domingo, 5 de diciembre de 2021

EL DETECTOR DE IDIOTAS

Bien podría sostener alguien, y tendría razón, que una buena forma de saber si una persona es idiota es porque se atreva a escribir un texto con ese título. Eso es así. Incontestable. Y lo defendería con más virulencia si no fuera porque soy yo. Pero como este es mi blog pues voy a soslayar esa evidencia que me afecta para enumerar mis propios criterios para tal fin (Y enlazo a desarrollos de cada uno de ellos)

1) Primer indicador de Idocia: Mi indicador me dice que alguien es idiota si al hablarme de una tercera persona lo primero que me dice de él o ella es su profesión. Como si eso me aportara una información que a mí me interesase. No soporto cuando un interlocutor dice: "Sonsoles, veterinaria, .. una chica que..", que es una forma simple de ubicar en la escala salarial al referido como si ese fuera el dato que le define.

2) Segundo indicador: La desconsideración. hablar a gritos, imponerte en una conversación, ser impuntual, creer que tu vida es tan importante como para contárnosla por encima del tema del que se esté hablando, no prever ni tener en cuenta que ahora le toca el protagonismo a otro.. En mi cerebro se establece una relación directamente proporcional entre falta de empatía e imbecilidad. Cuanto menos tiene en cuenta un sujeto cómo afectan sus actos a la gente que le rodea más cercano al cretinismo está. Los maleducados, los groseros, los egoístas y quienes dicen lo de "es que yo soy así y o me aceptas así o nada" encabezan mi relación de idiotas cum laude. Y de entre ellos tengo especial inquina con quien se toma la libertad de disponer de mi tiempo. 

3) El tercer indicador que me avisa de que suelo estar ante un idiota es el alzar de cejas despectivo del fanático ignorante. Ese cuya mirada es una mezcla de superioridad, incomprensión acerca de tu punto de vista (o más bien de cómo siquiera puedes tenerlo), seguridad absoluta en estar en posesión de la verdad e incapacidad para el debate de ideas. Ese del que solo está cómodo entre quienes piensan igual.

4) En cuarto lugar las actitudes etiquetadoras por presunción y los prejuicios hacen dispararse mi detector de imbecilidad. Cosas como "..serás muy comunista pero bien que llevas un audi.."

5) Siempre tuve gran debilidad por los supersticiosos y creyentes en homeopatías varias, antivacunas, seguidores de la conspiración mundial y otros idiotas. Hasta el punto de merecer sitio de honor en mi lista.

6) Los malvados son idiotas peligrosos. Los detectareis porque se regocijan en el odio y lo cultivan. Son los cabreadores.  

7) Luego vienen a ocupar este séptimo nivel de descenso a los infiernos dantescos de la idocia los quejicas que siempre tienen en la boca al culpable de sus males.

8) Cierta falta de habilidades sociales básicas también hacen saltar mis alarmas y me avisan "idiota en las proximidades".

9) Con una mezcla de desprecio, asco y diagnóstico de la idiotez incluyo a los machistas, a los agitadores, a los clasistas, a los filofascistas, a los populistas, a los ultraliberales, a los materialistas, a los que defienden a los suyos hagan lo que hagan, a los aparentadores que creen estar viviendo una vida más fascinante por guardar una hora de cola para tomarse una copa en una terraza de un sitio caro para hacerse la foto y colgarla en redes con la intención de que envidiemos su tren de vida (medir el tren de vida por poderse tomar una copa en un sitio de 20€ la copa para enseñarlo lanzando el mensaje de "me lo puedo permitir" será seguramente el mejor ejemplo de idiotez que se me ocurre y una de las mejores formas de demostrar que no estás entre quien de verdad se lo puede permitir. Esos no ponen la foto.), a los manipuladores torpes que usan argumentos simples y demagógicos de primero de falacia (y que ya se hacen imperdonables si encima no son graciosos),..

10) Guardo un lugar especial en mi corazón para los idiotas que no entienden la ironía y se lo toman todo como un ataque personal y para los que se ofenden por cualquier cosa. Para los políticamente correctos y los censores del pensamiento ajeno.

..Y por último están, como decía al principio, los que se creen tan listos como para hacer sus propias listas de criterios de idiotez ajena.

Y ya.

lunes, 22 de noviembre de 2021

EL ESCLAVO DEL LAUREL

Se hace urgente, ya no sólo necesario, recuperar la figura del esclavo aquel que seguía al general victorioso en su carro sujetándole la corona de laurel, cuando a su entrada en Roma en triunfo le susurraba al oído aquello de "memento mori" mientras la masa le jaleaba. Y es que pisar moqueta hace que a los políticos se les olviden las mínimas pautas de humildad en su navegación en las aguas inmortales de la fama y el poder. O eso o que no tienen vergüenza, una de dos.

Siempre pensé que los romanos eran muy listos. No había más que ver todo lo que los propios líderes del frente de liberación de Judea se veían obligados a reconocer que les habían aportado a pesar de ser unos opresores malvados e incircuncisos.

En cierto modo a todos nos hace falta, al deportista joven o a la actriz prometedora para gestionar el éxito o la riqueza sobrevenida, alguien que nos recuerde en tiempo de bonanza que no siempre vendrán bien dadas, que una cosa es disfrutar el momento y las mieles del éxito y otra es no ser consciente de que no siempre ha sido así ni tiene por qué serlo, que la vida no es lineal en casi ningún aspecto. Y que el triunfo, como el desastre, son igual de impostores como dijo Kipling. Alguien que nos susurre al oído con cariño la verdad cruel para que la tengamos presentes aun mientras estamos flotando en el aire borrachos de éxito, o precisamente más en esos momentos por esta razón. Un ser querido, o al menos al que respetemos, que nos sujete el laurel con su admiración mientras nos sujeta también los pies a la tierra con sus críticas o sus consejos realistas. 

Porque es que veo que hay gente muy subidita que se merece una colleja dada siempre desde el espíritu de corrección fraterna, y desvergonzados varios a quienes conviene recordarles, Padrino´s stile, que arrieros somos y que no siempre les va a ir tan bien, y que el arroyo está ahí siempre como posibilidad de retorno. Idiotas crecidos que están pidiendo una cura de humildad por la vía rápida como nada.

Y ya.

viernes, 19 de noviembre de 2021

POLÍTICA DE MÁXIMOS

 

Hasta hace poco todas las partes entendían el juego. Aceptar la regla tácita de los máximos era la premisa; A la negociación se iba pidiendo mucho más de lo que pretendías para ir cediendo y encontrarse en el medio. Ganar algo todos. Perder algo ambos.

