lunes, 23 de junio de 2014

EL PROBADOR DE SEÑORAS


Tantos años pensando que era una profesión y resulta que era un sitio. Que desengaño.

Me pasé la infancia creyendo que había gente que cuando acababa sus estudios y aprobaba la selectividad se matriculaba en la facultad para estudiar para serlo de mayor. Pensaba en cuales serían las asignaturas a cursar, los baremos con los que se cifraría la calidad de las señoras, los sistemas de comprobación y verificación utilizados, el protocolo a seguir para la obtención de una certificación, el sello y el logotipo que se usaría para dar el placet por el consultor/probador...


- ¿Y usted, en qué trabaja?

- Pruebo señoras.
- Ah, muy bien..
- Ya sabe.. alguien tiene que hacerlo.
- ¿Y que tal?
- Bien. Hay de todo. Últimamente está la cosa muy malita. Ya sabe, la crisis.
- Pues estaba pensando yo en homologar la mía, que se está poniendo Bruselas muy tiquismiquis y el día menos pensado tengo una inspección y no la tengo pasada.
- Pues nada, ya sabe, cuando usted quiera.. aquí le dejo mi tarjeta.


Otro día hablamos de idiomas pues el otro día me enteré de que el búlgaro no es una parte del cuerpo de la mujer sino una lengua vernácula propia de Bulgaria y de su habitantes.. cuando en respuesta a un anuncio de prensa que rezaba "Se enseña el Búlgaro" -al que acompañaba una dirección-, me presenté y, para mi sorpresa.. era un idioma (más viejo que el de "Mistetas", ¿eh?).

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