sábado, 7 de abril de 2018

LA TEORÍA DE LA MOCHILA VACÍA



Texto-Metáfora 
Aplíquese a cualquier realidad vital que me afecte y se estará acertando.

Cuando de crío salía de excursión preparaba hasta el detalle mi mochila el día anterior. Vivía con anticipación en mi imaginación cada posible situación y pensaba qué iba a necesitar Era una forma magnífica de vivir varias veces la misma aventura. Había quien decía que exageraba con el grado de programación. A algunos les parecía ridículo incluso el nivel de los preparativos. Aprendí pronto a hacerlo. Y de los mejores. Siempre listos. Y es una manía que me ha quedado. O un habito entrenado, prefiero verlo así. 
Lo cierto es que luego a mí nunca me faltaba de nada y estaban previstos todos los posibles imprevistos. En el descenso, o al regreso, era frecuente que volviera con la mochila casi vacía dado que había calculado bien el peso con antelación, me había puesto las prendas que llevaba en ella para cuando enfriara, me había comido la comida que había traído en la cantidad adecuada previamente calculada, etc. 

Por eso me jod** tanto cuando alguien que no había hecho tales preparativos (alguien que mientras yo, como hormiguita, hacía mis cálculos de peso, mis listas para no olvidarme nada, etc. había preferido "improvisar" y dejar lo de preparar la mochila para la mañana siguiente por que "total son cuatro cosas que se meten en la bolsa y listo"), me pedía que le prestase algo que yo sí había traído en previsión (para mí por si lo necesitaba) y a él/ella se le había olvidado o no había tenido la previsión de traer. O cuando alguien me pedía mi cantimplora para calmar su sed de olvidadizo. O cuando alguien (que curiosamente solía coincidir con la misma persona que se reía mientras me veía preparar mis cosas) se percataba de que yo llevaba poco peso al regresar y me pedía repartir el suyo sobrante. ¡¡Que lo he hecho precisamente para no tener que llevar peso a la vuelta!! Hubiera querido gritar.

De adulto la mochila y la preparación ya no son físicas muchas veces sino emocionales, sociales, profesionales.. pero sigue ocupando el primer puesto en el top del ranking de cosas que me jod** que alguien se permita el lujo de usar mi "mochila" (léase sobre todo organizar o disponer de mi tiempo, mi ritmo, mi tranquilidad..) para cargar mi macuto vacío con su estrés, sus problemas o sus tareas una vez que yo he gestionado los míos..
..Como ese que me pide un favor que me supone una dedicación y un tiempo que había previsto dedicar a otra cosa (o a tocarme los h***** que para eso me programé bien) y se enfada cuando le digo que no puedo hacérselo (como si no fuera esa precisamente la esencia de un favor.. que pueden o no hacértelo. No hay nada peor que alguien que te pide un favor partiendo de la base de que se lo vas a hacer seguro -y ya no te digo nada cuando detectas el abuso de confianza de que lo mismo le costaría a él que a mí hacer el favor que me pide: "¿Me puedes volver a mandar aquel correo que me mandaste hace un mes? ..es que no lo encuentro".. pues pincha en el buscador como me estás pidiendo a mi que lo haga Jod**!!),
..o ese otro que se encarga de algo pero luego en el momento final me pasa el muerto para que lo haga yo ("Oye ¿te puedes encargar tú que a mi al final no me da tiempo?")..
..o ese que se siente en la imperiosa necesidad de darme algo que hacer ante la presunción de que si no estoy súper ocupado es por pereza o mal reparto, en lugar de pararse a pensar que tal vez sea fruto de una correcta planificación personal mía (y puede que una mala suya)..



Es como esos malos conductores que te adelantan y se meten en el hueco entre el de delante y tú. Un hueco suficiente para frenar si es necesario que has calculado adecuadamente aplicando la precaución necesaria. Y entonces llega el listo que viene pensando.. "Anda que este.. no deja hueco ni nada.." y va y se mete recortando la distancia de frenado reduciéndola a la mitad sin darse cuenta de que acaba de multiplicar por 10 las posibilidades de que yo me mate aunque yo lo estaba haciendo bien.

Pues lo mismo pero con tu tiempo y los favores imprevistos y encargos que te piden terceros.

Oye, .. ¡¡Que a gusto me he quedado!!

Y ya.



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