Hasta un niño lo sabía. Y pedía 100 de propina sabedor de que era la forma de terminar consiguiendo 60. Cualquier charlatán y mercachifle podrá dar fe de lo que digo. En el mercado se le ha llamado regateo desde siempre.

Nadie creía en su primera oferta. Ningún niño hubiera soñado siquiera con que le dieran los 100 a la primera sin más. Todos sabían que la primera postura era una premisa falsa.

Durante milenios y generaciones aceptar eso fue la base de toda negociación. Lo saben los sindicatos y la patronal, los padres y los hijos, los comerciantes, los vendedores y los compradores, los parlamentarios, los que rezan pidiendo a Dios, los políticos, lo sabe Rick de "El precio de la historia", los policías y los informantes, los matrimonios que funcionan, los abogados, los chantajistas, los prestamistas, los brokers, los delincuentes tratando de alcanzar un acuerdo.. Lo sabe cualquiera que viviera la transición española.. Y aunque su trabajo era no reconocerlo lo sabían los idealistas y los utópicos que se avenían así a jugar a este juego pues sabían que era la forma de avanzar paso a paso en sus causas... Si por saberlo lo sabían hasta los que inventaban los slogans y los que los pintaban en las pancartas.

Y desde siempre se han usado trucos sobre esa base. El más habitual consistía en subir artificialmente en el periodo anterior a la negociación las posturas. Así se tenía algo, que tú mismo habías creado para eso, a lo que renunciar luego para bajar tu posición hasta el punto que realmente deseabas. Lo hace Amazon los días antes del black friday con los precios, lo hace Bildu fomentando los homenajes a etarras a la salida de la cárcel para luego anunciar, días antes de pedir más medidas de acercamiento, que pide a sus fuerzas que los reduzcan al ámbito privado y así quedar como los que ceden. Lo hizo Jruschev en la crisis de los misiles. Lo hace Esquerra exigiendo chorradas como cuotas de catalán en Netflix para luego bajar el tono a cambio de otra cosa.. Es el truco más viejo del mundo.. Pero al menos lo es dentro de las reglas del juego que todos los interlocutores conocen. Hasta ahora.

Porque hoy nuevos jugadores han aparecido y traen nuevas reglas. Gente que resulta que no  juega al mismo juego que nosotros. Que se cree de verdad su primera postura de máximos. Es más, que no tiene otra. No lleva ninguna más a la negociación. No tiene un as en la manga ni nada en la recámara para luego. Gente que no va a la negociación a ceder sino a exigir. Y ni siquiera se molestan en tratar de disfrazarlo de posición de fuerza. Porque ellos (y ellas) no van a negociar. Van a corregir al equivocado (el otro) Son gente que se creen en un plano de superioridad moral y no tiene por qué jugar a nuestro mismo juego con las reglas de todos. Dogmáticos que se consideran en posesión de una verdad indiscutible que no creen que tengan por qué bajarse del caballo dado que "saben" que tiene razón y solo exigen lo que es "justo". Es la nueva forma de "Negociar"; levantarse de la mesa si no se acepta lo que ellos sostienen como base de la que partir todos. Eso como mínimo. De ahí en adelante.

Lo saben los que llevan a la mesa de negociación como un absoluto una postura que sería relativa para cualquier otro. Lo saben los populistas de todo signo, lo saben los radicales de cualquier posicionamiento, los baluartes y censores de lo políticamente correcto, los talibanes y fanáticos de toda rama, y los que le retiran el saludo a su amigo por no compartir su enfado ni sus ideas, los que ponen las pistolas sobre la mesa, los que esgrimen un tema como derecho humano para darle calidad de indiscutible, los de las declaraciones unilaterales de cualquier ralea, los de "esto como mínimo y a partir de ahí hablamos o se rompe la baraja".

Gente a la que le debían traer los Reyes Magos todo lo que pedía. Gente que no sabe jugar al juego.

Y ya.


sábado, 16 de octubre de 2021

LA TERCERA DIMENSIÓN

Las cosas que históricamente los humanos hemos respetado han tenido siempre tres dimensiones. Si falta alguna de ellas ese elemento pierde sacralidad y dejamos de respetarlo como lo hacíamos hasta ese momento. No hablo solo de lo que admiramos. A algunas de estas cosas no solo las hemos respetado a lo largo de los siglos sino que incluso las hemos venerado. Y si lo hacíamos era por tener las tres facetas. Cuando el hombre respetaba a Dios era porque tenía esas tres. Y así pasaba cuando ha reverenciado según el momento a la autoridad, a la iglesia, a la razón, a los sabios y expertos por encima del conocimiento del vulgo, a la democracia, a los gobernantes, a la naturaleza, a la inteligencia..

Para que algo sea un templo, algo digno de respeto, ha de tener:

a) Esencia: Espiritualidad; Intención de trascendencia, valores que lo sustenten, principios éticos. 

b) Sustancia: Concreción, corporeidad, incluso fisicidad o tangibilidad. Lo que en el caso de la divinidad se suplía con ídolos e imágenes a las que adorar.

c) Norma: Liturgia, protocolo, ritual y pautas que lo regulen.

Cuando sólo se reúnen dos de ellas no se alcanza ese nivel de la más alta consideración; Las meras reglas más el elemento físico solo son deporte, lenguaje, rutina, trabajo, sexo, religión, contrato, formación, desfile, territorio, ley, estética, katas, pensamientos, disfraz vacío, carcasa, apariencia, formato, edificio, replicantes.. Pero si hay espíritu además son otra cosa. Si hay espíritu pueden llegar a ser ritual sagrado, poesía, amor, creación, arte, trascendencia, educación, patria, derecho, matrimonio, acuerdo, belleza, arte marcial, profesión y oficio, filosofía, bushido, uniforme, esencia, templo, personas..

