martes, 22 de julio de 2014

LA ESCENA DEL CRIMEN


Nada más verlo aquello le pareció al detective Mulligan el caso más extraño de suicidio que hubiera visto nunca. Había algo muy raro. Faltaba un móvil y la forma elegida era ridícula, difícil y desconcertante. 

El gordo aquel yacía sentado apoyado en la pared de la cocina de su casa. Había muerto electrocutado. Aquello era evidente. Aún salía humo del pelo en su cabeza y una quemadura negruzca en las yemas de los dedos índice y corazón de su mano derecha indicaban claramente por donde había entrado la corriente que le atravesara saliendo por la otra mano agarrada aún a la tubería. Sus chancletas eran aún más absurdas en la muerte. Su camiseta manchada de pizza y sus calzoncillos enormes de cuadros daban a la escena el toque entre cutre y surrealista que la faltaba. A su lado la caja con el pedido estaba abierta y faltaban varios triángulos. Una de las porciones resbalaba por la barriga del interfecto como si de un tobogán se tratara. Mulligan no dejaba de imaginarse al individuo sujetando con los dientes el trozo de Cuatro Quesos mientras se suicidaba de aquella estúpida forma ¿Era acaso el último sabor que había querido tener en sus papilas?

Porque de que se había matado a sí mismo no había duda. No cabía forma alguna de que aquello hubiera sido un accidente. Había tenido que meter los dedos en el enchufe adrede, ..pero ¿por qué hace alguien eso?





Para no contaminar la escena buscó con el extremo del bolígrafo más señales que le aclararan aquel galimatías, y entonces, mientras el detective le levantaba con la punta la barbilla sin afeitar, el cadáver resbaló de lado por la pared. Desde su posición en el suelo los ojos muertos le miraban. Entonces se fijó en que la figura había estado sentada hasta ese momento en la misma postura que había caído al recibir la descarga. Y que bajo su fofo culo había un lápiz y una nota en la que había garabateado un texto..

"Únicamente impulsado por el deseo de mejora personal continua y de incremento del conocimiento de mí mismo y de mis propios límites me embarco en un nuevo reto de investigación. Esta vez pondré a prueba mi resistencia en beneficio de la humanidad con la intención de probar que el ser humano aún no ha alcanzado el techo para el que su creador lo diseñó en la noche de los tiempos. No hay interés espurio en mis motivaciones. No hay sino preocupación por el bien común en mis actos. Mentiría no obstante si no dijera que albergo cierta esperanza de obtener gloria y fama con mi heroicidad llevada a cabo en pro de la bandera de la iluminación de mi especie, del avance y del progreso. No se vea en ello el ego del fatuo sino el ansia de pasar a la posteridad del buscador. Sean los resultados de mis experimentos mi legado.

Me dispongo pues, como cobaya humana voluntaria que soy, a demostrar la tesis que sostengo y las conclusiones a las que tras sesudas reflexiones he llegado. Sea todo mi esfuerzo en aras de la raza humana que así se verá beneficiada. Y de las generaciones venideras.

Loor y gloria al explorador del funcionamiento del cosmos, al perseguidor de teorías y pruebas empíricas. Sea reconocido con parabienes y homenajes quien de este modo tan altruista se presta para la experimentación en el laboratorio que es el mundo y la vida misma. Es gracias a gestos como el que me dispongo a llevar a cabo que se produce el avance y se sustenta la ciencia.

..Allá vamos."

.. Pues fallaste ... gilipollas. - Murmuró Mulligan para sus adentros.



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