miércoles, 29 de octubre de 2014

MIEDOS-MODAS


A mi ya me tenéis acojonado. No sigáis insistiendo por ese pitón. Que es que cada vez que abro un periódico me cago de miedo. Conmigo ya lo habéis conseguido.

..Y no. A pesar de las fechas mi ida de pinza no va sobre Halloweeen. Por mi parte se pueden meter todas las celebraciones mortuorias (paganas y religiosas) por el orto. la única que en mi opinión merecería la pena sería una en la que nos juntáramos todos los de la familia para honrar a nuestros muertos celebrando su vida y lo que llevamos de ellos en nosotros emborrachándonos como piojos a su "salud". Una verdadera ceremonia de honor a los ancestros y antepasados. Tipo Vikingo. Cada uno con su creencia eso si. Desde el respeto. Pero con orgía incluida. En otro orden de cosas de haber una fiesta de muertos que mole esa es la mejicana con su mórbido colorido, sus calaveras de fantasía naif, sus velas y sus huesos comestibles. La forma que tenemos los españoles de conmemorar a "todos los santos" es triste y pesimista como un cielo encapotado. Y el parque temático nacional que se han montado los norte americanos para sus niños y para tener una excusa para gastarse el dinero me parece una horterada.


Pero no. Hoy se me ha ido la pinza con el poder de las modas y de la prensa. Hasta en la muerte.


¿Os acordáis de que antes, cuando críos en el patio del colegio, cada año algo nuevo se imponía y era obligatorio si querías estar en el rollo? Una temporada fueron las peonzas (que curiosamente una generación después volvieron en moda igual de volátil). Otra fueron las canicas, los cromos, las chapas, la comba.. Recuerdo un año en el que había que hacerse una especie de muelle con un fleje de colores si no querías quedarte aburrido en un rincón discriminado por no estar a la moda del recreo.


Siempre me maravilló que lo que el año anterior había sido imprescindible elemento de socialización (un "must" como se dice ahora) al año siguiente (o a los pocos meses) no solo era muestra de estar fuera de onda sino que se constituía en verdadera marca de reconocimiento del "pringao" de clase. Había que jugar a lo que estaba de moda en el momento que lo estaba. Jugar en otro momento era de bobos. Aunque el mes anterior fuera lo mas.


Ya ves. Llevamos esa idiota y ridícula idea en los genes. Luego claro, vienen las modas de adultos. Pero ese es otro tema.


Me preguntaba entonces quien decidía que algo se debía poner de moda y otra cosa no cada año.


La misma sensación tengo ahora con los miedos. Aunque creo tener claro quien decide cada temporada a qué toca que le tengamos miedo. Estoy en una fase de mi vida (la llamo "Caerse del guindo") en que atribuyo al mero interés económico más valor del que nunca creí que tuviera, y a los medios de comunicación más poder para influir en nuestras vidas del que pensé. Pues esa y no otra es la conclusión a la que llego. Cada año los medios deciden un objeto de nuestros temores y crean alarma a su alrededor. Y no lo hacen obedeciendo a malignos planes conspiracionistas del Club Bieldelberg, sino sólo, simple y llanamente por vender más y ganar más dinero. Definitivamente los medios tienen mucho más protagonismo en la forma en que se mueve el mundo del que creía, pero no por su influencia positiva como cuarto poder que limita a los gobiernos, no. Simplemente por vender más.


¿Vosotros también os habéis dado cuenta verdad? Lo que fue causa de pánico social, preocupación en la calle y foco de atención del legislador ocupando portadas durante meses con enormes titulares, a los pocos meses es asunto menor del que nadie se acuerda. Recuerdo que hubo un verano que la alarma se despertó por los ataques de los perros. Cada día nos desayunábamos con un nuevo y más horrible ataque que el anterior. Era como "Tiburón" pero en canino.Tal fue el alcance del pánico en las plazas y jardines que el propio gobierno hubo de tomar cartas en el asunto regulando las razas peligrosas.


En otras ocasiones el objeto de nuestro miedo han sido las mochilas abandonadas o los pájaros muertos en la acera. La gripe aviar y los posible atentados pusieron al rojo los teléfonos de urgencias esa temporada. Y las rotativas de los periódicos. Antes fueron el SIDA, la inseguridad ciudadana en los 70, los conductores suicidas en las autovías, el vandalismo callejero, los ladrones especializados en casas habitadas, el anisakis, los meteoritos, el efecto 2000, los terroristas que planeaban inmolarse en nuestra calle a nuestro paso, las mafias rusas, las colombianas, los violadores del ascensor, los asesinos de la baraja o del rol, la inmigración..


Cada época ha tenido su miedo-moda.


Este año los imprescindibles de la temporada primavera-verano han sido los pederastas raptores, los malnacidos estados islámicos degolladores y los negros sudorosos que, febriles, traían el ébola en los aviones para infectarnos a todos y atarnos a las tinieblas.


..O ese otro personaje, el tal Pablo Iglesias, que a juzgar por los rios de tinta "pantone- acojone" que ha hecho que se escriban debe ser el anticristro reencarnado en su propia salsa, el mal personificado recién salido de una novela de Stephen King.


El verano es tradicionalmente época de bajón en las ventas de periódicos y descenso en las audiencias, y sin embargo este año se han disparado batiendo records. El alarmismo sensacionalista es un género periodístico muy rentable.Yo ahí lo dejo..


Y ya.


#randydespertandodesusueño

No hay comentarios:

Publicar un comentario