Por eso una obra maestra de cine o una partida de ajedrez perfecta no consisten solo en cumplir un código sobre un soporte. Por ello nos damos cuenta de que algo falta ante una supuesta obra de arte aunque la tengamos ante los ojos y tenga un formato reconocible si carece de idea o de pasos para ser creada. Por eso el toreo pierde adeptos si solo se trata de espectáculo sin alma. Solo normas y elementos materiales. Por eso al clero se le respeta mientras tiene corporeidad, liturgia y valores (los católicos) y deja de ser respetado, por mucho que tenga tangibilidad y ritual, cuando pierde los valores que le dan razón de ser. Por eso tenemos al parlamento de un país por el templo sagrado de la democracia y sus ciudadanos lo respetan.. hasta que, por mucho que el edificio siga en pie y haya un protocolo y un reglamento, deja de sustentarse en los principios democráticos para los que existe. Por eso pierden nuestra confianza los gobernantes aunque sigan andando y vistiéndose poniéndose ropas sobre un cuerpo, y cumplan ciertos formalismos, si comprobamos que no creen en lo que nosotros defendemos. Por eso las banderas dejan de tener prestigio por más que ondeen y haya un reglamento que las describa en sus medidas y colores si ya no representan al ordenamiento que rige y este no está alimentado por los principios en los que creemos. Por eso la monarquía pasa por sus horas más bajas si por mucho que haya monarca y lo diga una constitución pierde para el pueblo sentido al perder ejemplaridad ética. Por eso el rito por sí mismo no vale solo si no va acompañado del elemento físico y el elemento espiritual. Y viceversa; Por eso la espiritualidad no sirve sin liturgia ni forma material. Ni la mera escenografía física vale para nada sin protocolos que lo reglamenten o sin ética que los sustente.

Y ya.

jueves, 7 de octubre de 2021

HERRORES

Sorprenderme cada día con las faltas de ortografía que se ven en las redes sociales me da mucho en qué pensar. No se trata solo de su frecuencia ni de su gravedad. No es sólo que haya un porcentaje tan importante de mensajes que contienen faltas ni de que estas sean tan sangrantes que a menudo me pregunto si no serán intencionadas. Es sobre todo lo que subyace tras esto.

Demagógicamente habrá quien argumente comprensivamente (yo desde luego no lo hago. Ni comprendo ni me lo explico ni lo justifico) que con la "democratización" de las redes y la llegada de la posibilidad para cualquiera con un móvil de manifestar su opinión, esto del aumento de la incultura era una consecuencia lógica.

Somos el país del mundo con mayor índice de población universitaria respecto a la población general. Llevamos 40 años invirtiendo en educación cantidades ingentes (y aun así insuficientes) de dinero. Hemos dedicado cientos de horas de nuestros técnicos y políticos a mejorar las sucesivas leyes de educación (¿?). Miles de horas de simposiums de expertos en pedagogía, horas de investigación, tratados, estudios, tesis.. Hemos erradicado el analfabetismo. Hemos aumentado la edad de la educación obligatoria hasta los 18...

Todo eso significa (o debería significar al menos) que toda la población española mayor de edad cuando menos debería saber leer, escribir, sumar y restar. No parece mucho pedir en relación a la apuesta. Y sin embargo es un hecho que no es así. Y basta para comprobarlo abrir cualquier hilo de una red social. Los hachazos al diccionario, a la sintaxis y a la gramática más elemental son tantos y tan graves que se ha extendido en redes sociales una expresión para describirlos: "Sangrar los ojos". Eso significa estadísticamente que una parte significativa de la población no sabe escribir, que acaba sus estudios (e incluso lleva a cabo estudios universitarios) sin la base suficiente en esta materia. 

..Y además que a este segmento no le importa mostrar públicamente su incultura, lo cual es muy grave porque supone que está tan generalizado que se considera lo normal y justificado en ciertos entornos.

Me hace pensar además que si eso es en materia de escritura, que es algo público que se aprecia al leer sus textos, también puede serlo hablando de sumar y restar (que es menos público)

Y eso hablando de escribir porque lo de leer ya es batalla perdida. En ese sentido se ha extendido también otra expresión para describir la incapacidad que tiene un porcentaje elevadísimo de personas para leer con suficiente aprovechamiento un texto: "Problemas de comprensión lectora". Cuando alguien quiere decir de otro que no se molesta en leer más allá del titular, o que se queda solo con la idea general por la pereza de no leer el argumento completo, o simplemente que no ha entendido nada de lo que se quería decir con un mensaje escrito y se ha malinterpretado por prejuicios y presunciones por no leerlo,.. se dice que tiene "Problemas de comprensión lectora", y que traducido viene a significar que para un gran número de personas leer textos medianamente largos es arduo y lo evitan, y que en caso de llegar a leerlos a menudo no entienden lo que dice el texto ni en su sentido más elemental. (No son capaces de entender la idea general). Lo cual describe en realidad un grave problema social generacional.

Y por último la peor de las manifestaciones del problema. La importante de verdad; Nuestro sistema educativo renunció hace décadas al sistema memorístico y de conocimientos en favor de la educación en valores, lo cual en principio sonaba bien. Y sin embargo años después del experimento se extiende entre los jóvenes como referente deseable el modelo más egoísta de persona, el del interesado sobre el solidario. Y se asumen roles sexistas por las chicas renunciando a todo lo ganado. Y tenemos los mayores índices de violencia machista juvenil, bullying, infelicidad entre jóvenes, las mayores tasas de suicidio infantil, las más bajas en altruismo, los datos mas altos sobre comprensión de las conductas agresivas, la mayor aceptación por su parte de la corrupción como algo que todo el mundo hace y haría en su caso, de desinterés y desafección por la política.., y por contra las más bajas capacitaciones y cualificación para la empleabilidad,.. 

..y además tal como hemos visto también los más altos de incultura juvenil.

Y ya.

lunes, 4 de octubre de 2021

NO, VENGA VA.. EN SERIO. NO OS RIAIS: .... RESEÑA DE LA PELÍCULA DUNE (2021)

 

La película me ha sorprendido y me ha gustado mucho.


No me esperaba este soplo de aire fresco que ha venido a acompañar a otros títulos recientes que también me gustan mucho como Oblivión en la evidente revitalización del género de la Ciencia Ficción a la que asistimos desde hace unos años. Un género del que no hablamos lo suficiente por más que sea uno de nuestros favoritos.


Obra de un director del que a pesar de todo lo que sobre él ya se ha dicho y escrito sigue habiendo mucho que decir, DUNE (1921) retoma la obra del mismo título de 1965 de Frank Herbert  que inaugurara una nueva visión de la Ciencia Ficción caracterizada por la economía; La de personajes, subtramas, nomenclaturas, duración, etc. 

Una capacidad de síntesis proverbial que aporta una claridad argumental que luego sería copiada y tendría tanta influencia en obras posteriores como “Juego de Tronos” o la saga de “Star Wars”, claros deudores de la visión de Herbert, auténtico pionero de la ciencia ficción moderna (aunque haya quien haya querido ver en su obra reminiscencias de Julio Verne o incluso se le haya acusado de mero seguidismo de su obra).


Llevada a la pantalla con notable éxito que la convirtió en película de culto, por David Lynch en 1984, es ahora retomada con una nueva mirada completamente original e innovadora por Villeneuve, quien en nada se deja guiar por su predecesor sino que aporta un lenguaje propio nuevo y parte del principio sin aceptar herencias y sin usar nada de lo que le ha antecedido.


