jueves, 25 de septiembre de 2014
EL CALCETIN
Siempre que preparaba la maleta para irse de vacaciones metía varios pares de calcetines en ella. Los elegía con esmero. Tenían que ser suaves y mullidos. Le daba igual el color. Total, no se iba a ver.. Pero eso si, no podían ser de licra ni de ningún material de esos cuyo roce le provocaba irritaciones en la piel delicada. Le gustaba que ocuparan bastante volumen enrollados en la maleta. Aquello era buena señal. Todo un augurio.
Luego se pasaba todo el verano en la piscina. Descalzo o con sus chanclas de moda de colores llamativos.
Y sin embargo a la vuelta del verano los había usado todos varias veces.
En aquella piscina tenía fama de sentarle bien los bañadores. Había incluso quien bajaba solo para ver aquella maravilla tan comentada. Un paquete como aquel bien merecía un vistazo o dos.
En uno de aquellos cruces de miradas la atracción surgió. En ambos casos los ojos se habían posado sobre otra parte de la anatomía de la otra persona antes de mirarse a los ojos. Ella llevaba un bikini amarillo limón que la sentaba de miedo elevándola el pecho de una manera muy sensual.
Se acercaron, tontearon, se tomaron algo juntos y decidieron subir a la habitación de él.
En el ascensor iba pensando en la mejor manera de sacarse el relleno para triunfar aquella tarde. Insistiría en hacerlo a oscuras para poder disimular mejor. ..De pronto se fijó en que el calcetín estaba en el suelo, enrollado, .. sintió vergüenza. Miró los números del elevador. Aún faltaban tres pisos. Ojala ella no mirara al suelo. Se daría cuenta. Notaba el rubor de su cara enrojecida. Pensó en dar a la bola de lana un empujón ligero con el píe..
Entonces ella se adelantó, y agachándose recogió la prenda. ¡Horror!
- No te preocupes. Es mío- dijo. Y sin ninguna discreción volvió a colocárselo en el sujetador.
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