lunes, 30 de junio de 2014

TEOREMA DEL MEGÁFONO (o del portero de discoteca)


En España basta que a un gilipollas le dejes usar un megáfono para que se venga arriba y se crea alguien con poder. Dar a un sujeto un megáfono en un acto público supone un reconocimiento de estatus por parte de quien lo entrega ("Di tú las cosas que eres todo un líder") y una responsabilidad enorme para las espaldas del recipiendiario del megáfono, que desde ese momento se sabe en la obligación de cumplir con un deber sagrado encabezando algo (una subida a un autobús, un recorrido turístico, la organización de un grupo para que no se pierdan, una manifestación..)

El megáfono es una metáfora de algo más amplio: el poder. Pero no el poder de verdad..sino el cutre.


En este país si le das a alguien un elemento simbólico que conlleve capacidad de influir en la vida de los demás, por pequeña que sea esta influencia (Verbi gratia un mostrador de atención al público, una puerta de una discoteca, una administración de un foro.. ), el susodicho se crecerá y se producirá la "curva inversamente proporcional de Hoschins", consistente en que.. a más ínfimo que sea el puesto, el poder, o la capacidad de influir en los demás,.. más gilipollas, insoportable y soberbio se volverá el estúpido que lo ostenta.


Resulta que quienes tienen verdadero poder (entendido como capacidad para influir positiva o negativamente en las personas, .. los que te pueden salvar, ayudar o joder) lo usan -vaya si lo usan- pero sin presunciones chonis. Su soberbia se demuestra de otros modos. 


Sin embargo los simples, en cuanto tocan pelo, tienen que demostrar que pueden hacer daño, que, por mínima que sea su autoridad, te tienen agarrado por los huevos, aunque sea momentáneamente.. y no pueden evitar ejercer esa tiranía patética y puntual. Les da gustirrinín... Y es que hay quien por poco poder que tengan lo tienen que demostrar a lo grande.. jodiendo.


Por eso es tan frecuente que un imbécil te haga pasarlas putas en la inspección de la ITV por una gilipollez menor. Se regodee haciéndote sufrir,.. para que veas que puede hacerte daño si quiere. O que ese funcionario, que no debe tener otra cosa que hacer en ese momento más que tocarte los cojones, te pare un expediente por una cuestión tan menor que roza la prevaricación y te llame para pedirte que en una hora esté metida por registro una modificación que cambia una palabra sin ninguna importancia del formulario. O ese otro que te hace esperar adrede solo para dejar claro quien manda. ..¿Y qué me dices del operario que viene a casa y te hace pasar las de Cain gratuitamente en lo que te da un presupuesto? ¿O el que no cumple los plazos sin importarle si a ti te hace la cosca o no, solo para dejar claro quién tiene la sartén por el mango? ..


Que es que, como siempre, nos hemos ido al extremo contrario y nos hemos pasado del servilismo lamesuelas y pelota del empleado de hace años al reino abusivo del último pringado (que la única forma que tiene de salir de vez en cuando de ese estado es hacerte ver que en ese minuto tú estás por debajo de él o ella, que dependes de su existencia, de su saber hacer, de sus decisiones..).


Y es que debieron pasar infancias muy tristes siempre acojonados por los abusones en el patio porque sino no se entiende carácter tan mezquino y miserable, tiranía tan patética y abyecta, vileza tan cutre. Y es que somos así. Hay quien tiene vidas tan grises que necesita proyectar en los demás la poca autoestima que le queda con forma del "daño" que te puede hacer por que puede.


No hay comentarios:

Publicar un comentario