La película es así es un ejercicio de claridad de guion fácil de seguir en todo momento.

De las tres horas y veinte minutos que la componen no sobra nada. Tiene el metraje exacto. Ni un minuto más del necesario, ni uno menos. Y sin embargo el espectador sigue sentado en la butaca acabada la proyección como queriendo más.


Los personajes se suceden con fluidez resultando sencillo ubicarlos en la trama de manera natural, casi instintiva, como se colocan en las baldas de un armario los libros por colores. Los distintos linajes permiten esto. Y ello es gracias a un talento literario privilegiado que elige e inventa nombres y terminología huyendo del barroquismo en aras de la limpieza de la historia, del seguimiento por el espectador y de la comprensión sencilla de la trama que es su característica principal.


También una escenografía comedida y un uso adecuado y sin exageraciones de los efectos especiales ayudan a ese continuo fluir del argumento. La espectacularidad visual, la banda sonora no invasiva y el gigantismo monumentalista que permiten los efectos digitales, apenas se notan y están siempre al servicio de unas grandes actuaciones. Y sin embargo logra no caer en el ejercicio de recreo meramente estético de su fotografía.


Nunca se subrayará lo suficiente lo revolucionario de la concepción literaria de la obra originaria de Herbert, ni su influencia posterior en la Ciencia Ficción que estaría luego por venir tras él. Le debe hasta el punto de no entenderse sin su influencia. El director canadiense lo sabe y reverencia al autor al que lleva a la pantalla con maestría de aprendiz aventajado mimando el producto. Se puede decir que ambos mundos, el literario y el cinematográfico, se complementan en esta conjunción que es DUNE (2021), en la que se ha logrado sin duda captar la esencia misma de la saga: línea argumental clara, pocos personajes pero bien esbozados y perfilados psicológicamente y lenguaje comprensible que permite en todo momento situar la escena en la historia general.


Aprovecha para ello los recursos que le brinda ya el escritor en la obra original y que traslada con acierto al guion y a imágenes en movimiento. Recursos de grandísima talla literaria como la invención de unos pocos nombres en lenguajes inventados; familias, lugares.. en fonética musical y pegadiza. Un truco (tachado por sus enemigos de recurso de literatura infantil con lo que no estamos de acuerdo) que también usarían luego cineastas como Kubrick en su Naranja Mecánica, el mismo Lucas con los Jedis o escritores de menor nivel y calidad como Tolkien en su mundo creado de cero. Todo ello nos habla de un escritor con mayúsculas que es conocido en el mundo entero y forma ya parte del parnaso de autores de los que se puede decir sin duda que han inventado un género nuevo.


Villeneuve acierta también incluyendo en algunos planos y giros argumentales, homenajes intencionados a obras maestras de la historia del cine. Sus detractores malpensados y maledicentes no han dudado en entenderlos como “apropiaciones” o  incluso “copias” y “plagios” descarados sin razón alguna. Así, por ejemplo, hay quien ha sostenido que una trama que se basa en un planeta desértico que revivirá cuando se active el agua de su interior ya se lo ha leído antes a Philip K. Dick en "Podemos recordarlo por usted" (que daría lugar a "Desafío Total" en el cine años más tarde) y que  la escena en que el barón Harkonnen se acaricia en primer plano la calva recuerda demasiado a la de Brando en Apocalypse Now. Casualidad o, a lo sumo, tributo al maestro. Si fuera lo contrario lo mismo podría decirse del plano de la salida de la cabeza de la bañera de barro con su similitud con la salida de la de Martin Sheen del rio camboyano, pero sostener eso ya denotaría inquina por parte de sus críticos o cierta fijación con esa cinta por parte del canadiense. Dicen otros que la escena casi final (atención spoiler) del grupo en fila por el desierto llevando el cadáver amortajado tiene grandes similitudes con una parecida en Gladiator cuando él va herido tumbado y transportado en la caravana, pero eso es ya ver lo que no hay. Otros han comentado que el recurso de que una voz, solo audible por el protagonista y los espectadores, susurre a un piloto en su cabeza sugiriéndole que en una situación de estrés en combate simplemente se deje llevar por el instinto, les recuerda a algo. Sin caer en la cuenta de que Obi wan Kennobi y Luke Skywalker atacando la estrella de la muerte son personajes 12 años posteriores a la novela (Si bien 44 anteriores a esta película).


Es evidente, para el cinéfilo avisado y el experto, que los miles de cliffhungers y escopetas de Chejov que el director va repartiendo por el argumento sin que signifiquen nada de momento (el cuchillo de la dama de llaves entregado a la madre, el hecho de que sin que signifique nada muera la misma ama de llaves, el de que las visiones no se cumplan sino al contrario se desarrollen luego en otra dirección distinta a la pre-vista por el protagonista, etc.) son recursos de genio a los que los simples mortales no acertamos a ver sentido hasta que se vean resueltos de alguna manera en las siguientes entregas. O no. ¿Cabria mayor genialidad que la de dejar cerrados en falso todos estos lazos lanzados ahora sin visos de solución?

 

Quien ve en esta película solamente un “Juego de tronos” con monos de motociclismo de la época de Ángel Nieto es que no ha entendido nada del universo DUNE. Un auténtico creador de mundos literarios y lenguajes así como “influencer” en todo un género posterior, lo que se ha venido en llamar Sci-Fi “Vintage”. Un género que integra con absoluta naturalidad que la escena se desarrolle en el 10191 y sin embargo la forma de resolver las cuitas sea en el cuerpo a cuerpo, a navajazos como Curro Jiménez. O que las cosas haya que hacerlas en persona como la entrega de poderes del emperador al Duque comunicándole el relevo del mando en Arrakis de boca de su delegado quien, no te lo pierdas, lee un papiro desenrollable sobre el que la forma de firmar es el lacre del sello. O que para documentarse se usen cañones de proyección como los actuales. Sin que nada ello sin embargo rechine a nadie ni menoscabe la consistencia, coherencia y credibilidad de la historia.


Ante la abrumadora calidad de la obra el espectador perdona pequeñas incongruencias como que el calor sobre Arrakis sea en unas escenas insoportable y en otras no, o que los Harkonnen tengan que extraer la especia de noche pero los Atreides puedan hacerlo de día, que haya una forma de andar para no atraer a los gusanos pero todo el mundo pasee normalmente por el desierto sin problema, o que un personaje diga cosas como “Soy una fremen, no te preocupes por mí, el desierto es mi hogar” en muestra de su absoluta confianza en sí misma y en sus habilidades en el medio.. y a la escena siguiente resulte muerta con facilidad por no haberse sabido esconde bien. Son todas ellas cuestiones menores que quedan en nada, empequeñecidas ante la atención a detalle que hace de este guion uno redondo, de hierro.


