domingo, 13 de septiembre de 2015

NO TENGO TIEMPO QUE PERDER


Tengo mucho que hacer. Tengo que cumplir sueños, hacer proyectos, llevarlos a cabo, viajar, escribir, pensar, charlar con amigos, reír a carcajadas, esperar la sonrisa de mis hijos, mirarles abobado mientras crecen, sentir orgullo por sus logros, acompañarles en su educación, acabar mi última novela, dar clase, jugar, comer, leer, querer a mi familia, recordar momentos agradables, mirar la lluvia en el cristal, recorrer y explorar mi tierra, sentirme valorado, implicarme en causas que lo requieran, hacer bien mi trabajo, intentar publicar mi último libro, ir más al cine, atender mi blog, ser un hombre político, un ciudadano responsable, vigilar mi honradez y mi peso, hacer ejercicio, alimentar mis colecciones, aficiones y hobbies, disfrutar de mi cabaña de madera en el bosque, subir montañas para ver desde allí el mundo que a quien no sube se le niega, admirar una obra de arte, admirar otra, ..y otra, ..y otra, ver a U2 en directo, seguir escribiendo, hacerme un tatuaje, una buena barbacoa con mi gente, dejarme lamer por mi perra en mi cabaña de madera en el bosque mientras hago una barbacoa con amigos y mis hijos juegan alrededor, tener ataques de nostalgia y echar de menos mi infancia, mi adolescencia, mi juventud, paladear un whisky de Malta, dejarme llevar donde quiera la moto, hacer fotografías, ver paisajes, refugiarme a veces en mi tristeza, conocer gente que me aporte, debatir con personas inteligentes, filosofar, aprender, amar, escribir más, volver a escribir, releer algo que me gustó hace años, meterme con el coche por los caminos, observar animales, acampar, encender fuego para cocinarme lo que voy a comer, ir a un museo, tener todo el sexo que pueda, vadear otra vez un río, seguir las ventas de mis libros, pasear por el centro, indignarme ante la injusticia y ante la estupidez, cubrirme de soledad a veces, contestar cartas, mirar el mar, las estrellas, respirar aire puro, el viento en mi cara, superarme, tener retos, ir un día al Himalaya, a Cabo Norte en moto, reírme con Bugs Bunny y el Pato Lucas o la Pantera Rosa, seguir buscándome, construyéndome, perfeccionándome, puliéndome, honrar a mis padres, esforzarme cada día en ser la buena persona que soñé ser y el adulto que enorgullecería al niño que fui, dudar de mi, andar por sendas apartadas, volver a oír “El muro”, a ver “El club de los poetas muertos”, consultar un término en una enciclopedia, escuchar a mi conciencia, ser activo con aquello en lo que creo, volverme a leer todo Tintin y todo Asterix y todo Corto Maltés, y todas las tiras de Mafalda y de Dilbert, la saga entera de Cosmos de Carl Sagan, ir a París sin que llueva, repetir Roma aunque llueva, volar, oír recitar poesía hasta llorar, la banda sonora de "El ultimo mohicano", visitar el D´Orsay, navegar, desenterrar una botella que escondí en Escocia, saltar en un concierto hasta dejar la voz, probar a qué sabe dejar que la rabia escape alguna vez sin controlarla, perdonar, ir a Yosemite, hacer que mis padres estén orgullosos de mi, asegurarme de que me quiera mucha gente, de que me echen de menos si falto, pero no mucho, apasionarme, gritar a pleno pulmón, abrir los ojos de asombro, seguir cultivando mi curiosidad, releer a Kipling, descubrir a Chaucer, volver a bucear, tirarme en parapente, conocer personalmente a alguien a quien admirar, esperar a que alguien se decida a sacar una buena versión moderna de Sherlock Holmes en cine, volver a la Tierra Media periódicamente, hablar inglés con fluidez, tener sobre mis hombros a mi nieta algún día, bailar rock´n roll de nuevo, tomar una cerveza con un viejo amigo al que hace mucho que no veo, escribir otro libro, y otro, y otro, volver a Chamonix y a Zermatt y ver de nuevo los Alpes, ir de nuevo al Lago Ness pero esta vez en moto, estar sentado tranquilo ante mi chimenea, repasar fotos viejas, recorrer el mundo por atajos, escuchar los sonidos de la noche, llorar a los que se fueron, trepar, meterme en lagunas heladas.. Tengo que vivir. Tengo que ser feliz. Tengo que ser yo.

No puedo perder mi tiempo. No tengo tiempo que perder.





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