lunes, 9 de junio de 2014

NENIKEKAMEN


¡Hay que ser gilipollas!. 

A eso se redujo la gesta de Fidípides. A correr como un venado más de cuarenta y dos kilómetros para morirse nada más llegar. Decir una frase chorras y palmarla. Que digo yo que en las dos horas y pico de carrera ya podía haber pensado algo más chulo, pero no. Va y suelta "Hemos ganado", y la diña. Que tío más guay.


Todo se puede contar más épico diciendo que cumplía órdenes, la disciplina sin pensar, obedecer hasta la muerte, la falange hoplita, los efebos desnudos y esas movidas..

.. que así tranquilizaba a los suyos, a sus compatriotas griegos que temían la invasión y sus consecuencias, que fue un esfuerzo ingente, que pasaría a los anales de la historia, que en su honor se levantarían monumentos,  que si la prueba olímpica en conmemoración de su gesta, que si la democracia ateniense y con ella nuestra concepción de civilización y nuestra esencia europea se había salvado, que si la filosofía, los valores occidentales nacientes..

 ... pero en realidad a Fidipides todas esas movidas se la pelaron. Él palmó extenuado, dolorido, seguramente descalzo y con unas pedazo ampollas que te mueres, sucio, oliendo a leches y lleno de polvo, sin poder beber el último trago de agua ni echar el último polvo en el que llevaba pensando desde treinta y nueve kilómetros atrás...


"Joder con el encarguito" -pensaría.- "¿No me merezco un descansín? ¡Que llevo luchando desde hace horas, coño!"


Nada que ver con las románticas representaciones de un hermes lampiño y limpio coronado de los laureles de la victoria... No.. hablamos de un soldado de infantería (si no un esclavo) al que se dio una orden absurda y la cumplió dejando en ello su vida.


¿Que no había un carro? ¿Caballos? ¿No se podía esperar al día siguiente? ¿No se podía haber establecido un código de señales?¿Unas postas? ¿Una linea de mensajeros?


Que no estaban tan lejos si del campo de batalla al lugar en que la palmó solo había 42 kilómetros..


...digo.

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