejemplo) con el sujeto (por ejemplo el votante) para que no tenga que pensar en los valores o propuestas del partido. Se aleja así la idea de fondo del icono. Todas las cuestiones sobre simbología y semiótica siempre me han fascinado. De nuevo significante sobre significado. Estética sobre ética. Los esfuerzos por dotar de imagen sobre el fondo (logo e imagen corporativa frente a importancia del programa y las propuestas por ejemplo en partidos políticos). 

Posicionar ética sobre estética siempre ha tenido una connotación positiva y al contrario se ha tomado por frivolidad. Sucede por ejemplo con el curioso efecto de lo que yo llamo la hipocresía del reconocimiento. Por alguna extraña razón se tiene por inmaduro a quien aprecia el reconocimiento externo y por persona más perfeccionada y maduro psicológicamente al que dice no necesitarlo. Socialmente se tiene por mejor al que le vale con el reconocimiento propio sin necesidad del ajeno. Encontramos posturas soberbias en el "No necesito de la aprobación de nadie" o "me importa poco lo que piensen los demás", y es mentira. Creo que es confundir la adolescencia (de adolecer de lo propio) con esto, la autoestima y la autonomía de criterio con la falta de necesidad de valoración ajena pues luego resulta que todos necesitamos el reconocimiento externo por mínima que sea la dosis, es un motor de la vida en sociedad (Y ya no digo nada de la creación artística y literaria). Por eso lo de la hipocresía. Nos hemos vuelto aplicando esta teoría desagradecidos, cicateros con la gratitud, maleducados socialmente. Cierto es que es de agradecer la admiración producida en otros y su expresión siempre que no suponga una dependencia patológica, (eso sí podría ser síntoma de inmadurez) en un sentido o en otro (verbi gratia ser un "pelota"). Es curioso que se llame Ego precisamente a la necesidad de la apreciación externa. Soy un gran defensor de todas las teorías relacionadas con lo que se he venido en llamar la "retribución emocional".

A mí personalmente me pasa a menudo lo de estar en la incoherencia intrínseca del conflicto. Por ejemplo, soy un gran admirador de la estética de la segunda guerra mundial y de la época de los felices 40 en estados Unidos: El Rock and Roll, las Pin Ups, Norman Rokwell, etc. Pero la guerra es la guerra. Horrible. Y las épocas de crisis por más que se maquillen estéticamente esconden situaciones graves. Igual me pasa con la época victoriana como paradigma de momento con valores deleznables (clasismo, elitismo, racismo, colonialismo, imperialismo,..) frente a estética molona y ambientación perfecta (tropas, ropas, Sherlock Holmes, la aventura,..)

Que duda cabe de que hay cierta erótica en algunas estéticas que a veces nos hacen renunciar/olvidar a la ética que llevan intrínseca y suponen: por ejemplo el erotismo de las armas, los uniformes militares, las películas de guerra,.. Llevado a un extremo hay varias parafilias sexuales que son ni más ni menos materialización de este conflicto conceptual: la violación es consustancialmente paradigma de la maldad y sin embargo es una fantasía (por tanto estética) muy extendida, o el dolor, la sumisión, etc.

Así que me da por hacerme preguntas:

¿Cabe aplicación literal del "Esse quam videri"? ¿Se puede en la vida dar solo importancia al ser sin atender al parecer? ¿No es tan humano lo uno como lo otro?

Y por otro lado..

..¿Tenemos derecho al uso de cierta estética y simbolismo a pesar de los valores que lleva aparejados? ¿Es legítimo apostar a veces por el Significante sobre el Significado?

¿Quien opta por prendas o apariencia (skinhead por ejemplo) puede decir que es libre de hacerlo pues es solo una cuestión estética? los uniformes nazis molaban, la svastica es un prodigio de diseño, pero...

Es mi teoría que este rasgo de incongruencia, de nadar entre estos dos extremos, es lo que nos hace precisamente humanos. No las seguridades dogmáticas.

La coherencia..La coherencia..

Continuará. No podré evitarlo. Porque este tema junto al de "SER vs DEBER SER" y la teoría de los modelos (y el mundo de las ideas de Platón y sus conceptos), que en el fondo tienen mucho que ver entre si, es uno de mis favoritos.

Y ya.


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