jueves, 6 de febrero de 2014

LA DELGADA LINEA ENTRE MOLAR Y QUEDAR COMO UN GILIPOLLAS

Hay personas dotadas de la particular habilidad de sobrepasar esa linea siempre. Gentes, los gilipollas, entrenados en el noble arte de cagarla.. o mejor aún, talentosos patanes que la cruzan de forma natural. Sin quererlo.

Se trata de ese imbécil que pudiendo quedar bien (e incluso molar a veces) prefiere ser recordado para siempre como el idiota que dijo la palabra inconveniente en el momento adecuado (o mejor dicho en el más inadecuado).. o ese que pudiendo quedarse callado o quieto prefiere abonar el mundo con sus cagadas innecesarias.

Son esos que le entran a una chica saludando correctamente y añadiendo al final la coletilla que lo estropea todo (por ejemplo decir nena. ¿Te puedes imaginar mayor gilipollas que el que saluda y dice nena? ¿De donde salen? "- Hola, ¿eres de aquí, nena?").

Ese vendedor que no entiende que no tiene que hacer su show pues ya tienes decidida la compra y aún así te lo coloca porque para eso fue a un curso de ventas en que le dijeron lo del argumentario y esas chorradas.

- Me quería llevar esa televisión.
- Hola, soy Jorge. Veo que tienes buen ojo y te gusta lo bueno ¿me dices tu nombre para dirigirme a ti? un buen aparato. Dolby surround, smart TV, conexión wireless,.. y está muy bien de precio
- Vale pues ya no la quiero. Gracias.

A veces la linea se cruza no con palabras sino con gestos o elementos físicos. Es como escribir. A veces lo recargado y exagerado hace que un texto, que podía ser bueno, sea malo por difícil de leer. Y la linea no siempre es clara. Y el gilipollas se la pasa.

Una postura correcta o un argumento verdadero o justo pierde la razón si se defiende estrambóticamente o con afectación, o con agresividad. Una moda chula si se exagera resulta ridícula. Un coche tuneado para personalizarlo queda fatal si el faldón o el alerón son unos centímetros mas largos de lo que deberían o el color de la pintura es un tono más llamativo de lo debido. Un cuerpo mazado puede ser bonito pero uno sobre musculado es penoso. Un tatuaje fino o un cuadro que te cubra la espalda. Ir oyendo música con los cascos mola si la oyes tu solo, unos decibelios de más te hacen quedar como si fueras bobo. Una tía elegante pierde la clase por una plataforma un poco más alta de lo debido o un maquillaje exagerado. Y así mil ejemplos.

¿Donde esta la linea que separa lo molón de lo gilipollas? No está en la moderación (pues entonces no se mola), y menos aún en la ostentación o el barroquismo.

Si esto fuera un blog serio aquí vendría lo de "estar contento con uno mismo", "pasar de la opinión de los demás" y esas chorradas pero como va de reírse nos pasamos esto de momento por el f**** d* l** cojones (algo me dice que he ocultado la parte de la expresión que no debía) para frivolizar y partirnos el ojete.

No amigos. La linea exacta entre molar y quedar como un idiota está en...redoble... LA MODA.

La moda es el conjunto de parámetros estéticos que deciden unos malvados borrachos y puestos hasta el culo de crac y cocaina en una orgia en Nueva York cada 28 de Diciembre de cara al año siguiente. Allí juegan al famoso juego de "A que no hay güevos" (Versión neoyorkina del castizo "¿Qué te juegas a que..?") y que consiste en apostarse que cada uno logra hacer que un número ingente de personas haga algo completamente estúpido y sin sentido que nunca habrían hecho si no fuera porque estos maniacos lo han decidido.

De esta manera se mueve la linea que separa la gilipollez del molonismo a su antojo y lo que hasta hace poco era claramente de idiotas ahora resulta ser cool. Lo toca todo. Lo contamina todo: los colores, los tamaños de las cosas, las palabras..

- ¿Qué te juegas a que hago que este año se lleven los tirantes? (o tatuarse los ojos, el sexo con hamsters o los tobillos gordos..)
- Ni de coña.
- ¿Que no?

A ver si algún año aciertan y ponen de moda decir al final de las entradas para ligar "nena". Molaría.

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