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- ¿Y ese fue el caso más raro que han tenido teniente?- preguntó el novato.
- Chico, si te quedas por aquí un tiempo descubrirás que decir eso es muy audaz. Por esta comisaría pasan los asuntos más extravagantes que te puedas imaginar.
- Como aquel otro.. el de la chica aquella que compraba números ¿Cómo se llamaba?¿se acuerda teniente?- apuntó el agente O´Connelly
- ¿Cómo se llamaba? Recuerdo el caso. Si, lo recuerdo. ¿Cuál era su nombre?....
- ¿Qué sucedió? Cuénteme. ¿Blanqueaba dinero comprando billetes de lotería ganadores?
- Tuvo su gracia. Se sospechaba de ella en el vecindario por un súbito e inesperado aumento de los ingresos. Era la época de la aparición en el barrio de mucha droga y se le puso una escucha. Tenía un curioso módus operandi. Incluso hubo un tiempo en que creímos que nos había pillado. En cierto momento llegó a tener más de setenta líneas telefónicas y claro no se podían pinchar todas.
Luego resultó que no era nada. Una original emprendedora que había tenido una buena idea. Llamaba a los números de teléfono más reconocibles y se ofrecía a comprárselos a los propietarios de las líneas. Por ejemplo contactaba con el 333333 y le decía que le daba una importante suma a cambio del número. Ella se ofrecía a pagar la portabilidad, los gastos que la gestión ocasionara, etc. Y le daba una línea nueva con otro número. Incluso se ofrecía a liberarlo si no lo estaba, a meter en su terminal la agenda personal del vendedor, a configurárselo para que no tuviera la más mínima molestia y a llamar a sus contactos explicando el cambio de número. Aunque sonaba raro y aunque algunos se temieron algún tipo de estafa lo cierto es que quien accedió salió ganando con el cambio. Pagaba bien por la operación.
De ese modo llego a ser la dueña de más de setenta líneas con números fácilmente identificables. El 611 11 11 11, el 91 9 999 999, etc.
El negocio consistía en que luego se ponía en contacto con empresas que vendían por teléfono sus productos y se los vendía a su vez. Radio taxis, comida a domicilio, fontaneros urgentes.. Esta gente estaba dispuesta a comprarlo por el doble de lo que ella había pagado. Para ellas un número fácil de recordar por los clientes era un tesoro. Todo legal. Muy lista. Se forró. Y nunca la pudimos conectar con nada fuera de la ley.
- Menuda vista para los negocios- comentó el nuevo.
- No la duró mucho. La pudo la ambición. Se hizo con el 666 666 666 y cuando lo quiso vender sólo se presentó un único interesado. Los testigos hablaron de un tipo extraño y siniestro, alto y mal encarado, siempre hablando en murmullos guturales, que no quiso pagar lo que ella pedía. Su cuerpo no apareció nunca. Corrieron rumores de que la arrastró a algún tipo de pozo y allí debe seguir. Extrañas historias. Lo único cierto es que algo debió suceder. Algo raro pasó en circunstancias sin aclarar. No se qué de una clausula de permanencia eterna. Aquel caso sí que fue extraño. Nos ocupó cientos de horas y no sacamos nada en claro. Un asunto infernal.
...Alma. Ella se llamaba Alma ahora que recuerdo.
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