martes, 20 de enero de 2015

FRASES QUE MUEVEN EL MUNDO

(Eso lo hago yo y con una sola rueda)

Tras analizar la semana pasada en nuestro programa la influencia que ha tenido a lo largo de la historia la frase "A que no hay güevos para.." y dada la masiva llegada de muestras de adhesión y de sugerencias en forma de correos electrónicos, tuits y llamadas que han colapsado nuestra centralita, la dirección del programa ha decidido dar continuidad a la iniciativa con este nuevo espacio que dedicamos esta vez a la expresión "Eso lo hago yo".

Desde las orillas de la infancia nos vuelve a todos el recuerdo de aquella vez que viendo a alguien admirado por su habilidad en una u otra disciplina dijimos "Eso lo hago yo" con el aplomo y la convicción que dan tener nueve años. 
Esa gimnasta olímpica que lanzaba al aire el aro que rebotando volvía a ella por el efecto del giro sobre el tatami, ese vaquero que retornaba a su funda su colt con un giro chulerrimo, ese globetrotter que hacía girar sobre el dedo la pelota, ese cuadro de un pintor famoso del que decías cuando niño "Eso lo hago yo"...

Existen ejemplos en la historia de grandes "esolohagoyoers"como el de Fenimore Cooper, el conocido escritor norteamericano famoso por la serie de novelas "Leatherstocking tales" con su "El último mohicano" como cúspide (Absolutamente imposible de leer digan lo que digan los yankis). Se cuenta de él que harto de leer novelas mediocres en su tiempo un día se dijo "Esto lo hago yo.. y mil veces mejor" y a la edad de 55 años se puso a escribir su primera novela (Anécdota real que te lo juro yo por mis muertos más frescos). 

"Eso lo hago yo" como vemos, y contra el prejuicio que podamos tener en la cabeza, no es solo característica propia de la idiosincrasia española (Igual que "A que no hay güevos para.." no lo era de los vascos solamente como quedó demostrado en nuestro número anterior). Y sin embargo los españoles hemos sabido llevarla a las más altas cotas. 
Nadie como un español para envalentonarse ante algo que "en su puta vida había hecho antes" (en castellano en el original) y decidir así "por sus santos cojones" (Ibidem) que "eso no es tan difícil, lo hace cualquiera y es más te lo voy a demostrar ahora mismo haciéndolo yo en este mismo momento, sin red ni entrenamiento previo y mucho mejor que ese gilipollas. Y si no al tiempo. Vas a ver" (Frase sacada del reglamento de la federación española de chuloplayas).
Cuentan los viejos del lugar que hay incluso quienes añaden tras la frase algún tipo de gesta que aumenta la dificultad del tipo "..y con los ojos cerrados" o "..y con una mano atada a la espalda"

¡Qué grandes momentos ha dado "Eso lo hago yo" a la historia del ridículo y la "hostiabiendá" ¡Cuánto le deben los programas de vídeos de guarrazos!

Ese espíritu de reto que conlleva, ese complejo de superioridad que se lee entre lineas, transparenta. Esa falta de filtro en la cabeza que se adivina en su utilización, esa inmadurez tan nuestra que evidencian esos términos usados en el momento justo, esa prueba de hombría intrínseca que al español se le supone, y más si está entre varones.. y más si ha habido alcohol de por medio.. y más cuanto más absurda sea la prueba..y más si hay féminas mirando.. y más si son extrajeras.

Esas cuatro palabras se han constituido en varios momentos de la historia en auténticos motores si no de la I+D sí al menos de un cierto sentido de la experimentación empírica en carne propia que los españolitos llevamos en los genes. Verdadero motor del mundo.
No en vano cuenta la leyenda apócrifa que en realidad Colón sí que sabía de los anteriores viajes al nuevo mundo hechos por los vikingos y que su verdadera motivación fue "hacerlo mejor y más rápido que ellos".

Y es que a nosotros nadie nos enseñó nunca que en la gimnasia rítmica lo difícil no era hacer volver el aro, en las pelis de vaqueros hacer dar vueltas al revólver ni en el baloncesto girar la bola sobre el índice... Y así nos va.


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Para la próxima entrega estudiaremos en profundidad la expresión "¿Que si se jugar al mus? dice.."

Y ya.

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