En tiempos como estos se agradece la sutileza que esta cinta demuestra. Claro ejemplo de ello, a modo de pincelada, la escena de la ejecución de los prisioneros en el patio arrodillados en hilera y que no recuerda en absoluto las de los Talibanes. 


Una película, en fin, espectacular, monumental, gigantesca e hiperbólica (entiéndase referidos estos adjetivos a su calidad, no como ataque a un supuesto defecto visual por exageración fálica que haría del autor carne de diván de psicoanalista -enormes glandes horadando Arrakis-).

 

Lo dicho; Perfecto ejemplo de como un tratamiento sobrio es garantía de maestría tras la cámara. De que presumir la inteligencia del destinatario, no dárselo todo mascado, aclarar sólo lo que es necesario (que en esta cinta es poco), usar con soltura de la elipsis y del lenguaje sintético del cine, no ser sobrecargante en el uso de los recursos y medios.. son siempre rasgos de dirección agradecidos por el espectador.


Ya estamos deseando ardientemente las nuevas entregas.


Guía pare ver DUNE sin perderse:


DUNE: Juego de tronos pero todo a escala en grande, en el futuro, sin dragones y con tubos en la nariz. Mundo en el que a pesar de suceder los hechos en el chorropotocientos mil después de Cristo la peña sigue teniéndose que matar a navajazos como si fuera Curro Jiménez en las dunas de Doñana, y en el que el escritor de las novelas se partía él solo el culo con los nombres que se inventaba para las cosas.


Garlaukas: Tropas imperiales compuestas por clones de un famoso jugador de baloncesto.


Baron Harkonnen: Jabba el Kurtz. Baboso, gordo, seboso repelente y grasiento líder de los malos cruce de Jabba el Hut, el Coronel Kurtz y Santa Teresa (por lo de la capacidad de levitar)


Atreides: Casa de.. Linaje supermegapoderoso al frente del que está un tío que se llama Leto (que es duque eso si, pero no me jodas tú, que nombrecito para un megalider), .. claro que su descendiente se llama Paul …


Arrakis: Decorado de planeta Tatooine aprovechado para esta otra.


Emperador: personaje que controla el universo en la saga Star Wars y ya también sale en otras sagas  para aprovechar sinergias.


Mahdi: “El elegido”, “el Mesías”.. original personaje que sale en Matrix y otras cien mil. La esperanza del universo que lo es sin que él lo supiera. Muy innovador.


Desse yeserins (o algo así); La hermandad de las suegras: orden de brujas-monjas rollo templarios pero en tías a las que viste su enemigo y que han poblado la historia del cine. Ya las vimos en Excálibur. Rollo viudas calladas con vestidos rozagantes incomodísimos y peinetas exageradas que son las que en realidad, a la chita callando mandan en el cosmos. Como en la vida real vamos.


Fremen: Son los bandidos Tusken de Star Wars vestidos con una partida de monos de Ángel Nieto que sobró de otra peli. Entre las dos acabaron con las existencias de gasas y tela de saco.


Especia: Puta arena


Qüiser jaderan (o algo así): Juego que se juega montados sobre una escoba y consiste en meter una bola con alas por un aro en Hogwarts. Para su segunda acepción ver Mahdi.


De nada.

   Y ya (ahora ya sí os podéis reír)

lunes, 13 de septiembre de 2021

ASEPSIA

El ciudadano asistió al concierto de rock. Vestía sus prendas protectoras. Los asientos estaban dispuestos por parejas. Entre cada pareja había un metro y medio de distancia. La medida preceptiva. La burbuja aséptica. Vigilantes armados garantizaban el cumplimiento de las pautas. Azafatas solícitas se movían entre las filas de asientos. En las grandes pantallas el cantante gesticulaba. Nadie más lo hacía. El público sentado disfrutaba tranquilo de la actuación rockera. Nadie hablaba. Nadie se tocaba. Nadie se movía en exceso para respetar la norma de los espacios individualizados. Su disfrute se manifestaba en aprobación moderada. En un momento dado el cantante pidió su colaboración y varios de ellos alzaron sus luces de bolsillo al compás oscilante de los brazos. Sin excesiva emoción.

Tras el concierto salió de manera ordenada y en silencio, como todos los demás asistentes. El grupo se dirigía al embudo que era el acceso cuidando las distancias, evitando tocarse y casi ni siquiera mirarse. No habrían podido reconocerse tras las prendas protectoras. Desde allí fue al puesto cercano de alimentación inmediata. No tenía que tocar la puerta. Se abría sola al detectar su presencia. Las grandes pantallas táctiles alineadas en el interior ofrecían imágenes idealizadas y jugosas de los productos. De entre ellas el ciudadano eligió los que deseaba ingerir. No era necesario el contacto humano. Abonó pasando su tarjeta crediticia sobre la interfaz que le identificó y asumió la deuda generada. Luego ordenadamente esperó en la fila guardando la distancia preceptiva con los comensales anterior y siguiente. Operarios eficaces y callados seleccionaban los productos alimenticios de hileras que se iban llenando de paquetes envueltos según eran producidos. Los alimentos empaquetados caían rodando de alguna parte tras los metálicos estantes. Depositados en bandejas asépticas los técnicos recitaban aburridos números tras una pantalla de plexiglas transparente. El ciudadano se acercó a por su pedido al oír la cifra identificativa que la máquina le había asignado. Luego se dirigió a uno de los cubículos e ingirió los elementos alimenticios empaquetados.

El aviso de la hora de cierre de los establecimientos se oyó por la megafonía, acabó y se dirigió a la salida.

....

Si me lo dicen hace diez años no me lo creo.

Y ya


sábado, 11 de septiembre de 2021

EL COFRE VERTICAL

 

Al contrario que mi padre yo nunca fui un lector empedernido, pero, como hijo único, al fallecer heredé su biblioteca. Por ello durante años nunca la hice caso. Me limité a vivir en aquella casa, mi casa ahora, y a limpiar el polvo de los libros de cuando en cuando. Nunca tuve necesidad de ojearlos o abrirlos. Eran sólo decoración.

Luego a la casa llegó Ana, con quien compartía esa cierta desafección hacia la lectura y las ganas de formar juntos una familia. Así que después vino Andrés, y Jorge más tarde. 

