A pesar del apodo que le habían puesto en jefatura, al "loco" Mulligan no le gustaba ni pizca el lugar al que le había llevado la última pista que estaba siguiendo. Para el detective por mucho que lo quisieran disimular aquello era un maldito manicomio. Punto. El cartel a la puerta lo intentaba suavizar con poco éxito. Un almibarado "Sanatorio Mental Grimmtale" quería disimular lo que era: un frenopático. Pero las voces lastimeras que salían por entre los barrotes de las ventanas no mentían. Aquel hilo del que estaba tirando había guiado sus pasos hasta el lúgubre edificio ajardinado de la esquina de la quinta con Anderssen en el barrio sur de la ciudad.
- Pues no, teniente - dijo el director del establecimiento- no tenemos ningún paciente de las características que me indica. Y mire que tenemos cosas raras. Si yo le contara.
- Pues no se prive. Cuente.. cuente.. que puede venirme bien la información para mi investigación.- aguijoneó Mulligan con la sabia profesionalidad retorcida y morbosa que tantos éxitos el había dado recabando datos en sus casos.
- ¿Tiene un rato?.. pues ahí van:
En esta institución tenemos a algunos de los enfermos más curiosos de la historia de la psiquiatría moderna. Están, por ejemplo, los hermanos Elmer: Hans y Gret Elmer. La única pareja conocida que sufre lo que llamamos una paranoia compartida. Una alucinación colectiva en pareja.. familiar.. Dos gemelos obesos mórbidos que sufren un desarreglo alimenticio que les impide parar de comer hasta el punto de que ya no se pueden mover de su habitación y sus camas. ¡Lamen y muerden las paredes, y en sus delirios hablan de una "presencia" extraña que les está "cebando"!.
O ese otro... John Hunter.. No es su verdadero nombre, sino el que el personal le ha dado. El suyo no lo conoce nadie. Un vagabundo que fue internado en nuestras instalaciones traído desde los servicios de atención social. Diagnóstico: Estrés postraumático. Aún no hemos logrado saber con exactitud lo que le sucedió realmente. Hemos intentado reconstruir su historia con los pocos trozos de la misma que nos deja entrever. Debió tratarse de algún tipo de militar, mercenario, sicario o algo similar.. Cuenta que en una ocasión le hicieron el encargo de matar a alguien y traer su corazón como prueba, .. pero no pudo al ver que se trataba prácticamente de una niña y lo sustituyó por el de un animal. En otra ocasión dice haber tenido que abrir a una bestia (un perro, un lobo.. o algo parecido) que se había comido a una niña y su abuela y haberlas sustituido por piedras.. No se sabe qué parte de sus pesadillas nos dicen cosas reales y cuales inventadas.
- ¡¡Como para no pasarse de rosca!! - apuntó Mulligan.
- Y le hablaría de Blanch, la joven de la 213. Sufrió malos tratos de niña. Ya sabe, la historia de siempre. Padre viudo. Nueva reina en la casa.. Curiosamente todo empezó cuando la nueva esposa le regaló un Ipad. Es el caso más exagerado que nunca he visto de dependencia de las nuevas tecnologías. Es como un envenenamiento. Cayó en una depresión que la tiene postrada a todas horas.. adormilada.. mirando al techo.. como esperando no se qué.
O ese italiano.. no recuerdo el nombre "Olmonce", "Fresnueve" o algo así. Un caso sumamente curioso de doble personalidad y bipolaridad. Por un lado un rígido moralista autoexigente con sentimientos de culpabilidad y por otro un libertino mentiroso compulsivo. Tiene episodios maniaco-depresivos en que se encierra en si mismo y a veces se autolesiona repitiendo sin parar "..ya soy humano.. ¿y ahora que? ..ya soy humano.. ¿y ahora que? ..ya soy humano.. ¿y ahora que? ..ya soy humano.. ¿y ahora que?"
Habría miles de casos.. pero no quiero aburrirle. Sin embargo nada parecido a ese.. ¿Cómo ha dicho que se le conoce?
- "Little thumb"
- No. Pues no tenemos a ningún paranoico tan curioso. Y créame que me gustaría estudiar al sujeto. Una manía persecutoria que facilita a sus perseguidores la tarea dejándoles miguitas de pan.. ¿Y no será simplemente algún tipo de autismo que tan solo está dando de comer a las palomas?
- En todo caso este parece el lugar indicado. Si un paciente como el que le he descrito acabara en su hospital ¿Me llamaría?
- Cuente con ello.
- Cuento.. cuento..
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