jueves, 13 de febrero de 2014

CONTROL MENTAL


A pesar de sus trece años largos al frente del departamento de homicidios el detective Mulligan estaba asombrado. Ni siquiera Phill Donahew, a punto de jubilarse como forense de la ciudad, había podido disimular su sorpresa. Ambos miraban aquella cama preguntándose qué había pasado allí. El teniente se rascaba la coronilla ladeando ligeramente su sombrero mientras fumaba, o más bien mascaba sus restos, la colilla de un puro que asomaba lánguido por la comisura derecha de su boca. La corbata floja. Con la otra mano sujetaba su pequeña libreta sin saber que anotar en ella exactamente..

La cama era lo único en aquella habitación que estaba limpio. Deshecha pero limpia. No había duda de que algo o alguien había estado allí. El resto de la habitación estaba salpicado de restos humanos y manchada de sangre como si hubieran regado un cadáver descuartizado en millones de pedacitos con una inmensa manguera por las paredes y techo. Y sin embargo no había un solo trozo reconocible como parte de alguien cuyo cuerpo intentar conectar a un nombre. El pedazo más pequeño no llegaba al tamaño de un diente. En todo caso no era difícil identificar el cadáver. El único problema era que no había cadáver que identificar. Todo aquello era lo que quedaba de Mary Ann Gallager. Aquella era su habitación y aquella era su casa.


Se oían las voces amortiguadas de los agentes en los pasillos. Estaban a las puertas de las casas vecinas preguntando a la gente si había oído algo la noche anterior. La familia de la desaparecida estaba desolada lógicamente.


- Era una persona muy tranquila. Nunca daba problemas.

- En una ocasión la atracaron en el portal del edificio y el ladrón cuando lo detuvieron no dejaba de reírse porque lo único que había acertado a decir Ann había sido "Caramba, que mal me viene que me robe usted ahora".
- Una vez tras estar a la cola de la venta de entradas para un concierto una noche entera durmiendo en una silla para dar una sorpresa a su hija, cuando llegó a casa y se las regaló de cumpleaños la niña le dijo que ya no le gustaba ese cantante y ella dijo plácidamente "No importa cariño" y las tiró a la basura.
- y ¿os acordáis como cuando algunas mañanas pisaba la mierda que el perro de los Jameson deja en la acera frente al edificio al salir a trabajar? ¡Que manera tan graciosa tenía de decir aquello de "Vaya por Dios. Otra vez. Leches"!
- En el supermercado ayer mismo decía todo modosita "Que fastidio que hayan vuelto a subir la luz, y los impuestos, y el gas, y la gasolina.."
- Cuentan - dijo la chismosa de la portera animada ya por el grado de confidencias- que en una ocasión pilló a su marido con la bailarina de striptease del 5º A en la cama y sólo dijo "Recórcholis Tom. No me esperaba esto de ti", antes de cerrar la puerta y salir de la habitación.
- Yo la vi ayer mismo en el autobús cargada de bolsas. Un chiquillo maleducado no sólo no la cedió el sitio sino que se burló de ella. La oí decir "Vaya. Otra vez de pie. Que mala suerte".
- Cuando la despidieron en Noviembre de la empresa se comenta que la eligieron a ella porque sabían que no se iba a quejar. Larry, mi marido, que es amigo de su antiguo jefe, me ha dicho que lo único que dijo tras veinte años en ese puesto fue "Lástima".

A la puerta del apartamento una vieja esperaba que todo aquel barullo acabara para entrar a limpiar. Desde su mirada cansada, como el resto del cuerpo, apoyada en el mango de su escoba, se la oyó decir.


- Tanto tiempo conteniéndose.. Esa mujer simplemente explotó.


.. Y ya.

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