Andrés creció y se hizo un adolescente brillante, inteligente y curioso. Un buen día a sus once años posó la mirada sobre aquella biblioteca de una manera que nunca la había mirado. Yo estaba allí y puedo describir el momento exacto pues me fijé al llamarme la atención su comportamiento. Lentamente se levantó del sofá y se dirigió al mueble en el que descansaban todos aquellos libros desde hacía décadas sin que nadie los tocara salvo para limpiar de polvo sus lomos. Giró la cabeza para leer los títulos, luego alargó su brazo, me miró pidiendo permiso, y al asentir yo, tomó uno de aquellos tomos y se lo llevó donde estaba.

Al cabo de unos minutos su gesto volvió a sorprenderme. Al pasar las páginas de entre ellas recogió algo que había allí. Una pluma brotó entre sus dedos. Una pluma hermosa de pálidos colores. De ella pendía una tarjetita minúscula colgante de un hilo como las usadas para clasificar viejos ejemplares en los museos. Andrés la miraba fascinado y me miró a su vez con una interrogación en los ojos. No sabía qué contestarle. Me aproximé y compartimos durante unos segundos la extrañeza. En la pequeña cartulina se leía por un lado una fecha y en su envés rezaba escrito a mano con letra de hormiga "Este día fui feliz. Mi mejor amigo salió del coma tras el accidente".

La curiosidad quedó en mera anécdota durante unos días. Lo comentamos en la comida y nos olvidamos hasta pasadas las jornadas, cuando Andrés acabó la novela y la dejó en su estante de vuelta dándolo relevo por la siguiente. Porque de las páginas centrales del nuevo libro esta vez cayó algo al suelo al manipularlo. Se trataba de un calendario de 1959. Uno de publicidad de una tienda de pinturas cuyo único espacio en blanco estaba ocupado por la letra de mi padre. "Hoy 23 de abril de 1959 he conocido a la mujer que será mi esposa".

Aquello nos hizo pensar lógicamente que había más de un recuerdo de mi padre en aquellos libros. 

Durante aquel verano la familia adoptó, como hobbie y curiosidad al principio, como pasión luego y como aglutinante familiar emocional finalmente, la sagrada misión de buscar en aquellos cientos de libros cada uno de esos recuerdos. Porque efectivamente en cada libro había al menos uno. A veces era dinero, en ocasiones facturas o tickets, entradas de cine, meras cartulinas, recortes de prensa, billetes de tren, pasajes de avión, postales y cartas,.. Pero en todos ellos, invariablemente, mi padre había escrito un recuerdo feliz que así se había conservado cuidadosamente, casi en secreto, en espera de que Andrés un día descubriera el tesoro. 

Mientras lo hacíamos nos inventamos un juego; Éramos piratas en busca de un tesoro y cada vez que alguno de nosotros encontrábamos un nuevo detalle escondido entre las páginas de uno de los libros cantábamos a voz en grito juntos "Jo, jo, jo.. la botella del ron." Hablábamos con términos marineros de abordajes y garfios. Llegamos a disfrazarnos en alguna ocasión para hacerlo más divertido.

Cuando acabó el verano teníamos ante nosotros, esparcidos por la alfombra del salón, sobre las mesas y el alfeizar de la ventana cientos de aquellos recuerdos. Así nos dimos cuenta de que mi padre había estado haciendo aquello cada día de su vida. Recopilando recuerdos felices a razón de uno diario. No estaban ordenados de ningún modo. No había razón lógica para la distribución por mucho que lo intentáramos entender. No se trataba de los temas, ni de la paginación. No había relación entre la fecha y el tomo en que se había enterrado. Mi padre simplemente había usado sus libros como almacén de recuerdos aleatoriamente. En aquellas páginas había una vida entera. Y había sido una vida feliz a la vista de la gran cantidad de recuerdos hermosos que había ante nuestros ojos. La repasamos juntos durante esos días. Nos emocionamos a menudo sentados en círculo en el suelo rodeados de libros y objetos que ordenábamos cronológicamente tratando de reconstruir sus días, sentimientos y vivencias. Luego, al acabar, con respeto devolvimos cada recuerdo a su página y cada libro a su balda en espera de que en el futuro alguien volviera a paladear el placer que nosotros habíamos sentido abriendo aquel cofre del muerto, aquel baúl del tesoro.

Y ya.



viernes, 10 de septiembre de 2021

EL INTERVALO LÚCIDO

 (Borrador para un cuento)


Basil era un intelectual de la muerte, un estudioso del fin de la existencia y un profesional competente en su trabajo. El Estado le había confiado la honrosa tarea de acabar con los peores criminales y se aprestaba a sus funciones con dedicación. Años atrás, cuando había tenido que salir de su país, había decidido cambiar la grafía de su nombre para hacerlo más cómodo a sus nuevos compañeros de la noche bohemia parisina. De este modo Vasily se convirtió en Basil.

Siempre le había fascinado la forma en que la vida se termina, y de entre todas las cosas que rodean esos momentos especialmente le interesaban las relativos a su duración. Daba por sentado que todo aquello que le habían contado de niño acerca de rápidas ejecuciones sin sufrimiento eran meros eufemismos piadosos para no torturar la mente infantil. Nunca creyó que de verdad su abuelo falleciera sin dolor y de manera inmediata cuando lo fusilaron. Estaba seguro de que esas personas sufrían durante sus últimos momentos en una extraña conciencia doliente de que se estaban yendo para siempre. Con el tiempo trasladó tal pensamiento a todos los moribundos fuera cual fuera la forma de su muerte. Ni los quemados en la hoguera morían antes asfixiados que abrasados, ni quién caía desde una gran altura perdía el conocimiento antes de golpear contra el suelo. Estaba seguro de que sabían lo que les sucedía. Y se preguntaba cuanto duraba ese periodo. Nadie se iba como en las obras de teatro, en la guerra había visto morir a muchos y sabía que era aquel un proceso lento.

Desde que era consciente se venía preguntando cuánto duraban los últimos estertores agónicos de un ahogado y lo que tardaba en dejar de pararse el corazón de un ahorcado. De manera casi obsesiva leía sobre ejecuciones para ilustrarse y mejorar en su oficio. Había sentido especial admiración por la guillotina hasta enterarse de los experimentos del Doctor Beaurieux que demostraron que los reos condenados seguían conscientes durante casi medio minuto desde que era separada del tronco su cabeza.

Y sobre todo se preguntaba por la consciencia en esos segundos finales. ¿Sentirían igual quienes morían? ¿Qué les daría tiempo a pensar en ese tiempo? ¿Era miedo lo que acompañaba a todos ellos al final? ¿Les alcanzaba para despedirse? ¿Para ponerse a bien con su Dios y limpiar sus almas?

Leía ansioso todo lo que sobre el particular caía en sus manos con la piadosa intención de aplicarlo luego en el cadalso con sus clientes. Relatos de pestañeos post mortem, anécdotas y sucedidos más o menos creíbles, macabros o rocambolescos sobre miradas asombrada desde las puertas del más allá a sus verdugos, etcétera.

..continuará.

(Casi dos años después encuentro este texto de Dul Pérez Paredes en Internet que complementa al mío: 

"Ricky tenía el hábito de obsesionarse con mierda de lo más rara. Su última obsesión fue tan jodida que al principio no pude asimilarla. Parece ser que los historiadores omitieron un efecto temporal de la decapitación: después de la separación de su cuerpo, el decapitado puede escuchar, ver, hacer expresiones faciales y comunicarse.

Ricky se obsesionó tanto con ese descubrimiento que investigó a profundidad el fenómeno, citando con frecuencia un estudio hecho con ratones que demostraba que las ratas decapitadas permanecían conscientes por un máximo de cuatro minutos.
La muerte de Ricky fueron los cuatro minutos más desgarradores y extrañamente reveladores de mi vida.
Comenzó el día que llegué a su casa de estilo ranchero. Lo que menos esperaba era que sería el último día de su vida, o nuestro último día juntos. Cuando me condujo a su garaje y me mostró la guillotina improvisada que había construido expertamente, supe que, para Ricky, no había vuelta atrás.
—Tú no tienes que hacer un carajo, ¿okay? Se impulsa cuando jalo esta palanca —La cual jaló, dejando caer la pesada cuchilla diagonal sobre la base semicircular, y desatando una corriente eléctrica fría por mi columna—. Lo único que debes hacer es sentarte y observar.
—Ni mierda.
Me di la vuelta para irme. Cuando estaba en la puerta del garaje, Ricky dijo la única cosa que importaba, y con tanta desolación en su voz, que me congelé.
—No quiero morir solo. Eres la única persona que me queda.
Y tenía razón. Su madre y su padre habían muerto cuando Ricky estaba en la universidad. No tenía hermanos y su fiel sabueso falleció un mes atrás, lo cual significaba que yo realmente era su único amigo.
—Te puedes sentar ahí y… simplemente estar aquí, para no dejarme solo, y luego te puedes ir y nadie lo sabrá.
—¿Y luego qué, Ricky?
—Es simple. Un parpadeo para decir que sí, dos para decir que no. Y, por si acaso, abrir mi boca significa que lo que veo o siento es jodidamente increíble.
Me quedé sin palabras, y la idea de que perdería a mi amigo esa tarde me sobrecogió. Mi cuerpo se estremeció con un dolor profundo que nunca había sentido antes. Luego alcé la mirada y vi que Ricky estaba sonriendo. Estaba feliz.
—Hazme preguntas de sí o no, háblame y pregunta lo que quieras. Esta es una oportunidad muy inusual; es algo que realmente necesito saber. En todos los experimentos que he leído, dicen que tendré hasta cuatro minutos después de la separación, así que pregúntame si me duele, pregúntame si veo una luz blanca o putos ángeles o si sé el secreto de la vida y el universo.
—Ay, Dios, Ricky. ¿Separación? Hombre, esto está mal.
Ricky agachó la mirada y asintió. Luego me vio de nuevo y esta vez había lágrimas en sus ojos, y comprendí que tenía que ayudar a mi amigo, sin importar cuán jodido fuera el asunto.
Nos sentamos por un tiempo en ese garaje antes de la muerte de Ricky. Él había hecho todas las preparaciones. Lo había planeado todo, hasta el lugar en donde aterrizaría su cabeza: en la antigua cama de Rukus, su perro. Rukus, el perro que había sido su único otro amigo.
Ricky arrimaría su cabeza en la guillotina viendo a la derecha, como si estuviera acostado de lado en una cama. Yo me sentaría frente a él para comunicarnos.
—¿Sabes? Mi vida fue mejor por ti. Nunca te lo dije. Me da pena, y no soy bueno para expresar mis emociones, pero haberte conocido desde la escuela hizo que toda la mierda por la que pasé fuera tolerable.
Mis ojos estaban tan llenos de lágrimas que estaba a punto de colapsar, así que no me atreví a contestarle.
Irreal, así se sintió cuando Ricky se arrodilló ante la guillotina, se acostó y giró la cabeza. Acomodó su cabeza gentilmente en la base de su artilugio hogareño. Luego, antes de que pudiera parpadear, la maldita cuchilla diagonal destelló justo cuando Ricky dijo: «Gracias».
Durante unos segundos extraños, la cabeza de mi amigo yacía en la cama de Rukus, y sus ojos abiertos miraban los míos. Ojos no inertes. Mis ojos castaños se entrelazaron con sus muy vivos ojos negros.
Ignoré conscientemente el resto de su cuerpo, pero podía ver periféricamente el sangrado del tronco de su cuello y el centro blanco de su espina dorsal. Mis manos temblaban y me obligué a limitarme a los ojos de Ricky.
—¿Me puedes escuchar?
Ricky parpadeó una vez para decir que sí.
—¿Te duele?
Dos parpadeos rápidos para decir que no.
—¿Me puedes ver?
Un parpadeo rápido.
—¿Ves ángeles o algo por el estilo?
Dos parpadeos.
—¿Se siente raro?
De nuevo, dos parpadeos para decir que no.
Entonces hizo una pausa y su boca se abrió paulatinamente, mostrando sus dientes, y a pesar de que se veía más como la mueca de un mimo, entendí que fuera lo que fuera lo que estaba sintiendo, era algo increíble a lo cual no había que temerle.
—¿O sea que no tienes miedo?
Dos parpadeos, y una vez más, su boca se abrió. Qué alivio.
De pronto, me quedé sin preguntas, pero aún nos comunicábamos. Ricky me veía a los ojos y era reconfortante, se sentía seguro, si es que tiene sentido. Luego los ojos de Ricky se cerraron y me preocupó que fuera el final, que se hubiera ido para siempre. Necesitaba pensar en algo, así que pregunté:
—¿Ya sabes el secreto de la vida?
Esta vez, sus ojos se abrieron más lentamente para parpadear una vez, y juro que su boca se movió como si hubiera tratado de hablar. Me incomodó, sabiendo que el habla no era algo que fuera capaz de hacer con lo que quedaba de su cuerpo, así que me apresuré a mi siguiente pregunta:
—¿Es algo malo? ¿Morir es malo?
Arrastró sus párpados dos veces para decir que no.
Para entonces, ya no tenía más preguntas, porque ya no había preguntas que importaran.
Después de eso, Ricky y yo cruzamos miradas y el tiempo pareció detenerse por nosotros. Hasta que sus ojos se ampliaron súbitamente y miró detrás de mí, y lo vi sonreír. Había algo ahí, algo que él vio que yo no podía ver, y fuera lo que fuera, era bueno.
Pero entonces Ricky hizo algo que no estaba dentro de sus instrucciones. Parpadeó cuatro veces antes de irse por siempre. Así de fácil, Ricky había muerto.
—¿Ricky? ¿Cuatro? ¡Por qué mierda parpadeaste cuatro veces! ¡Ricky!
Había contado cuatro parpadeos distintos, y mierda, nunca explicó que haría eso. Me sentía muy confundido, angustiado y, más que nada, mi corazón estaba roto por mi amigo.
Debí de haberme quedado viéndolo por un largo tiempo, porque cuando me levanté para irme, había oscurecido. Cuando encendí las luces de la cocina, vi un fólder en la repisa que tenía mi nombre.
Adentro estaba el testamento de Ricky y una carta.
«Me arrepiento de que nunca haya podido decirte lo mucho que tu amistad significó para mí. Gracias por haber sido amigo del bicho raro. Te amo. Cuatro parpadeos solo significan eso, te amo».
Ricky me dejó todo a mí: la casa —en donde vivo ahora— y cuatro mil dólares en efectivo. Después de pagar su cremación, mandé la mitad del dinero a un centro residencial para niños abusados y abandonados, y la otra mitad a un refugio local para animales. Fue lo menos que puede hacer por un sujeto cuya vida estuvo plagada de tristeza, y me imaginé que a Ricky le habría gustado."

