viernes, 23 de enero de 2015

LA CEGUERA


"Querido hermano Aurelio.

He sabido de su reciente recaída y me ha parecido buen momento para dirigirle unas líneas en la esperanza de que le reconforten el ánimo en estos momentos de enfermedad.

Es posible que ya no se acuerde de mi, tantos han sido los alumnos que por sus manos han pasado en todos estos años. Quizás me recuerde por mis travesuras, en las que tantas veces me descubriera en el Colegio allá en Gijón. Soy Gutierrez. Para usted "Fini", el pequeño de la saga que le hizo la vida imposible durante tres generaciones.

Le escribo para agradecerle sus desvelos en aquella época de mi infancia y en el proceso de mi educación. Ayer me acordé de usted precisamente. Tuve mi revisión anual de la vista y de nuevo el optometrista me ha vuelto a confirmar que para mi edad tengo una buena visión. Tal vez unas dioptrías de más, algo de vista cansada, pero nada que no sea normal en este momento vital. 

..Y por supuesto mucho menos de lo que podría haber sido.

¡Veo!...¡¡Y se lo debo a usted!!

Porque usted, hermano, influyó en mí, en mi carácter y personalidad, de manera acusada, y son muchas las cosas que le debo, pero de manera especial una vista aguda y penetrante.

Gracias a sus recomendaciones dejé de masturbarme compulsivamente como un póngido en celo a los trece años. Gracias a sus avisos acertados indicándome que me quedaría ciego si seguía por aquel camino de vicio y perversión dejé mis insanas manipulaciones onanistas y pude centrar mis energías en otros frentes más productivos. Gracias a sus desvelos por mi vista no soy un discapacitado visual que vende cupones en un kiosko callejero. Abandoné aquellos juegos insanos antes de que fuera tarde. Dejé de pelármela sin compasión en el momento adecuado. Practiqué la continencia dejando de machacármela de modo obsesivo siguiendo sus directrices. Por mor de sus justas advertencias abandoné aquella crápula costumbre y dejé de zurrarme la badana, de darle a la zambomba, de frotarme el níspero, de sacarle brillo al manubrio, de tocarme, de hacerme gayolas,..

..Y como puede ver ya no es un tema que ocupe ni un segundo de mis pensamientos, ni me obsesione en modo alguno, ni me haya generado uno de esos traumas de los que tanto se habla.

Y además veo bien qué es más de lo que pueden decir todos esos pajilleros gafotas qué tanto se ven por la calle.


Y así hoy día puedo presentarme ante usted como el ciudadano ejemplar en que me he convertido. Libre de todo pecado "manual" y sin el asomo de ceguera que todos estos años he temido como amenaza suspendida sobre mi salud óptica como espada de Damocles. Tan solo pequeñas distorsiones fruto sin duda de mis pajas antes de recibir sus admonitorios consejos al respecto.

Gracias por ello hermano.

Suyo afectísimo, deseando su pronta recuperación se despide un agradecido y vidente antiguo alumno suyo.

Andrés Gutierrez
Promoción del 78.

Postdata: Lo que nunca conseguí explicarme es por qué tanto el hermano Sebastián como usted mismo tenían aquellas imponentes gafas de culo de vaso y pasta negra."

(Gracias Alberto, por la inspiración)


2 comentarios:

  1. Estimado Ford Gutiérrez, no sabes la suerte que tuviste de caer bajo la protectora capa del Hermano, te lo digo desde mi posición de gafotas "crónico"... aunque siempre tendré la duda de mi pequeña discapacidad visual procede de afilármela inconscientemente y sin la supervisión de ningún hermano Aurelio o de las tres veces que la Muerte Blanca quiso llevarme con ella cuando decidí poner freno a mis instintos onanistas... Quién sabe... Que la fuerza te acompañe, amigo.

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  2. Gracias sean dadas al Señor por tu retorno a la senda de la castidad y a la practica del correcto sentido del amor propio.

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