A la caza de errores en cosas que creemos habitualmente a pies juntillas un grupo de expertos se ha reunido para dar forma a un ambicioso proyecto: son los FAKE-HUNTERS.
Tienen la sede de su entidad en Zamora y desde allí asumen el arriesgado reto de tirar por los suelos ideas que han sido aceptadas durante siglos sin ninguna prueba.
Este aguerrido equipo se compone de un albañil en paro, Carlos, una dependienta del Carrefour a media jornada, Ana, y un informático especialista en montaje de redes domésticas (que le pone el punto científico al asunto) llamado José Alfredo. Les une su amor por descubrir falsedades y prejuicios dados por verdaderos por la gente normal (es decir los No-freaks)
Uno de los primeros campos en que han decidido poner a prueba su escepticismo y sus racionalistas teorías ha sido el del refranero popular.
Con ese objeto los tres han sometido a sus cuerpos a extremas situaciones a través de las cuales han conseguido demostrar que la mentira estaba a menudo tras axiomas tenidos como dogma hasta su llegada.
Sin ir más lejos el pasado noviembre asumieron la peligrosa tarea de poner en entredicho que "Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo", para lo que primero entraron en la wikipedia para averiguar lo que era un sayo. Tras ello iniciaron un debate en las redes sociales hasta que alguien les aclaró lo que se quería decir con la críptica referencia a esa fecha inexistente. Por último un 13 de Noviembre los tres se pusieron encima de sus ropajes la citada prenda de abrigo y se juramentaron no quitársela desde entonces para nada hasta el día 9 de Junio del año siguiente.
Al principio de su experimento todo fue bien, tal vez algunas incomodidades a la hora de dormir y de asearse, pero llegada la primavera y con ella los primeros calores la situación empezó a hacerse insostenible y llegó un punto en que se hizo insoportable.
Para Ana el experimento acabó cuando un 21 de mayo cayó desmayada y en la ambulancia hubo que cortar su ropa para acceder a ella y poderla reanimar. 7 meses de no quitarse el sayo impidiendola ducharse hicieron mella en el equipo médico que se negó a tratarla hasta después de una sesión de enjabonado.
Sus dos compañeros sin embargo hicieron honor a su juramento y no se quitaron el sayo hasta el 40 de mayo dejando acreditado y suficientemente demostrado que el refranero popular no tenía sentido alguno en aquella aseveración.
Sus conclusiones han sido recogidas en la obra "Nos han mentido- ¿Que hay oculto tras el refranero? -La conspiración y el control en la sombra" que ya ha tenido una venta de dos ejemplares.
Y ya.
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