viernes, 3 de septiembre de 2021

EL SÍNDROME ISMAEL SERRANO

(Ismael Serrano ensayando su cara de hostiable)

Ismael Serrano quería ser Sabina como Sabina quería ser Dylan. Quería ser cantautor, hacer canción protesta, ser poeta de clase..

La diferencia entre ellos (aparte de su manifiesta incapacidad como músico y letrista) es que Sabina y Dylan respondían a la ética de la canción protesta porque surgieron en un momento y lugar en los que tenían motivos sobrados para protestar. Aute cantaba al alba de los fusilados por el franquismo, Serrat retaba al régimen haciéndolo en catalán, Dylan daba banda sonora con voz desgarrada y reconocible a la lucha por los movimientos civiles y a la rebelión contra una guerra injusta en Vietnam, Victor Jara en Chile, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés..

Ismael Serrano sin embargo fue un quiero y no puedo, un remedo trasnochado y sin talento de Joan Baez en tío y de Chamberí. Un cantautor con problemas del primer mundo que como no tenía motivos para la protesta añoraba los de otros en el pasado. Y para hacerlo adoptaba la estética musical (ya que no podía la ética) de la nostalgia pacifista de los 70; Contra Franco se vivía mejor, papá cuéntame otra vez cómo corrías delante de los grises y todo eso.

Hace una década, a la sombra del 15M (que sí tenía motivos para la indignación y la protesta) surgió un movimiento estético a cuyos líderes se les fue la mano con la emoción de sentirse en un Woodstock a la española. Y se lo terminaron creyendo así que apostaron por convertirse en movimiento ético haciéndose agente político. Pero al igual que Ismael Serrano aquello sólo era una pose, un mayo del 68 impostado nostálgico de la primavera del amor, con esa nostalgia de lo que nunca jamás les sucedió tan bien cantada por Sabina (que pronto se distanció de ellos), esa añoranza de lo que no vivieron y les hubiera gustado experimentar solo que con las garantías y derechos actuales, la libertad de expresión de ahora y sin que los grises les pegarán (o al menos no muy fuerte para poder enseñar los cardenales en la reunión del comité de la fácul y presumir ante las chicas de héroes de la revolución).

Dicen hablar por abuelos de los que no se acordaron en vida y que no querrían que hablaran en su nombre (ya lo hicieron ellos cuando tocaba) y menos para volver a enfrentarnos. Para ello nos han dividido entre fachas y ellos, han resucitado a un Franco al que todos teníamos ya olvidado y han hecho bandera y prioridad de cosas tan importantes y urgentes como cambiar los nombres de las calles quitando los de perfectos desconocidos, que gracias a su gestión volvieron a ser recordados. 

Y han hecho todo esto con la crueldad de la juventud. Sin piedad. Sin tener en cuenta las consecuencias. Sin matices ni moderación. A saco. Desde el adanismo dogmático de creerse los liberadores de una sociedad necesitada de salvación, en posesión de una verdad que les asombra no veamos los demás tan clara como ellos. Déspotas ilustrados que se creen que deben sustituirnos paternalmente en nuestra capacidad de decisión dada nuestra ignorancia de cómo son de verdad las cosas, que han traído de nuevo el fanatismo discriminador mediante la falacia de lo correctamente político, la recuperación del inquisidor y el chivato o acosador que todos llevamos dentro, y la eliminación del opositor en las redes a falta de poder echar al mar al divergente que es lo que les gustaría. Y lo que es peor; nos han vuelto a enfrentar y a recuperar las dos españas que tanto nos costó superar. Y a falta de problemas reales, que la transición, el progreso y la socialdemocracia a la europea habían conseguido que sólo fueran recuerdos del pasado, se inventaron otros que hasta su llegada no existían; como la infelicidad por la falta de una república idealizada inexistente, o hacernos hablar un lenguaje absurdo e inventado contra toda lógica, o la opresión de los pueblos gallego, andaluz, vasco o catalán frente al tirano centralista, o la necesidad de criminalizar a los hombres de manera preventiva. 

Por su necesidad estética de sentirse soldados de una guerra de clases que ya no existía, de tener sus propias trincheras guerracivilistas, volvemos a estar enfrentados de nuevo los españoles. Como añoraban carreras ante los grises y gases lacrimógenos han contribuido a hacer el aire irrespirable y han alimentado al gólem del enemigo necesario para justificar su existencia. Ese es el pecado que menos les perdono; por su capricho dieron razón de ser al oponente que sin ellos no hubiera surgido ni existiría.

Dejadnos tranquilos. No le pidáis a papá que os lo cuente otra vez porque si lo hacéis os dirá que él ya no estaba en ese entonces que habéis idealizado, que él ya estaba en una España que se modernizaba a pasos agigantados gracias a haber dado el paso ejemplar de la concordia y al trabajo de los que de verdad sí se la jugaron ante los grises y en la cárcel o peor, no como vosotros que disfrutáis del privilegio de la queja lastimera impostada porque vivís en un estado de derecho que otros (a los que ahora hacéis de menos) construyeron.  

Sois muy pesados.

Y ya.