Un tío sospecha que su mujer se lo hace con otro. Ella es una alta directiva de una entidad y el supuesto amante otro importante ejecutivo de la misma. Indignado va y les manda a los dos algunos correos electrónicos para que sepan que no se la han dado, que no le engañan y lo sabe todo. Pero estos se cabrean y la esposa ni corta ni perezosa se divorcia de él por esa desconfianza. No se conforma con eso y del cabreo que tiene le denuncia por injurias pidiendo para su ex incluso una pena de cárcel por la difamación y el ataque a su honor. En el juicio el acusado de ser su amante va como testigo y afirma bajo juramento ante la juez que apenas conoce a la señora. El acusado (el esposo) es absuelto, pero el tema llega a otra juez que finalmente le condena. El cornudo finalmente resulta además apaleado.
Nuestro protagonista (un mugriento detective privado alcohólico y sin casos) se queda sin embargo con la mosca tras la oreja y se pone a investigar por su cuenta. Con el tiempo y algunas pesquisas averigua que la segunda juez, la que decidió en aquel juicio condenando al marido tras ser absuelto, había sido compañera de partido del supuesto amante, un hombre poderoso, y que llegó a ser incluso compañera suya en altos cargos de la misma empresa en que trabajaban los dos eventuales adúlteros, a los que de haberlo sido de verdad la condena al marido dejaba libres para sus devaneos.
Un año más tarde se abre otra investigación por otros motivos, en este caso contra el hombre que había sido acusado del adulterio con la esposa. Durante esta se desvelan unos correos electrónicos íntimos que demuestran que la infidelidad existió realmente y que el marido tenía razón así que este les demanda pidiendo una indemnización y acusando al hombre poderoso de perjurio por mentir bajo juramento en aquel juicio ante la juez que había sido anterior compañera de los dos ofendidos infieles.
Esta segunda investigación contra el hombre poderoso que resultó ser amante de la esposa, es dirigida por un importante juez. En el transcurso de la misma este juez es acusado de estar siendo parcial contra el acusado que le demanda y es juzgado a su vez.
Entre los jueces que deben decidir sobre el futuro del juzgador juzgado está la magistrada que condenó al esposo inicialmente y ante el que el hombre poderoso mintió. Aquella que había sido de su mismo partido y compañera de la empresa del amante investigado. El juez que está juzgando al hombre poderoso es finalmente inhabilitado por 17 años..
Joder. La estoy releyendo y me parece que me he pasado. Es liosa, un poco rebuscada, artificiosa e increíble. En la vida real esas tramas tan complejas no pasan (ahora es cuando vas y pinchas en este enlace)
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario