Espera, ojo.. que hay quien sigue sosteniéndolo de verdad, no creas. Que igual soy yo que no lo veo claro, pero es que no le pillo el punto al argumento oye. Que a mi es que me parece que a alguno le ha cegado la visión idealizada de lo rústico y sigue, sostenella pero no enmendalla, defendiendo una supuesta vuelta a lo rural. Y no se refiere de visita, no. Ni siquiera se refiere a vivir allí ahora con los medios y comodidades actuales. No, no.. Dice de volver de verdad a vivir como antes. Y lo dice en serio, no te vayas a creer.
Que no se yo qué le ve nadie de atractivo a volver a tener una esperanza de vida de 60 años. Seis décadas de las que te has pasado 5 eslomándote 360 días del año a trabajar de sol a sol arrancando terrones al suelo esperando que llegue el día de la fiesta del pueblo para que haya baile y las mozas de otros pueblos vengan y poder conocer así a una mujer del mismo valle con la que tener siete hijos sabiendo que van a sobrevivir como mucho cuatro más allá de los veinte. A vivir en un lugar frío y apartado de un hospital al que ir si lo necesitas. A curarse los sabañones con remedios caseros. A solo conocer dos días; el domingo y los demás. Y muchas veces ni eso.
Porque el olor de la leña es agradable para el urbanita, pero al que tuvo que cortarla cada otoño para tenerla lista para el invierno porque era la única forma de tener calor se la pela el aroma. Y los prados verdes molan desde una ventana de madera, pero es que hay que segarlos y arreglar la ventana para que ajuste y no se vaya por ahí el calor. Y levantarse a las cuatro para ordeñar o sacar al ganado. Porque a mi es que la endogamia me da un poco de yuyu y porque los pueblos de España han sido durante siglos el terreno del juego favorito de nuestra raza: la envida y el cotilleo, la maledicencia, el cainismo negro y la maldad retorcida de quien es capaz de matarse a tiros de posta por una linde supuestamente movida veinte centímetros o de denunciarte para que te fusilen (si no matarte él mismo) por unos celos catetos.
Así que me vas a perdonar amigo pero ahí no me vas a tener contigo.
Y ya.
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